Dentro de unas semanas regresará Max Caulfield, uno de los personajes más queridos de la icónica saga de Don’t Nod. Muchas personas llevaban incontable tiempo esperando su retorno y por fin ha vuelto, pero no solo como un personaje más, sino como la prota de una nueva historia que comienza más o menos igual que en la del primer Life Is Strange: con un crimen. La fotógrafa más querida de la franquicia tendrá que viajar entre las líneas temporales que vaya creando para resolver el asesinato de su nueva mejor amiga.
La protagonista del título que hizo que mucha gente se enamorara del género Choices Matter. Aunque en mi caso fue un poco más allá, fue una de las razones por las que me empecé a interesar aún más por el mundo de los videojuegos. Hasta ese entonces solo jugaba al Fifa de turno o incluso al Call Of Duty, tal vez también algún que otro rato al Animal Crossing.
Pero es que eso lo que provocan este tipo de juegos, lo de «las elecciones importan» no se dice en vano. Life Is Strange es el tipo de saga que te cambia la vida desde la primera vez que la juegas, por completo. Es como una de estas películas que, una vez las ves, no las vuelves a olvidar. Es un referente.
Personajes como Kate Marsh, Sean Diaz o Rachel Amber se te quedan incrustados en el cerebro. Es increíble lo mucho que puede concienciarte esta saga sobre temas tan sensibles como la salud mental, las drogas, el racismo e incluso el suicidio. Lo mejor es que lo consiguen hacer de una forma tan inadvertida y fácil que asusta. Con mensajes tan directos aprendes más sobre la vida que en muchas de las clases que te hayan impartido.
«Es como un viaje inesperado a lo más profundo de la fragilidad humana»
En mi caso, la primera entrega de la franquicia fue la que transformó por completo mi forma de ver el mundo, como si los cristales de mis gafas hubieran estado empañados toda mi vida. Se trata de un juego que te hace madurar como persona, de una forma u otra. Es un tornado que destruye una realidad para construir otra del todo distinta, nunca mejor dicho. Incluso hoy, viernes 11 de octubre, ocurría esa tormenta en el episodio final de Life Is Strange.
Podrá haber muchos ejemplos dentro de este género tan amplio pero, desde mi punto de vista, hay muy pocos que te hagan brotar sentimientos con tanta facilidad, que te consigan poner los nervios a flor de piel. Otro de los referentes predilectos de estos tipos de juegos sería Detroit: Become Human. Otra obra de arte. Es asombrosa la capacidad que tienen algunos estudios para hacer a sus personajes tan profundos.
Es algo de lo que muchos estudios no pueden presumir, de unos personajes con un increíble entramado complejo detrás. Pero hay algo extra que sumarle a los de la franquicia de Life Is Strange: la capacidad que tienen para que hacer que quien quiera que esté jugando cree una conexión con el prota nada más comenzar el primer episodio.
No tengo ninguna duda de que Life Is Strange: Double Exposure será una obra maestra, al igual que sus antecesores. Lo único que espero de verdad es que junto con Max Caulfield también regrese Chloe Price, aunque solo sea en una de las múltiples líneas temporales que abra Max para intentar resolver el asesinato. Que sea un último baile, un último adiós.