Ya está aquí el síndrome posvacacional

Sociedad

Como todas las vacaciones, estas se acaban y llega el momento de regresar al estudio o al trabajo. No es novedad saber que eso nos genera cierta pesadilla, más aun cuando estamos insatisfechos o disgustados con nuestra rutina. De por sí, el regreso ya es una opresión porque ello implica la vuelta al esfuerzo, a la constancia e, incluso, a los problemas. A esta situación se le llama síndrome posvacacional. Básicamente, después de los locales al aire libre, de los festivales, de los picnics, de zambullirse en el agua y comer de lo lindo en los bufés, llega el momento de levantarse a la mañana siguiente y poner los pies en el suelo frío.

En estas circunstancias, lo que se nos puede pasar por la cabeza es cambiar de profesión, aplazar la carrera universitaria o, directamente, parar el tiempo un ratito más, así como podría hacerse con el despertador. Pero la realidad es que no podemos detener la vida y hay que adaptarse nuevamente a nuestros viejos hábitos. No obstante, hay maneras de superar o afrontar este cambio un tanto brusco de una mejor manera. El especialista Layo Abreu explica cómo habituarnos más rápidamente a nuestro día a día.

Abreu, con treinta años de experiencia, estudió en la Universidad de La Laguna y es psicólogo clínico y terapeuta familiar  en la Asociación Solidaria Mundo Nuevo. El experto aclara que «este proceso de desilusión se genera por un rechazo a volver a una realidad con expectativas en las que no nos podríamos llegar a sentir partícipes o protagonistas y, por el contrario, nos apreciamos como un número, más que como una persona. En ella, en muchas ocasiones, no se nos valora como nos gustaría».

¿Cuánto tiempo dura el síndrome posvacacional?


Esta fase de decepción, según Abreu, se puede extender más o menos tiempo. Además, es en la duración y la intensidad donde se establece si realmente estamos a las puertas de un trastorno o no. De todos modos, «estar desanimado es normal y en dos semanas deberían desaparecer los indicadores de dificultades de adaptación. De otra manera, si después de un mes aún persisten síntomas que afectan al bienestar y desarrollo normal de nuestra labor,  se tendrá que profundizar en las razones, conductas y actitudes que hacen que continúe la ansiedad, la desmotivación… Todo ello para determinar si existe depresión», agrega.

El especialista habla de los síntomas que podremos experimentar después del descanso. Expone que «el panorama vacacional lo tenemos situado en lo más alto de nuestros deseos, ilusiones y fantasías pero, con el retorno se ajusta y estrecha el paisaje y, según sea nuestra relación con el trabajo, los indicios de malestar pueden variar siendo los más frecuentes: desgana, ansiedad, tristeza, desmotivación, irritabilidad, dificultades de concentración y rendimiento, problemas de sueño, dolores de cabeza, malestar de estómago…».

¿Qué hacer para adaptarnos más rápidamente?


Así, lo que nos sugiere para aclimatarnos más deprisa es «tratar de crear un acercamiento al entorno laboral en unas condiciones parecidas a las que teníamos antes de irnos de ocio, en el sentido de minimizar el contraste entre la llegada a casa y la vuelta a la faena, así como, volver al hogar y a las actividades unos días antes de empezar a trabajar, ir retomando las horas de sueño que solíamos, recuperar el contacto con nuestro entorno: amigos, costumbres…».

También, el experto recomienda «dejar algunos días de escapada para más adelante o coger algún día verde o de asuntos propios junto a un fin de semana y poder alargar el periodo de desconexión. Eso fortalece y da esperanzas de que aún quedan planes alternativos. Si a todo esto se añaden ejercicios físicos o alguna alternativa concreta, sería una mejoría para el estado de ánimo».

Finalmente, el psicólogo recuerda que «no se deben olvidar las vacaciones porque recordarlas da fuerza y expectativas para saber que somos algo más que personas que desempeñan una función». Además, «si no tenemos buena relación con los compañeros de nuestra  rutina, lo ideal es  buscar las posibilidades que permitan una distancia física y psicológica sana para ambas partes y llegar a la colaboración, pero no a la competencia». Igualmente, añade, » no es malo que esto sea conocido y respetado por los demás para evitar alianzas indeseadas que ahonden en el malestar».

Estudiante de periodismo en la Universidad de La Laguna. Santa Cruz de Tenerife. Entusiasta y con inquietud por aprender. Fanática del periodismo y de los medios de comunicación.