El tráfico de animales es el tercer mercado ilegal más grande del mundo, después del tráfico de drogas y el tráfico de armas. Foto: PULL

El sangriento negocio del cautiverio

Opinión

Muchos animales son sacados de su hábitat natural y vendidos en el mercado negro a precios elevados de manera que se han convertido en un negocio lucrativo para los traficantes. España es la puerta de entrada para estas especies, un tercio de las incautaciones de pieles de reptil tienen como destino nuestro país, que por su situación geográfica, juega un papel fundamental. Al menos uno de cada cinco vertebrados de la Tierra se compra y vende en esta economía sumergida.

Pequeños monos con trajes ridículos o guacamayos con coloridos plumajes son algunos de los ejemplos que podemos ver día sí y día también en redes sociales. Plataformas que utilizan las personas que los compran para presumir de sus extravagantes mascotas. 5 579 especies, lo que representa al 18 % de vertebrados se encuentran involucradas en esta práctica.

En los últimos meses se ha estado popularizando la venta de especies muertas por plataformas como eBay. Adornos de pared y pinzas para el pelo hechas con sus restos fueron publicadas en este tipo de páginas. Esta práctica no solo representa una gran estupidez por el hecho de matar animales de una manera descontrolada sino que también puede llegar a ser perjudicial para la salud humana. Los mayores afectados por esta ridícula moda han sido los murciélagos que en ocasiones presentan enfermedades que pueden afectar no solo a las personas sino  a otro tipo de animales.

«Más de ocho mil especies pueden desaparecer en los próximos años»

Numerosos elefantes son abatidos a diario para la obtención de marfil, de seguir así en unos quince años solo nos quedará su recuerdo. Esto es solo un ejemplo, se estima que alrededor de 8775 especies puedan estar pronto en riesgo de extinción, según National Geographic. Este problema no solo representa la captura y venta de animales vivos, también incluye su mutilación para obtener partes de sus cuerpos utilizadas en artículos de moda, objetos de arte, decoración o medicinas.

La ignorancia es el peor enemigo del tráfico de animales. Un ejemplo de ello es la creencia que existe en Vietnam de que el cuerno de rinoceronte cura el cáncer o que los huesos y los bigotes del tigre son un remedio contra la malaria en China. Estas percepciones son algunas de las razones por las que este negocio sigue en pie y es que al año demandan cantidades desmesuradas de estas especies. Este delito es una amenaza directa a la fauna exótica que se encuentra al borde de la extinción.

Las mafias que trafican con droga y armas también lo hacen habitualmente con animales y a pesar de que esta práctica también está sancionadas está mucho menos perseguida que las otras. Si no existe un castigo considerable seguirá siendo rentable atentar contra la naturaleza.

El Código Penal establece en su artículo 334 que será castigado con la pena de prisión de seis meses a dos años o multa de ocho a veinticuatro meses, que puede llegar incluso a la inhabilitación,  quien trafique, adquiera, posea o destruya especies protegidas de la fauna silvestre. Estas penas son inaceptables, así no se va a paliar nada y esta actividad delictiva continuará al alza. Cada vez hay más especies al borde de la extinción y parece no importarle a nadie.

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