El fin de las utopías y el nuevo orden mundial fue el título de la charla impartida ayer, jueves 30 de noviembre, en el Salón de Grados de la Sección de Filosofía con motivo de la V Olimpiada Filosófica de Canarias. Ángela Sierra, filósofa, doctora por la Universidad de Barcelona y eurodiputada española, fue la ponente encargada de realizar un recorrido por las sombras y luces del género de la utopía, su némesis y la distopía. En ella, declaró que pese a que «la utopía es el paraíso y la distopía el edén perdido, la felicidad es el destino humano».
La primera parte de la charla tuvo como protagonista a la novela Utopía, de Tomás Moro (1516). Tomándolo como “una ruptura de la tradición cristiana”, esta obra supone “un punto de inflexión, puesto que reclama que la voluntad política ha de proporcionar la felicidad social en el más acá, y no en el más allá, como marcaban las doctrinas del medievo”, aseguró la ponente. Asimismo, al ser una corriente que bebe de la República de Platón “tiene un fin reformista mediante el discurso persuasivo, nunca utiliza la violencia y habla sobre la condición humana. Además, busca que la igualdad y la justicia sean factibles”.
La función de este género, tal y como explicó Sierra, trataba de explicitar una crítica al gobierno y lo caracterizaba por “tener la razón como fuente, desculpabilizar el placer terrenal y situar a la felicidad como el fin”. Esto se contrapone a “la realidad histórica habida y se construye una doctrina sobre la dignidad humana que evoluciona a lo largo del período renacentista”. De forma contundente la ponente afirmó que “el sufrimiento social se convirtió en una injusticia”.
Nacimiento de la literatura del pesimismo radical: miedo al futuro
Por otra parte y, adentrándose en el siglo XX, Sierra tomó Un mundo feliz de Aldous Huxley como ejemplo de la distopía que se ha producido durante esta época y de la que beben obras posteriores como 1984 de George Orwell, la aparición del Gran Hermano, la neolengua o el trasfondo político. Todo ello, consecuencia de los “desencantos producidos tanto por la I y II Guerra Mundial como por la Revolución Rusa o la mejora científica que desmitificó la promesa de la mejora en el futuro”. A partir de este punto, la creencia que se extendió fue la de que “las utopías se tornaban en irrealizables, es más, se estigmatiza a la posibilidad de buscar otra opción y nace la literatura del pesimismo radical: miedo al futuro”.
Ejemplo de ello son series como Black Mirror, El cuento de la criada, Mr. Robot o La llegada: “la creación de mundos apocalípticos o de escenarios que toman la desigualdad y la catástrofe como únicos escenarios posibles”. Esto afectó a la opinión pública y, por tanto, se estableció el mantenimiento de los preceptos del status quo. «Para lo que podría haber pasado, estamos bastante bien ahora», finalizó la filósofa.
El próximo jueves 14 de diciembre a las 16.30 horas continuará la segunda tanda de conferencias a cargo de Álvaro Domínguez. En esta ocasión, la charla se titulará Contra lo convencional: la no violencia como método revolucionario y pondrá fin a la V Olimpiada Filosófica de Canarias.