Los vinos de Tenerife se amparan en cinco denominaciones de origen. Foto: PULL

El espíritu de la vid

Sociedad

En la isla de Tenerife, bañada por el sol y acariciada por los vientos  alisios, se esconde un tesoro enológico. Los vinos de Tenerife, con sus sabores únicos y herencia cultural, atraen cada vez más atención tanto a nivel local como internacional. Su historia y tradición vinícola se remonta a la colonización castellana en el siglo XV. La vid encontró en esta fértil tierra volcánica su hogar ideal.  La tradición vitivinícola ha sido transmitida de generación en generación, preservando técnicas y conocimientos centenarios. La evolución ha sido notable, adaptándose a los avances tecnológicos y a las demandas del mercado sin perder de vista su arraigo cultural y su esencia. La historia del cultivo de la vid en Tenerife es un testimonio vivo de la pasión y dedicación de sus viticultores.

Los vinos de Tenerife se amparan en cinco denominaciones de origen. La denominación de origen Valle de la Orotava pertenece a los municipios de La Orotava, Los Realejos, Puerto de la Cruz y Santa Úrsula, que destaca por sus tintos y blancos elaborados con las variedades autóctonas Listán Negro y Listán Blanco. La denominación de Tacoronte-Acentejo abarca los municipios entre Tacoronte y La Victoria de Acentejo, además de una parte de Santa Úrsula, ofreciendo una amplia gama de tintos, blancos y rosados. Mientras que la denominación de origen Ycoden-Daute-Isora incluye la zona de producción de vino de la comarca de Abona y se destaca por sus tintos, blancos y dulces. El clima, los suelos volcánicos y las variedades autóctonas confieren a los vinos de Tenerife una personalidad única y exquisita.

Las variedades de uva autóctonas de Tenerife, como la Listán Negro y la Listán Blanco, se alzan como auténticos tesoros enológicos. La Listán Negro aporta a los vinos tintos de la región una elegancia seductora, con notas frutales y especiadas, mientras que la Listán Blanco se distingue por su frescura y vivacidad, otorgando a los blancos una delicada acidez y matices cítricos. Del mismo modo, se debe destacar su carácter salino y mineral. Estas variedades desempeñan un papel fundamental en la producción de vinos locales de calidad, reflejando la identidad y el carácter singular de Tenerife en cada sorbo.

El cultivo de la uva está influenciado por la altitud, la exposición solar, la temperatura, la humedad y las características del suelo. Foto: P. Platas

Las condiciones climáticas y de suelo pueden ser adecuadas para el cultivo de otro tipos de uvas como la Malvasía Volcánica de Lanzarote, el Albillo Criollo de La Palma, la Malvasía Aromática presente en Gran Canaria o la ‘Forastera Blanca de La Gomera. Tenerife cuenta con una diversidad de microclimas debido a su relieve montañoso y la influencia del océano, lo que permite adaptarse a diferentes variedades de uvas. Oficialmente existen treinta tipos de diferentes variedades de uvas registrada aunque.

Es importante tener en cuenta que el cultivo de uvas y la producción de vino están influenciados por factores como la altitud, la exposición solar, la temperatura, la humedad y las características del suelo. Por lo tanto, se deben realizar estudios y análisis específicos para determinar qué variedades se adaptarán mejor a las condiciones particulares de cada zona de cultivo en Tenerife.

El influjo del clima cálido y moderado, los suelos volcánicos ricos en minerales y la orografía diversa de la Isla se traducen en sabores y características únicas en cada copa. Los vinos de Tenerife capturan la esencia de su entorno, ofreciendo una experiencia sensorial que refleja la intensidad del sol, la frescura del Atlántico y la energía de los volcanes, convirtiendo a esta región en un paraíso vinícola para los amantes del buen vino.

La industria vitivinícola


La industria vitivinícola en Tenerife desempeña un papel fundamental en el tejido socioeconómico de la Autonomía. Más allá de la producción de vinos de alta calidad, esta industria genera empleo tanto en los viñedos como en las bodegas, impulsando la economía local. Además, los vinos de Tenerife se han convertido en un atractivo turístico, promoviendo la llegada de visitantes y fomentando el enoturismo en la isla. Gracias a su impacto económico y social, la industria vitivinícola contribuye al desarrollo sostenible y al arraigo de las tradiciones locales en Tenerife.

La innovación y el desarrollo enológico han llevado a la implementación de avances tecnológicos y prácticas vanguardistas en la producción de vinos. Desde la adopción de técnicas de viticultura sostenible hasta el uso de equipos de vinificación de última generación, se ha buscado mejorar la calidad en cada etapa del proceso. Asimismo, proyectos de investigación y desarrollo impulsados por la colaboración entre instituciones y bodegas han contribuido a la expansión del conocimiento enológico y a la experimentación con nuevas variedades y métodos, consolidando a Tenerife como un referente en la innovación del sector vitivinícola.

El enoturismo se ha convertido en una atracción cada vez más popular, impulsando la visita de turistas interesados en descubrir los viñedos, participar en catas y conocer la cultura vinícola local. Este sector también impulsa el desarrollo local, fortaleciendo la identidad y el orgullo de las comunidades a través de la preservación de las tradiciones vitivinícolas y la promoción de productos locales de alta calidad.

Bidones para el proceso de fermentación. Foto: P. Platas

Las perspectivas futuras de la industria vinícola en Tenerife enfrentan desafíos y oportunidades. El cambio climático plantea incertidumbres en cuanto a la variabilidad de las condiciones climáticas y su impacto en los viñedos. La sostenibilidad se ha convertido en una prioridad, impulsando prácticas respetuosas con el medio ambiente y la adopción de energías renovables. Además, la apertura a nuevos mercados y la diversificación de productos ofrecen la posibilidad de expandir la presencia de los vinos de Tenerife a nivel internacional.

Superar estos desafíos requerirá un enfoque estratégico y una colaboración continua entre los actores de la industria, pero el legado vitivinícola de Tenerife y su potencial de excelencia posicionan al sector en una senda prometedora hacia el futuro.

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