Miguel Ángel Sampedro, primer doctor sordo en Filología Hispánica en España. Foto: S. García

«Las personas sordas luchamos por la igualdad y aún nos sentimos aisladas»

Sociedad

Miguel Ángel Sampedro, primer doctor sordo en Filología Hispánica en España, denunció a la Consejería de Educación de Canarias por falta de adaptación en su entorno laboral y un cese injustificado. Desde 2020, ha enfrentado cursos sin intérprete de lengua de signos desde el inicio. Aunque este curso pudo trabajar con normalidad gracias a la incorporación tardía del intérprete, fue cesado el pasado enero. Sampedro recurrió la decisión, defendiendo su derecho a la inclusión y señalando una discriminación estructural.

Recientemente ha denunciado su cese como profesor en un instituto de Canarias. ¿Qué ocurrió exactamente? «A mí me cesaron de mi trabajo por inspección médica. Llevo cinco años cogiéndome bajas, pero por motivos diferentes. Han sido bajas por accidentes laborales. Todos estos años he tenido la ausencia de intérprete de lengua de signos. He estado muy harto de esta situación y me cogí una baja este año».

«Quiero que traten bien al personal docente con algún tipo de discapacidad y por eso denuncio esta situación»


¿Considera que su cese vulnera sus derechos como persona con discapacidad? «El cese no es correcto. He trabajado anteriormente como una persona normal pero si tienes algún tipo de discapacidad eres un poco más vulnerable. Deberían adaptarte tu puesto de trabajo. Pero al final no han cumplido con ponerme el recurso de intérprete de lengua de signos y me he sentido con barreras. La inspección médica no cumple con la prevención de riesgo laborales. No hay un diagnóstico profesional, deberían conocer a las personas con discapacidad auditiva para saber el problema que esto conlleva. Yo quiero mejorar para que traten bien a todo el profesorado con algún tipo de discapacidad y por eso denuncio esta situación».

¿Qué mensaje le gustaría transmitir a las autoridades educativas? «Pues que la inspección médica sea responsable al tomar decisiones sobre el personal, evaluando adecuadamente si cada persona es apta o no para el puesto. Tienen que conocer mejor las últimas leyes que han salido porque parece que el personal responsable en este tema no están actualizados en el tema de las nuevas leyes, que no las conocen. Si las conocen, entonces que me den una justificación».

¿Qué espera lograr con su denuncia? «Erradicar los fallos y las negligencias administrativas. Denuncio para que en un futuro funcione todo esto mejor porque al final me afecta a mí y a la comunidad sorda también. Deberían de cuidarnos y tienen que fomentar la inclusión a la sociedad, al final esto es una exclusión. Las personas sordas estamos luchando por una igualdad en la sociedad y al final nos sentimos aislados de ella. Debemos estar incluidos en la sociedad. Toda esta lucha para que me cesen en mi trabajo. Es como una paradoja. Parece que se están burlando de las personas con discapacidad auditiva y eso no puede ser así».

¿Cómo ha sido el apoyo por parte del alumnado tras su cese? «Del alumnado he sentido apoyo, la verdad. Quieren que vuelva a trabajar pero también quiero que reconozcan mi trabajo. Necesitaba la figura del intérprete para poder llevar a cabo las clases. Yo tengo capacidades como una persona sorda, puedo enseñar perfectamente. Sólo necesito la figura del intérprete. Quiero que se eliminen los estereotipos de que las personas sordas no podemos enseñar. Quiero que la sociedad incluya a las personas con discapacidad. Da igual la discapacidad que tenga. Cualquier persona con cualquier tipo de discapacidad le damos riqueza a toda la sociedad».

Más allá de su caso particular, ¿qué cambios cree que deberían implementarse en el sistema educativo para garantizar una verdadera inclusión del profesorado con discapacidad? «Mirando las necesidades del personal. Por ejemplo, los primeros cuatro años que me contrataron, las empresas hacían sus contrataciones, no evaluaban a quien iba a ser mi intérprete y yo creo que deberían evaluarla antes. También, debería ser de calidad y relacionada con la asignatura. Por ejemplo, si es de lengua y literatura,  que la persona interprete tenga las competencias para impartir esa asignatura. La inspección médica no contempla eso de que tienen que adaptar los puestos de trabajo dependiendo de la persona».

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