La Facultad de Geografía e Historia de la ULL celebró ayer, 25 de octubre, las Jornadas de Conmemoración del Centenario de la Revolución Rusa con la charla del profesor José Maria Faraldo Jarillo. El tema a tratar fue La Revolución: historia y memoria, acorde a sus trabajos de investigación.
El doctor en Historia Contemporánea de la Universidad Complutense de Madrid comenzó por analizar qué criterio impera hoy en día sobre los sucesos acaecidos en el año 1917. Tras una exhaustiva revisión, esta ha dado como resultado la publicación de su libro La Revolución: historia y memoria que comenzó hace 25 años, cuando aún era estudiante. Con un talante provocador, Faraldo declaró que “siempre se empieza diciendo que este hecho es uno de los más importantes del siglo XX, pero no es así”.
Sus amplios conocimientos del idioma ruso y polaco le han llevado hasta las principales fuertes archivísticas de lo que fuera la URSS. De ellas ha extraído que «lo que conocemos como revolución es el acto realizado por los bolcheviques en febrero de ese mismo año, mientras que la de octubre se convirtió en un golpe militar, llamado así por los propios rusos”. Además, en estos documentos consultados se conservan los escritos de Lenin y Stalin, «posiblemente las figuras más representativas de esta época, ambos manchados de sangre”, aseguró el profesor.
Asimismo, las certezas halladas a través de su estudio han revelado que “la Revolución Rusa no fue consecuencia directa del zarismo, sino del gran pecado del pasado siglo: la I Guerra Mundial”. Pesquisas que establecen una relación entre los intelectuales que se exiliaron y emigraron al oeste de Europa, con el comienzo de un concepto prefascista que dio lugar al auge del nazismo alemán.
“Hay que eliminar la épica de la historia”, afirmó el ponente. De esta misma manera, insistió en la necesidad de “contar la historia de la gente que lo pasó muy mal, ya que es erróneo decir que fue un sistema construido por el proletariado. Al contrario, fue hecho por los soldados”. De esta manera hizo alusión al paradójico y continuo desfile militar que se realizaba en la antigua Petrogrado, así como de la violencia y la represión utilizada durante los años del Terror.
No obstante, la Revolución Rusa, en este centenario, “habría de tomar una amplia perspectiva al contemplarse en un contexto histórico que iría desde la Revolución mexicana de 1910 hasta la caída del Imperio otomano en 1922″. Con ello se relaciona una de las preguntas del orador: “¿Por qué pasaron casi inadvertidos estos hechos?»
«La imagen que tenemos de la Revolución Rusa es puro racismo y eurocentrismo»
El experto aseguró que, en buena medida, la imagen que tenemos de la Revolución Rusa es puro racismo y eurocentrismo. «Se ignoraba lo que pasaba alrededor”. Además, aseveró que se trataba más bien de “una proyección de las ilusiones puestas en la reconstrucción del viejo mundo que fracasó y se convirtió en una pesadilla, mas algunos intelectuales no realizaron esta reflexión”.
Por otro lado, Faraldo aclaró su primera provocación corrigiendo sus palabras y argumentando que sí fue un hecho extraordinariamente importante del siglo XX, pero la forma en la que lo hemos leído hasta ahora ha sido sesgada y aislada.
Finalmente, el profesor concluyó con que «la complejidad de las distintas repúblicas que conformaban el sistema, el poder o la creación de un ámbito cultural y de comunidad, son detalles que se escapan del análisis actual de la antigua Unión Soviética y que, poco a poco, comienzan a recuperarse».