«La investigación está enfocada al ámbito de las profesiones de ayuda»
Naira Delgado es investigadora y profesora de la Universidad de La Laguna (ULL) en el área de Psicología Social. Además es la responsable del grupo de investigación HuMindLab Laboratorio de Cognición Social y forma parte del Instituto Universitario de Neurociencia (IUNE). Junto a Lasana Harris, profesor en la University College de Londres, es la autora de la publicación The functional role of interpersonal dehumanization and associated brain networks en la revista Nature Reviews: Psychology.
«Desde que hice mi tesis doctoral he estado vinculada al estudio de la deshumanización», cuenta Delgado. De la misma manera narra que hace años realizó una estancia de investigación con el profesor Harris para desarrollar un proyecto de investigación. Ahí se centraron en explorar la deshumanización integrando los avances de la neurociencia social cognitiva. La investigadora comenta que «en la publicación se presenta una revisión actualizada de lo que se sabe hoy en día sobre la deshumanización desde el punto de vista interpersonal y cuáles son los correlatos cerebrales que tiene».
La docente narra que «cada vez se sabe más sobre qué áreas cerebrales están vinculadas a ese proceso de atribuir estados mentales a las personas que nos encontramos». También expone que la principal dificultad fue aportar una visión realmente novedosa del campo de estudio. Aunque afirma que «se consiguió porque la visión desde la neurociencia es innovadora». Delgado añade también que «otro punto original que se plantea en el estudio es la función de la deshumanización desde un enfoque temporal». De esta forma, apunta, «se analiza el papel de la deshumanización en la justificación de acciones del pasado para interactuar con personas en el presente que de alguna manera vamos a dañar y para anticipar acciones futuras».
«La deshumanización no es una estrategia positiva pero sí funcional porque se pone en marcha para resolver situaciones en las que se producen interacciones sociales complejas», comenta. Del mismo modo agrega que este enfoque no se había planteado en la literatura hasta el momento. La investigadora afirma también que se ha investigado mucho cómo se manifiesta la deshumanización en el lenguaje mediante el uso de metáforas. «Cuando hablamos de parásitos sociales o invasión de migrantes se utiliza un lenguaje que implica no ver como personas a esos seres humanos», señala Delgado.
«Existen múltiples áreas cerebrales especializadas en el procesamiento de personas»
En cuanto a futuras investigaciones la investigadora tiene particular interés en explorar formas más sutiles de la deshumanización, así como los procesos cognitivos y el esfuerzo implicado en los procesos de mentalización . «¿Hasta qué punto nuestro cerebro es capaz de procesar la información de personas que vemos todos los días?», plantea. Afirma que hay poco estudiado respecto a la asimilación de personas que nos cruzamos a diario. «Hay áreas del cerebro especializadas en el procesamiento de personas, en la empatía o en saber que la otra persona esta pensando cosas e identificar si nos entiende», cuenta.
La investigadora planeta otra disruptiva relativa a todo ese trabajo cerebral que requiere ver a otras personas: «¿Es sostenible en todos los casos? o ¿en parte deshumanizar es una consecuencia de las limitaciones de recursos que tenemos?». Sobre esta cuestión, añade que «con las redes sociales ocurren fenómenos de distancia emocional extremos, al igual que en aplicaciones de citas». Además, pone en duda que la gente que vemos en redes sociales no la procesemos como tal. «En entornos virtuales es más difícil percibir a las personas como tal, ocasionando comportamientos de deshumanización graves», alerta.
Para concluir expone uno de los enfoques específicos de la investigación, las profesiones de ayuda: «¿Hasta que punto es sostenible interactuar todos los días con personas en situaciones de sufrimiento? Asimismo, matiza que no está tan claro que se pueda interactuar con cada paciente como merece si existen limitaciones a la hora de gestionar información sin caer en la deshumanización. «Aunque la empatía suponga un desgaste de recursos también tiene efectos muy positivos en profesionales de ayuda», puntualiza.