Nuestro abuso de poder de dominio en el mundo, a veces, podría suceder sin apenas darnos cuenta. Matar a un mosquito, a una cucaracha, a un perenquén… Podría ser, precisamente, un ejemplo de ello. Existen seres vivos mucho más pequeños que nosotros. Cada vez que nos ven se alborotan e intentan huir pero, llegamos con el flis y acabamos con ellos. ¿Hasta qué punto tenemos ese derecho? Estamos tan acostumbrados a hacerlo que ya no nos parece una locura pero, deberíamos replantearnos la situación. ¿Estaré exagerando?
Cuando matamos lo hacemos por hambre, ya que, antes de ser civilizados con piernas somos animales con patas. Hasta ese punto es comprensible. Cualquier otra especie también lo hace. No obstante, la inteligencia y la sofisticación nos han vuelto mucho más sensibles y nos aterroriza pensar en mataderos. En ese caso, lo que podríamos regular son las condiciones en las que están los animales, aunque finalmente se sacrifiquen. Pero eso no quita que seamos, de alguna manera, responsables con estas vidas.
Sin embargo, ¿por qué matamos a las moscas? Porque nos molestan cuando comemos, porque nos incomodan, porque son muy pequeñas y, por tanto, insignificantes. No será mejor un líquido que las anestesie para sacarlas por la ventana y no un tóxico que directamente las mata. De hecho, ya se han fabricado ahuyentadores y repelentes de insectos. Eso es fantástico.
Animales grandes, animales pequeños
Hablemos de los zoológicos. Está comprobado que algunos de los animales que habitan en estos parques sufren de depresión. No me extraña: orcas que navegan océanos cada año se encuentran encerradas en una piscina. Pero se paga y se va. No pienso que sea por maldad, al contrario. Sentimos tal aprecio por esas otras familias que egoístamente las colocamos en un lugar de la ciudad para ir cuando queramos verlas. ¿Qué hacemos? ¿Entendemos que deben estar en su lugar o las dejamos a la vista de nuestra curiosidad? Mejor la primera opción y, por suerte, los humanos nos concienciamos cada día más de eso.
Donde revisamos muchísimo nuestra relación con los animales es con el abandono de perros. Asociaciones como Fundación Almaq, voluntarios, etc. se reúnen para cuidar que esta práctica se evite. Un estudio de Affinity desveló que en 2017 más de 104 447 caninos fueron recogidos por los albergues de toda España. Igualmente, son muchas las campañas de adopción y los centros de acogida como el de Valle Colino, en La Laguna. Como vemos hay una mayor comprensión en algunos casos más que en otros.
Por su parte, Australia es una población que está muy comprometida con el control de nuestro dominio. Así, antes de matar a una araña o a cualquier bicho, se les abre la puerta para que salgan a su hábitat. Otros, mientras tanto, dirán: «Pero si solo es una sabandija». Obviamente estos seres son mucho más que eso y no debemos tener consideración solo con los seres más grandes. Es más, no podemos abusar de ninguno de ellos y, lo malo es que muchas veces lo hacemos.
