Ojalá saber lo que pasa por esa cabeza, por esos tristes ojos negros donde no cabe el orgullo, el resentimiento, la malicia. Cada ladrido esconde un ansia muda y cada paseo un aprecio enorme. Te envidian perro, te envidian. Te odian y te aman a la vez por saber contar sin palabras, por pedir perdón sin bajar la mirada, por decirlo todo sin ser nada, por ser tan aborrecido por todos sin ser orgullo, sin ser resentimiento, sin ser malicia.

«Muchas mascotas han sido devueltas tras uno o dos años de su adopción»
Guillermo Pérez ha dedicado parte de su vida a el cuidado de perros y gatos. Se