Félix Díaz, trabajador de la empresa canaria Trampolín Solidario. Foto: M. de Vera

Trampolín Solidario emprende proyectos por el empleo en la ULL

Sociedad

«El alumnado solicita las clases online y esto perjudica a las cafeterías de la Universidad»

Félix Díaz es el técnico de producción de las cafeterías de Trampolín Solidario. Se ocupa de supervisar y de llevar al día todos los negocios de restauración de la empresa, entre los que se encuentra el de la Facultad de Derecho de la Universidad de la Laguna. Díaz entró en esta asociación con la motivación ayudar al sector en exclusión social. Esta organización nació en Tacoronte de la mano de la asociación de mujeres Intervén Tenerife.

Las cafeterías de la Universidad son parte de la estancia del estudiantado, pero estas cerraron al comienzo de la pandemia y algunas tardaron en abrir llegando hasta a cambiar de propiedad. En el caso de la cafetería de la Facultad de Derecho, la licitación ha sido concedida a la empresa de inserción sociolaboral Trampolín Solidario. Esta compañía cuenta con varios proyectos, y uno de ellos es la hostelería. Su objetivo es aumentar la posibilidad de empleo, dar formación en este sector y otras oportunidades a personas que se encuentran en situación de exclusión social.

La apertura del local fue recibida con satisfacción por parte del alumnado. Sin embargo, en los últimos días han surgido quejas de la organización del equipo de trabajo y en la limpieza del establecimiento. Díaz pide paciencia a la clientela, ya que la plantilla con la que cuentan en la cafetería se encuentran en la etapa de aprendizaje, para que cuando terminen su itinerario en Trampolín Solidario puedan insertarse en el mercado laboral ordinario en un plazo estimado de un año.

El técnico de producción comenta cuál es el objetivo de la apertura de la cafetería: «Para poder aprender tienes que tropezar con muchas piedras, nadie nace aprendido, y para nosotros esto es una gran experiencia y un gran reto. No venimos aquí a ganar dinero».

«Vengo a trabajar todos los días contento porque ayudo a la gente»


A su llegada al local, Díaz encontró una cocina completamente vacía, viéndose obligado a reponer de «la propia hucha de la empresa».  Llegó a ser incluso una inauguración «bastante complicada». Tuvieron que aplazar unos meses la apertura de la cafetería ya que contaban con la ayuda y los materiales prometidos que había dicho la Universidad.

«Yo no me hago rico, ni la empresa se hace rica, ni la jefa ni nada, es una empresa social, nosotros creamos puestos de trabajo», comenta el empleado, quien también detalla que «Trampolín Solidario tiene pérdidas monetarias pese a recibir algunas subvenciones y donaciones». Además, hace especial hincapié en el objetivo principal del negocio: «No somos como las antiguas empresas que vienen a ganar dinero, nosotros venimos a formar personas».

A pesar de que a la empresa no le salga rentable mantener la cafetería por los precios que les marca la Universidad, el negocio se mantiene con el fin de poder formar a personas que se encuentran en una situación difícil. Félix Díaz pide al alumnado comprensión y colaboración para poder sacar adelante la cafetería.

   

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