Tenerife se acerca a tener un vehículo por habitante. Foto: Y.Peña

Muchos vehículos y pocas soluciones

Sociedad

La situación de la movilidad en Tenerife es ya insostenible. La Isla cuenta con el índice de vehículos más alto del Archipiélago, cerca de 840 000.  La cifra se acerca ya al número de habitantes del territorio, un hecho que lo aproxima a rozar la estadística de tener casi un coche por persona. Se demanda que las instituciones políticas trabajen en medidas para reducir el crecimiento de esta problemática que se vive desde hace más de veinte años.

Los datos contabilizaron a comienzos de este año que Canarias tenía de promedio 812 vehículos de motor por cada mil habitantes. Tenerife sobresale de la media con 828 vehículos, de los cuales 565 son turismos. Además, ostenta el 47 % del total del tráfico en circulación del Archipiélago. En lo que llevamos de año, sin contar el pasado mes de mayo, se matricularon un total de 6440 automóviles en la Isla.

Joaquín Galera Gaspar, arquitecto y urbanista, tiene claro que la «cultura del coche» es una de las principales causas de la problemática de la movilidad. Comenta que si nos hubieran educado fuera de la cultura capitalista y de la creencia en el automóvil privado la magnitud del problema sería menor. «Desde que somos adolescentes nos prometen un coche por nuestro cumpleaños y nos condiciona la presión permanente que realiza la publicidad y el cine», concluye.

Tráfico en los colapsos matinales de la TF-5. Foto: Y. P.

El colapso de vehículos, avivado por la superpoblación, es el encargado de provocar las habituales colas de tráfico que se producen cada mañana en la TF-5. Día tras día, miles de personas sufren estas retenciones, desde Santa Úrsula hasta Los Rodeos, para poder llegar a sus puestos de trabajo. Carlos Galván, vocal de la Asociación Tinerfeña de Amigos de la Naturaleza, cree que la solución más efectiva que se podría tomar para reducir los atascos es «limitar el número de vehículos», algo que aún no han llevado a cabo las autoridades competentes de la Isla.

Abián Mesa es farmacéutico y divulgador sanitario en redes y ha hecho estudios sobre las retenciones de tráfico. Tiene claro que una de las principales afectaciones que tienen las colas en la población es el nivel en el que condicionan nuestras vidas. «La gente tiene que dedicar tiempo de su día para estar en un atasco en vez de utilizarlo para pasar más tiempo con su familia o para llevar una vida más saludable», apunta.

El divulgador sanitario señala que al hacer publicaciones sobre el tema en su perfil de Instagram le escribían personas hartas de que su trayecto desde el norte de la Isla hacia la capital tinerfeña durase más de una hora a raíz de los atascos. La elección de la vivienda también se ve subordinada por esta problemática. Mesa comenta que debido a esta cuestión «mucha gente descarta vivir en municipios específicos del norte» y se desplaza a lugares más cercanos a sus puestos de trabajo o al área metropolitana.

Efectos en la salud


Las retenciones de tráfico afectan de una manera directa a la salud de las personas que las sufren. Según explica Abián Mesa, la gente se encuentra mucho más agobiada, agotada por la falta de sueño y con mayor ansiedad. «Estos efectos negativos se derivan de la duración del problema ya que se repite todos los días. Si los colapsos fueran puntuales, no tendríamos que hablar de estas afecciones, sería incluso beneficioso», argumenta el farmacéutico.

El distrés, como aspecto negativo del estrés, se presenta como una de las mayores consecuencias. Las gente que se enfrenta día tras día a los atascos libera cortisol, una hormona que segrega nuestro cuerpo como respuesta al nerviosismo y a la ansiedad. Los altos niveles de cortisol asociados a otros factores de riesgo como la hipertensión arterial y el tabaco podrían causar accidentes cardiovasculares.

«Si Tenerife no fuese una isla nos acercaríamos a las ciudades con más contaminación atmosférica»


La problemática de la movilidad también repercute en el medioambiente. Las urbes con superávit de vehículos cuentan con el factor de la contaminación del aire por las emisiones de dióxido de carbono que desprenden los coches. Carlos Galván asegura que nos salvan las condiciones geográficas: «Si Tenerife no fuese una isla nos acercaríamos a las ciudades con más contaminación atmosférica».

Galván comenta que pese a los bajos niveles de polución del aire, «estamos aportando un porcentaje de los gases que se emiten a la atmósfera» y que contribuyen al cambio climático. Respecto a este tema el Gobierno aprobó el pasado año la Ley del Clima que recoge que las ciudades con más de 50 000 habitantes tendrán que limitar la entrada de vehículos. Por tanto, La Laguna, Santa Cruz, Granadilla de Abona y Arona tendrán un plazo de dos años para establecer áreas libres de emisiones.

Los vehículos que colapsan las autopistas de la Isla pasan alrededor del 95 % de su vida aparcados. Foto: Y. Peña

La problemática también repercute en la ocupación del suelo y la desfiguración del paisaje. Joaquín Galera advierte que en los últimos años se ha destinado gran parte de nuestro territorio para la creación de infraestructuras viarias. «Los políticos solo construyen carreteras para solucionar el problema», concluye el arquitecto.

Galera cree que las infraestructuras viarias de Tenerife están sobredimensionadas y piensa que seguir construyendo carreteras no es la medida idónea, pero que «mueve muchos intereses económicos» sobre todo en las grandes empresas de la construcción. La soluciones deben partir de la idea de restringir la circulación, porque como indica Carlos Galván, «los 840 000 vehículos ya están en la Isla».

Entre las soluciones para mitigar la situación es importante el uso del transporte público. Foto: Y. P.

Las soluciones para reducir la problemática son múltiples. El vocal de ATAN asegura que no es una en concreto sino que se trata de «un mix de acciones a fin de mejorar la vida de las personas». Galván avala por un «carril hacia la sostenibilidad». Propone incentivar el transporte público con su gratuidad en determinadas franjas horarias y establecer en las autopistas carriles BUS-VAO.

El fomento del coche compartido, del teletrabajo y una mejor distribución de los equipamientos públicos, es decir descentralizar los servicios de las áreas metropolitanas, también darían un respiro a la problemática. Galera piensa que todavía se puede corregir la situación que sufrimos hoy en día y dejar de tener «muchos vehículos y pocas soluciones».

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