Pedro Millán en la presentación de la muestra fotográfica de su expedición a Groenlandia. Foto: C. Santamaría

«Nos encontramos con plástico en lugares donde no había estado nadie antes»

Medioambiente

«Estuvimos en Groenlandia en un año que fue récord por la subida de las temperaturas»

Pedro Millán, gerente de la Fundación Santa Cruz Sostenible, es uno de los protagonistas que viajó hasta el Ártico para visibilizar el cambio climático en una de las zonas más vulnerables del Planeta: Groenlandia. No es la primera vez que el montañero realizaba una expedición de este calibre. «Llevo haciendo excursiones durante toda mi vida por las diferentes cordilleras del planeta. Siempre buscando ir a los lugares más remotos y complicados para que no haya masificación», explica.

Junto a sus dos compañeros de montañismo, Julio Alberto González y Antonio López, Pedro Millán sirvió de inspiración para la creación de la película Expedición Groenlandia: viaje al centro del cambio climático del planeta.  El documental, que fue presentado el pasado 29 de marzo en el Paraninfo de la ULL, mantiene una vertiente vinculada a la divulgación y a la educación medioambiental que pretende visibilizar la realidad de la Isla.

«No teníamos la posibilidad de ser rescatados por helicóptero, avión o barco»


La idea de viajar hasta el Ártico surgió de una proposición. «Un amigo mío se había comprado un barco en el Sur de Argentina y buscaba a gente. Pretendía subirlo hacia Islandia, realizar una travesía de miles de millas marina y explorar la costa Este de Groenlandia para descubrir nuevos lugares para escalar», comenta. En el verano prepandémico de 2019, los tres excursionistas ya habían puesto rumbo a la aventura.

El medio de transporte, un velero de apenas unos doce metros: «Se trataba de un barco muy pequeño, que al lado de los grandes icebergs del Ártico nos hacía sentir como un palillo en medio del mar». Millán califica la experiencia como «una aventura de gran calado». Lo cierto es que en Groenlandia, por sus condiciones geográficas y de lejanía, no existe la posibilidad de un rescate directo en caso de emergencia, «debíamos ser autosuficiente. No teníamos la posibilidad de ser salvados por helicóptero, avión o barco. Si pasaba algo, lo teníamos que resolver en equipo», aclara el montañero. 

Pedro Millán cuenta que tanto él como sus compañeros tenían experiencia en el ámbito montañoso. «Hemos estado muchas veces en el Himalaya, los Alpes, etc. Tenemos ese bagaje que nos permite asumir ciertos riesgos», expone. Sin embargo, las dificultades se mantuvieron presentes en el camino. De todas las personas a bordo, tan sólo una tenía conocimientos previos de navegación. Fue el propietario del velero quien les enseñó a manejar la nave.

Sin embargo, Millán explica que»nos enfrentamos a otro problema, en un momento se averió el motor y lo necesitábamos para los fondeos». Cuando un barco velero no recibe el viento necesario para moverse, necesita de una fuerza externa que le permita navegar. «Hubo que arreglarlo sobre la marcha porque no teníamos a mano una tienda dónde comprar materiales y repuestos», subraya. Antonio López, uno de sus compañeros, logró solucionarlo, «él controla mucho los temas de mecánica y patrones del barco, porque para viajar en un velero es necesario ser un poco de todo, carpintero, electricista, mecánico, etc.».

«El desprendimiento de los glaciares afecta también a lugares como Canarias»


Por otro lado, Millán añade que lo más impactante de la travesía fue el momento de explosión de la fusión de hielos de la Isla: «Viajamos en un año que fue récord por las subidas de temperaturas. Sorprendía ver en el mar la avalancha de los icebergs que se desprendían de los glaciares y que nos impedían continuar con la ruta». El desprendimiento de estas capas de hielo no es un fenómeno que afecte sólo a Groenlandia, pues «también acaba generando problemas aquí en Canarias, al derretirse estas capas se genera una subida del nivel del mar y sitios que ahora disfrutamos, como playas, comienzan a inundarse».

En palabras del montañero, «debemos adaptarnos y ser conscientes de qué tenemos que mejorar nuestra relación con el Planeta, emitiendo, sobre todo, menos gases a la atmósfera e intentando no contaminar los océanos». También pudo contemplar cómo el plástico se ha apoderado del lugar: «Íbamos a sitios remotos, donde sabíamos que nunca había estado nadie, y nos encontrábamos con bolsas que provenían del mar».

Pedro Millán subraya que el momento más emotivo de la experiencia fue la convivencia con sus dos amigos. También ha destacado que lo mejor ha sido la trascendencia que ha tenido en el proyecto audiovisual. «Al fin y al cabo hemos realizado muchos viajes parecidos que se quedan en eso, una aventura en equipo. Pero a través de esta película tenemos la oportunidad de que llegue a más personas», sentencia.

 

Lo último sobre Medioambiente

Ir a Top