Esta fecha será la segunda edición del taller. Foto: G. Camacho

«Las exigencias de belleza en las mujeres son violencia estética»

Sociedad

Desiré Abrante es doctora en Psicología por la Universidad de La Laguna. Junto a su compañera de profesión, Alejandra Galindo, dirigen el proyecto Cuerpetea, destinado a fomentar la imagen positiva del cuerpo de las mujeres. Actualmente, trabajan en el taller Mejora la relación con tu cuerpo de la mano de la Dirección General de Juventud del Gobierno de Canarias mediante el programa Aliadas, con el objetivo de ayudar a mujeres con problemas de autoestima causados por su físico.

¿Cómo surge el Taller? «La idea de este taller surge a partir de una tesis doctoral que se está concluyendo en este momento, titulada Imagen corporal y uso de redes sociales en los jóvenes. Me empecé a plantear la posibilidad de materializar todo el conocimiento adquirido y desarrollado durante la investigación y me presenté al programa Ingenia ULL, que promueve proyectos de estudiantes acordes a los objetivos de desarrollo sostenible. De esta manera sacamos la primera edición de nuestro taller».

¿En qué consiste? «En una intervención psicosocial cuyo propósito final es el fomento de la imagen corporal positiva. Esto lo conseguimos a través de la realización de diferentes actividades. Es un programa guiado y gradual en el que se van adquiriendo diferentes destrezas, habilidades y herramientas que permitirán a las beneficiarias enfrentarse a las situaciones de la vida diaria que suponen un detonante en la relación con sus propios cuerpos».

¿Qué resultados espera? «Que las mujeres participantes consigan mejorar su imagen corporal a través de una mayor aceptación e integración de la propia apariencia junto a una menor vigilancia. También, aminorar la vergüenza corporal y aumentar la autoestima para  alcanzar un bienestar general».

«Tener una mala relación con nuestro cuerpo nos afecta en todos los ámbitos de la vida»


¿Qué alcance tiene el problema de autoestima en la vida de las mujeres? «Tener una mala relación con nuestro cuerpo nos afecta en todos los ámbitos de la vida. Somos seres corpóreos, es decir, habitamos un cuerpo, no podemos deshacernos de él. Entre nosotras, además, debido al rol que se nos asigna en la cultura patriarcal, la importancia del autoconcepto corporal es mucho mayor, ya que asumimos que nuestra valía como personas depende de lo atractivas que seamos, de lo cerca o lejos que estemos del canon estético dominante en nuestra cultura».

¿Este problema afecta a las mujeres desde que son niñas? «Sí, cuando las niñas van a primaria ya han empezado a aprender cómo ve la sociedad las distintas características físicas. La imagen corporal toma forma a medida que las niñas absorben conceptos de lo que la sociedad valora como atractivo, el cómo deberían ser y el cómo no. En los dibujos animados y las películas infantiles, las personas perdedoras o villanas suelen ser el personaje más feo o gordo. Por ello, el abordaje del problema desde las escuelas siempre es bienvenido y debe ser tratado en todos los rangos de edad».

¿Qué causa este problema? «Todas las personas somos agentes socializadores, por tanto, todo el contexto que rodea a una persona es el principal culpable de transmisión de estos cánones, desde las redes sociales hasta la conversación con amigas sobre el acné de alguien o el haber visto como tu madre saltaba de una dieta a otra durante toda su vida».

«La idealización de la delgadez influye en la insatisfacción de la imagen corporal»


¿Se ha visto algún cambio a lo largo de la historia en la imagen de las mujeres que muestran los medios, la publicidad o las películas? «Mayoritariamente no. Parece que hay algunos cambios tímidos, pero la tónica general es la misma. A nivel internacional el panorama es algo mejor que a nivel nacional. Por otro lado, los proyectos que incluyen a cuerpos no normativos o que se salen del canon estético dominante están producidos por estas mismas personas. Las tramas de actrices con cuerpos no normativos siguen girando en torno a su peso y no gozan de éxito o amor, sus papeles suelen estar relacionados con los clichés asociados con la gordura. Además, cobran menos que otras actrices con cuerpos normativos y que actores».

¿Cómo afectan las redes sociales a este problema? «La literatura científica aún no tiene una respuesta clara. Es obvio que un alto porcentaje de los personajes femeninos mostrados en los medios son más delgados que la mujer promedio, con quienes, además, se asocian frecuentemente la felicidad, la deseabilidad y el éxito. Esta idealización de la delgadez se correlaciona positivamente con la insatisfacción de la imagen corporal que, a menudo, se acompaña de ansiedad social, depresión, trastornos de la alimentación y baja autoestima».

«Estar inmersas en la cultura de la dieta provoca conductas restrictivas en la alimentación»


¿Cómo puede derivar toda esta falta de autoestima en un trastorno alimentario? «Son problemas que se desarrollan gradualmente con el tiempo. Si nos preocupa vernos gordas, es probable que tengamos conductas de riesgo. El hecho de estar inmersas en la cultura de la dieta y en una sociedad gordofóbica provoca que tengamos conductas restrictivas en cuanto a nuestra alimentación, seguidas de periodos incontrolables de atracón, con compensación posterior, ya sea restricción alimentaria o ejercicio físico. Conductas muy propias de trastornos alimentarios».

¿Es este tema un tabú en la sociedad? «No sé si tabú es la palabra que yo usaría. Es un problema al que no hemos sabido darle la importancia necesaria. Se trata de una violencia que sufrimos las mujeres que no parece haber sido tan evidente, pero se vertebra justo en el núcleo de nuestra representación o rol en el Mundo. Es decir, la mujer  como objeto deseado y pasivo y no como sujeto deseante y activo. Mientras, los casos de TCA, diagnosticados mayoritariamente en mujeres, no cesan de aumentar, también en Canarias, donde no tenemos unidades específicas de tratamiento».

¿Son las mujeres las únicas responsables de solucionar este problema consigo mismas? «Las mujeres somos víctimas de un sistema que nos oprime y nos trata como objetos de consumo. Descargar la responsabilidad en nosotras es quitar el foco de atención sobre el propio sistema opresor».

Violencia estética


¿Es este problema una de las razones por las que las mujeres salen a manifestarse el 8M? «Sí, estamos hablando de violencia estética, es decir, ese canon de belleza impuesto, la presión a la que somos sometidas para responder a la expectativa y exigencias de belleza. Las violencias que recibimos se dividen en diferentes tipos: violencia económica, psicológica, emocional, física, sexual, laboral, institucional, simbólica, etc. La violencia estética la podríamos englobar dentro de la violencia simbólica».

¿Qué le aconsejaría a las mujeres que sufren al verse al espejo? «Ante todo, que las entiendo y las acompaño. Es un problema común a todas las mujeres, así que no están solas. El camino de recuperación es largo y a contracorriente, pero muy liberador. Mis consejos: diversifica tus redes sociales, deja de seguir perfiles que te hacen daño y empieza a seguir a aquellos que te muestren otras realidades; busca apoyos, haz grupo, busca gente que esté pasando por lo mismo que tu; aprende a poner límites, practica la asertividad; fórmate, no sólo con libros, hay muchísima divulgación en miles de formatos; exprésate, busca la forma de sacar lo que llevas dentro y sé feminista».

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