La balanza representa la justicia y la igualdad entre todas las personas ante ella. Foto: PULL

Heridas que no cierran

Opinión

El caso de Marta del Castillo, la joven sevillana desaparecida y asesinada en 2009, conmocionó al país y marcó el inicio de una batalla judicial que parece no tener fin. Recientemente, un nuevo capítulo se ha escrito en esta trágica historia. A la espera de resolver los interrogantes que aún ensombrecen este crimen y hallar sus restos, el pasado jueves, 27 de junio, la Audiencia Provincial de Sevilla absolvía a Francisco Javier García, conocido como El Cuco, y a su madre, Rosalía García, del delito de falso testimonio. Esta decisión ha reavivado el debate sobre la eficacia y la existencia real de la justicia en España.

Tanto el como ella admitieron que habían mentido sobre su paradero la noche del crimen cuando testificaron en el juicio celebrado en 2011 en la Sección Séptima de Sevilla por el asesinato de la joven, donde fue condenado su expareja, Miguel Carcaño. La fiscalía argumentaba en ese momento que habían obstaculizado la investigación y el esclarecimiento de los hechos. Sin embargo, el tribunal consideró que no había pruebas suficientes para demostrar que las falsedades hubieran tenido un impacto decisivo en la resolución del caso.

Para Antonio del Castillo y Eva Casanueva, padre y madre de la joven sí supuso un acto importante, ya que, como bien dicen: «Si no hubieran mentido, las cosas hubieran cambiado, seguro». Sabemos que sus falsedades fueron relevantes debido a que les permitió la coartada al hermano de Carcaño, a la entonces novia de este, María García y a su amigo Samuel Benítez. Para colmo, la fiscalía también planteó que las contradicciones en las declaraciones podrían deberse a la presión y el estrés de la situación más que a una intención deliberada de engañar.

«La absolución ha generado una ola de indignación y descontento en la sociedad española»

La absolución ha generado una ola de indignación y descontento en la sociedad española, especialmente entre los familiares de Marta del Castillo y quienes han seguido el caso de cerca. La sensación de injusticia prevalece. Se alimenta de la frustración de no haber encontrado nunca el cuerpo y las constantes contradicciones y cambios en las versiones de los hechos por parte de las personas implicadas. Antonio del Castillo no esperaba esta decisión por parte de la Audiencia, sin embargo, Eva Casanueva sí, ella hace tiempo que dejó de creer en la justicia. Señalan directamente al juzgado, con quienes tienen una enemistad.

Asimismo, argumentan que «nos ha tocado todo lo peor, salas malas, jueces ineptos, todo lo que ha habido aquí son incongruencias, que solo nos dan palos». Finalmente, cuentan qué van a recurrir ante el Supremo o el Constitucional. Donde haga falta y con la ley en la mano. No les queda otro camino. Sin duda, en este contexto, la justicia ha sido un camino tortuoso, lleno de obstáculos y desilusiones. La justicia no solo debe ser efectiva, sino también percibida como tal por la ciudadanía. En este suceso, la percepción general es que el sistema ha fallado en continuas ocasiones.

Este hecho solo plantea una pregunta fundamental: ¿existe realmente la justicia? En un sentido ideal, es la administración imparcial y objetiva de la ley. Pero en la práctica, es administrada por seres humanos, sujetos a errores, manipulaciones y limitaciones. No sé si existe o no, pero la madre ha expresado lo que la mayoría de la población piensa: «Este caso es una vergüenza para este país». Se dice que la absolución ha reabierto heridas. Pero pienso que las heridas no se pueden reabrir porque nunca se cerraron.

Estudiante de tercero de Periodismo en la ULL. Amante del fútbol y los sucesos. "Para escribir solo hay que tener algo que decir" ;)

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