La artista vino a Tenerife a presentar su primer poemario. Foto: Roberto Lomba

La Zahara más íntima

Cultura / Ocio

Pérdida de vergüenza. Sexualidad. Amor. Intimidad. Identidad. Estos fueron los elementos que reinaron en la tarde noche de ayer, miércoles 16 de octubre, en el Espacio Cultural CajaCanarias. La cantante y escritora Zahara desnudó sus sentimientos más ocultos en la Fundación con la presentación de su libro Teoría de los cuerpos. En el acto también estuvo presente, en calidad de conductor el escritor Roy Galán, quien supo sacar la parte más sincera de la invitada ante los asistentes.

Galán comenzó definiendo a la artista como una «proletaria de las redes» que ha sido capaz de sobrevivir al «boom millenial». Sin embargo, esta declaró que ese proceso de supervivencia no ha sido sencillo: «Es entre bonito y difícil escribir una canción que habla de una decepción y que la gente la cante. O que suene cuando estés en el Carrefour».

Mierdecitas. Este es el título que la autora quería ponerle inicialmente al poemario que presentó. «Al final no deja de ser eso. Páginas en las que hablo de quitarse la vergüenza, de manifestar la curiosidad, de las relaciones, del sexo. Aunque estén expuestas de forma bella siguen siendo mis mierdecitas», explicó.

«Me he confesado»


Y es que, el título por el que finalmente se decantó, Teoría de los cuerpos, no es desinteresado. Estamos ante poesía que habla de personas y las fusiones entre ellas. El conductor lo definió como un libro «valiente y honesto» ya que no se espera que una «señorita» hable de estos temas sin tapujos.

«Me he confesado», declaró Zahara. Explicó que escribe sobre detalles concretos: el olor a coliflor, un bar…, de forma que, aquel que lo lee, no piensa en si ese olor a coliflor es cierto o no. Se queda con el hecho tal cual es y se busca en él. «Esto me ayudó a quitarme la timidez: pensar que no voy a escribir nada que alguien no haya sentido ya», expuso.

El libro, que se encuentra dividido en tres bloques (Extensión, Correspondencia y Clausura), toca sobre todo el tema de la infidelidad. Con ello, la escritora busca cuestionar los modelos de relación impuestos: «Mi pequeña aportación es mostrar que el amor para siempre no siempre funciona. Y no nos deberíamos sentir culpables por ello».

Culpa. Zahara confesó que cada vez que se ha permitido ser libre, ha acabado sintiéndose responsable. «Escribir me ha ayudado a paliar esto», comentó. Por su parte Galán, se mostró de acuerdo con este comentario: «Se expone la idea de que las mujeres tienen derecho a ser malas sin censurarse. Y a cumplir el castigo correspondiente sin ser excusadas», apuntó.

Un libro que trata de sentimientos comunes. Foto: Roberto Lomba

«Hay poemas que escribí hace diez años»


Tras esto, el entrevistador puso contra las cuerdas a la invitada al cuestionarle qué pensaría su hijo si leyera la obra en un futuro. Tras unos segundos de meditación, la escritora comenzó exponiendo que la maternidad había cambiado totalmente su vida. «Una vez que superas la pérdida de identidad tras el embarazo, y dejas de notar que lo que ves en el espejo no es lo que eras, te reinventa», explicó. «Al nacer un hijo nace también una madre. Y acaba resurgiendo una mujer».

Y esto es lo que quiere que el niño vea en las páginas del poemario. «Hay textos que escribí hace diez años. Creo que, al leerlo, me podría conocer mejor», apuntó Zahara. Asimismo, declaró que le gustaría que lo ayude a no tener reparo a la hora de expresarse.

Y después del amor, la muerte


Hacia el final del acto, Galán introdujo el tópico de la muerte, que también tiene cabida en Teoría de los cuerpos. Ambos coincidieron en que es algo que está presente y se debería de abordar más.

«Muchas veces he tenido la sensación de que la vida es una cárcel. Y he querido salir huyendo de ella antes de tiempo», confesó la artista. Declaró que redactar el libro la ayudó en cierto modo a darse cuenta de que hay que vivir el dolor: «Hay que permitir que nos ocurran cosas que no son placenteras. Al menos así sabemos que estamos viviendo verdaderamente».

La lectura de algún poema cerró este acto que, más que una presentación, dio en todo momento la sensación de ser una de esas charlas de domingo donde caben los amigos y los sentimientos, pero no el pudor.

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