Bajo el seudónimo Mado se ocultan las catedráticas María Dolores García y María del Carmen Muñoz de Bustillo, expertas en Construccionismo Social. Foto: N. Gobierno

¿Y si todo fuera mentira?

Ciencias de la Salud

El Construccionismo Social se presenta como un nuevo reto para la Psicología en nuestros tiempos. Cuando nos hablan de esta ciencia, pensamos directamente en el relato del funcionamiento de nuestro cerebro. No obstante, existen otras miradas o perspectivas que no son tan conocidas pero que, en estos últimos años, han ido ganando voz dentro de esta rama. La Teoría del Construccionismo se concibe como una filosofía o cosmovisión centrada en entender al ser humano a través del lenguaje, más concretamente, de los relatos individuales que construyen realidades conjuntas. Esta corriente arranca desde tiempo atrás y cuenta con una fuerte presencia en Norteamérica, Australia, México y el norte de Europa.

Desde su punto más pragmático, el Departamento de Psicología Evolutiva y de la Educación de la ULL lleva años investigando esta teoría. Las catedráticas María Dolores García y María del Carmen Muñoz de Bustillo, aseguran haberse enamorado de esta visión, llegando incluso a volcarla en su día a día. «Para nosotras leer sobre el Construccionismo Social fue un revolcón de una ola enorme porque suponía cuestionar muchas cosas que la psicología nos había narrado anteriormente», señala María del Carmen Muñoz.

«Todo aquello que consideramos real existe porque las personas nos hemos puesto de acuerdo en que exista»


Para entender esta compleja visión debemos reflexionar, en sintonía con el Construccionismo Social, que no existe una verdad universal, sino que, por el contrario, existen muchas verdades por muy minúsculas que estas sean. «Todos los seres humanos estamos integrados en alguna cultura o tradición que valora ciertas acciones y condena otras», declara Muñoz de Bustillo. Por tanto, podríamos afirmar que «todo aquello que consideramos real existe porque las personas nos hemos puesto de acuerdo en que exista». La realidad, por consiguiente, es fruto de un acuerdo social que nos convierte a nosotros, los individuos, en creadores de formas de vida. Eso sí, lo que a nosotros nos parece bien, a otros les puede parecer una auténtica barbarie. Por ello, las psicólogas apuntan que «está en nuestras manos decidir o acordar qué formas de vida queremos, cuestionando esas verdades asentadas que nos están llevando a formas de vida que puedan ser excluyentes o limitantes para muchos».

¿A quién visibiliza y a quién silencia esta forma de vida que vamos acordando? El escritor Bob Pop, en una reciente entrevista con Buenafuente, lo dejaba muy claro. Señalaba cómo los relatos de los ricos, los pobres y la clase media construyen verdades: todos ellos nos hablan de una misma realidad, el matiz está en que lo hacen desde perspectivas completamente dispares. Esto no hace que una verdad sea más asertiva que otra, sino que evidencia que cada cual narra sus propios relatos desde el contexto social en el que los vive. Se trata de una representación de la diversidad que tanto caracteriza a nuestra sociedad; una diversidad rica en cultura, tradiciones, valores y emociones. Sin embargo, esto genera una gran problemática ya que muchos ponemos nuestros conocimientos sobre la mesa con intenciones de opacar a los demás, imponiendo nuestro propio relato y generando una falsa impresión de realidad única que no existe.

Proyectos como Conversaciones Públicas: El diálogo como una manera constructiva de evidenciar las diferencias ponen en escena a personas con ideologías distintas para que conversen sobre temas candentes y vean todos aquellos puntos de vista que sí que comparten. Aquí está la base del construccionismo: no se trata de convencer sino comprender para convivir de forma respetuosa con todas nuestras diferencias. En pocas palabras: vive y deja vivir.

Para que se dé una construcción social tiene que existir una participación social. Foto: N. Gobierno

Cómo se implanta este modelo en nuestras vidas


En la actualidad, las docentes actúan en diferentes ámbitos educativos y comunitarios: cuidadores de ancianos, asociaciones de inmigrantes, jóvenes con medidas judiciales, centros escolares e, incluso, asociaciones estadounidenses como The Taos Institute. Asimismo, en el año 2017 lograron traer a Tenerife el III Congreso Internacional de Prácticas Colaborativas y Dialógicas. Pionero en Europa, este evento contó con la presencia de reconocidos construccionistas procedentes de Latinoamérica, América y países escandinavos, entre otros. Hace poco, colaboraron en el II Simposio sobre Cultura Alienada. À l’avant-garde! con su intervención Encuentros abracadabrantes con-contra-desde… la psicología, una iniciativa de la Asociación Cultural Cipsela con la que pudieron presentar este enfoque a los allí presentes.

«Los pasos que estamos dando son pequeños pero significativos. Nosotras nos centramos mucho en construir y no destruir. Crear esas formas de vida que esos pequeños y grandes colectivos quieren vivir», manifiestan. Para lograrlo, recurren a la indagación apreciativa o generativa, un enfoque norteamericano que trabaja con grandes grupos, sobre todo en el ámbito organizacional. A esto se suma la fuerte influencia del psicólogo Kenneth Gergen, que deja a un lado la tendencia de los humanos a enfatizar en lo problemático o disfuncional para centrarse en lo que realmente apreciamos.

«Es como una linterna que te hace plantear qué aspectos de tu forma de vida quieres iluminar. De ahí en adelante empiezan a moverse acciones que hacen esos sueños posibles», comenta García. Como ejemplo, mencionan las clases calidoscópicas, unas tutorías en las que los más pequeños fantasean con sus sueños, los escriben y los pegan en una ventana con el fin de empezar a cumplirlos. El resultado de todas sus indagaciones se recoge en una transcripción con cientos de relatos de aprecio y creatividad. «Una niña del Colegio Punta Brava, con la que llevamos trabajando un par de años, nos dijo que se llevaría a clase su sofá porque le encanta leer tumbada». Nosotras, junto a la directiva, nos movemos para que este tipo de anhelos resulte posible», relatan.

Críticas a este enfoque


Muchos califican este enfoque de utópico. No obstante, más allá del relativismo social, la queja de los críticos es que, para los construccionistas, parece no haber diferencia entre las diversas perspectivas de la moral. Como respuesta, las catedráticas se muestran tajantes recurriendo a lo que Gergen anuncia en su libro Reflexiones sobre la construcción social: «¿Quién estaría satisfecho con ver destruidas todas las normas sobre lo que está bien? El construccionismo no sugiere que escapemos de toda orientación moral, eso sería quedarnos fuera de cualquier tradición y las tradiciones son acuerdos sociales».

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