Víctor Manuel Suárez, presidente de la Delegación de Estudiantes de Enfermería. Foto: PULL

«No se deben señalar culpables, sino arrimar el hombro y buscar soluciones»

Ciencias de la Salud

Víctor Manuel Ramírez es el presidente de la Delegación de Estudiantes de Enfermería. Hace unos días, este órgano representativo emitió un comunicado donde declaraba su disponibilidad para ayudar a los hospitales en caso de que fuera necesario. La gravedad de la situación ocasionada por el COVID-19 ha instado al alumnado a movilizarse para aportar su granito de arena, pues el sistema sanitario español se enfrenta a uno de los retos más importantes de la historia del País.

¿Cual es el papel que toman el alumnado de Enfermería en el organigrama sanitario? «A raíz de la dificultad para encontrar personal sanitario por la alta tasa de contagio, salió una orden ministerial a nivel nacional en la que se autorizó a los alumnos de 4º de Enfermería a trabajar como ayudantes en los hospitales. Esta no se aplica igual en todas las comunidades. En Canarias todavía no ha hecho falta que entremos en acción, dado que hay suficiente personal cualificado. También ha salido otra orden en la que se autoriza a médicos extranjeros a trabajar. Por lo tanto, somos la última línea.»

¿Entonces, que pueden aportar desde esa línea? «Como profesionales de la salud, debemos de ocuparnos de informar correctamente a familia, amistades y vecindad, para evitar la alarma social y hacer que circule información veraz que combata los bulos. También podemos sumarnos al cuidado de los menores a cargo de profesionales que están trabajando para que puedan ir tranquilos… Tal y como están las cosas, no es necesario que actuemos en primera línea».

«La falta de material está haciendo crecer el foco de contagio»


¿En Canarias se está teniendo la misma precariedad material que en el resto de España? «Sí. Aquí se está saliendo al paso gracias a las aportaciones de empresas privadas que tienen impresoras 3D, que crean mascarillas o personas que las bordan ellos mismos y las donan. La falta de material está haciendo crecer el foco de contagio. Estamos en una situación caótica. Los protocolos salen y no se llevan a cabo porque no se informa al personal de cómo seguir las pautas, lo que ha hecho que mucha gente se contagie. Por ejemplo, yo trabajo en la ambulancia del 912 y te encuentras casos de gente que llama y cuenta que alguien de su entorno de trabajo o familiar, con el que han tenido contacto reciente, ha sido dado alta por coronavirus. Según el protocolo, debo decirle que se resguarde en casa o que siga trabajando y vuelva a llamar si tiene síntomas. Pero si esa persona dentro de 14 días resulta que da positivo, significa que puede haber infectado a sus compañeros. Es un tema delicado».

¿A qué podemos achacar este mal? «Puede ser una falta de inversión y previsión por parte del Gobierno. Durante la crisis del ébola, el Hospital Universitario adquirió trajes de protección individual que se deberían estar usando ahora. Canarias depende de la industria de la Península, porque aquí no tenemos. Por suerte, hay muchos autónomos que aportan su granito. Por nombrar a uno: Ron Arehucas ha comenzado a producir alcohol para desinfectar. Aunque no se puede estar dependiendo de la caridad, pues al final ellos dan su ayuda a cambio de prácticamente nada y se les sigue cobrando impuestos. No es un buen trato para ninguno».

¿Hay diferencias palpables entre la atención en la sanidad pública y la privada? «Ninguna. Dado el estado de alarma, recibirás la misma atención en cualquier lugar. Por eso creo que, en este caso, los recursos privados deberían estar a expensas del servicio público».

¿Crees que la situación vivida hasta ahora justifica la destitución de Teresa Cruz como consejera de Sanidad? «En todo conflicto siempre debe haber un cabeza de turco. Y, lamentablemente, le ha tocado a ella. En momentos como este, no se deben buscar culpables, sino arrimar el hombro y buscar soluciones. No me parece correcta la actuación del presidente. En una crisis se deben unificar criterios. Quiero decir, no destituir a una persona y poner a otra, sino hacer que trabajen conjuntamente. Si cambias a una persona que tiene toda la información por otra a la que hay que explicarle todo desde el principio, perdemos tiempo. Y no estamos para perderlo».

"Yo quiero escribir sobre el placer de dar una puñalada en una noche de lluvia, la locura del alcohol en la sangre y el miedo dulce que me reconforta”. Felix Francisco Casanova de Ayala

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