¡No te pases con las proteínas!

Fitness

Las personas que hacen ejercicio con regularidad y acuden al gimnasio para que sus músculos se mantengan activos y crezcan, siempre buscan alimentarse de la forma más eficiente para obtener los resultados deseados. Entre los nutrientes estrella para aumentar el número de fibras está la proteína. Cumple una función estructural en nuestro organismo puesto que se encarga de mantener y aumentar los músculos y ayuda a regular la resistencia a la insulina, haciendo que los carbohidratos se procesen mejor.

Las proteínas tienen un gran efecto saciante porque el cuerpo tarda más en digerirlas que el resto de macronutrientes, sobre todo aquellas de origen animal. Por lo tanto, la proteína es imprescindible para los deportistas o las personas que quieren cambiar su estilo de vida y bajar de peso. Sin embargo, hay una tendencia a excederse con su consumo, ya que existe la falsa creencia de que la proteína no engorda tanto como los hidratos y las grasas o que cuantas más cantidades, mejores músculos.

Es muy común escuchar a gente del mundo fitness que siguen una dieta hiperproteica, ya sea para perder grasa o aumentar músculo, disminuyendo el consumo de los otros dos macronutrientes esenciales e invirtiendo mucho dinero en suplementos alimenticios como batidos altos en proteínas o aminoácidos esenciales. ¿Realmente es necesario? No solo no es necesario, sino que, a la larga, las consecuencias pueden ser nefastas para la salud.

Los requerimientos proteicos se pueden cubrir perfectamente sin necesidad de suplementación si se sigue una dieta equilibrada y saludable, donde las comidas estás basadas en alimentos enteros de calidad y cocinados por uno mismo. Esto no quiere decir que los suplementos no sean necesarios: en determinados momentos de entrenamiento muy intenso o deportes específicos es bueno recurrir a ellos para asegurar los gramos de proteína diarios. Pero lo que no se debe hacer es consumir proteínas como base de la dieta.

Alteraciones de las funciones renales y hepáticas


Cuando hay un exceso de este nutriente, el cuerpo debe eliminarlo porque no existe forma de almacenarla como ocurre con las grasas o la glucosa, y esto conlleva un esfuerzo metabólico que desregula muchas funciones corporales. Al procesar las proteínas, aumenta la concentración de amonio (NH4+) y se acidifica el ph del cuerpo. Para depurar el organismo, el hígado lleva a cabo el llamado ciclo de la urea, donde transforma el amonio en urea. Dicha sustancia sigue siendo tóxica, por lo que debe ser eliminada por la orina.

Es aquí cuando entra en juego la acción de los riñones: a más urea, más volumen de orina y más retención de líquidos.  Es por esto, que una correcta hidratación en las dietas hiperproteicas bien clasificadas es fundamental, al igual que el consumo abundante de frutas, verduras y hortalizas, puesto que ayudan a regular el ph. Si este comportamiento anómalo en estos órganos se prolonga, las funciones renales y hepáticas se altera, lo que puede producir cálculos renales o diferentes enfermedades relacionadas con el hígado.

Riesgo de obesidad


Existe también un riesgo de descalcificación porque para que se cumpla con éxito todo el proceso anterior, es necesaria la presencia del fosfato cálcico. Por tanto, si el cuerpo no recibe las cantidades de calcio necesarias o tiene problemas para asimilarlo, lo sacará de los propios huesos. El riesgo de lesión se elevará a medida que los huesos se debiliten y más adelante pueden aparecer problemas graves de osteoporisis.

Si se abusa de proteínas de origen animal de mala calidad, sobre todo de carnes rojas, el colesterol puede aumentar debido a las grasas saturadas que estas contienen. Cabe destacar que actualmente, las personas sedentarias son las que más se exceden en el consumo proteico, lo que aumenta el riesgo de obesidad.

Nuevamente, la clave está en el balance. Para personas con problemas graves de obesidad o deportistas que entran en épocas cuyos entrenamientos requieren más proteína, las dietas hiperproteicas son ideales siempre y cuando estén bien planificadas y bajo la supervisión de profesionales de nutrición y deporte. Este estilo de alimentación, en personas con un índice de masa corporal normal no debe durar más de un mes y no superar el 25 % de proteínas con respecto al resto de macronutrientes.

Nada me gusta más que una buena mente traviesa y ágil para conversar. Curiosa por naturaleza, con ansias de comerme el mundo. Ando siempre en busca de la perfecta combinación de palabras.

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