Miradas rebeldes en el Puerto de la Cruz – Periodismo ULL
Participantes del encuentro de poesía se dejan fotografiar tras el evento. Foto: PULL

Miradas rebeldes en el Puerto de la Cruz

Cultura / Ocio

El Instituto de Estudios Hispánicos de Canarias acogió recientemente un encuentro de colectivos de poesía que reunió a tres agrupaciones locales: Poetry Slam Tenerife, Leyendo Miradas y Poetas en Rebeldía. La cita, concebida como una celebración del arte poético en sus distintas vertientes, contó con una amplia participación del público que rió y lloró por igual en una estampa de diversidad creativa y compromiso social con las problemáticas de la Isla.

El evento comenzó con la intervención de Poetry Slam Tenerife. Dos de sus integrantes presentaron este formato originado en Estados Unidos, explicando que el objetivo es fomentar un «alto nivel de interacción», a través de interpretaciones de no más de tres minutos, valoradas por la audiencia con puntuaciones del cinco al diez. «Se crea un entorno competitivo y, sobre todo, sano entre poetas y espectadores», explicaron.

El encuentro llenó el aforo. Foto: PULL

Tras esta introducción invitaron al escenario a tres participantes del público para recitar un poema sin música ni escenografía. Víctor del Pino, Carlos Sorrentino y Julia Viciana subieron al escenario y fue esta última quien se alzó con el primer premio.

Al finalizar el encuentro, la audiencia gritó al unísono Slam, lo que provocó risas. Entonces, Julia Viciana recitó su poema Chico de ciencias, un poema sobre amor y desamor. La sesión concluyó con el agradecimiento de Poetry Slam Tenerife al Instituto por acoger la actividad y a quienen asistieron por su implicación.

«Tras conocerte, te volviste la persona más desconocida»


A continuación, el foco se desplazó hacia la agrupación Leyendo Miradas. Sara de la Rosa, directora de la entidad, explicó que esta iniciativa nació de «una fuerte pasión desde el principio por la poesía». Así fue como, según sus palabras, «decidieron proponer un diálogo entre la fotografía y la poesía, donde el poeta trabaja con el material de un fotógrafo al que no conoce previamente, como una cita a ciegas».

Sara de la Rosa presentó a cinco poetas de la Asociación después de recitar un poema propio. Tras su intervención, tomó la palabra Mara Gonmarri, quien comenzó con una reflexión poética sobre la identidad, así pues, leyó La vía del barranco, acompañado de fotografías de Paula Fuentes tomadas en Japón, y Silencio frente al mar, junto a imágenes de María de La Canela.

Sara de la Rosa presenta a su colectivo Leyendo Miradas. Foto: PULL

“¿Que ves en blanco y negro? No me impongas tu color”


La siguiente fue Oty Santana, quien se presentó con un poema titulado Resilía, acompañado de fotografías de Raquel Suárez. En él, cuenta una historia de desamor y, con la crudeza que la historia merece, de maltrato psicológico: «Tras conocerte, te volviste la persona más desconocida». Habló entonces de lo difícil que resulta ver a la persona que amas convertirse en alguien así, en el dolor que conlleva y el duro camino del adiós. Fue una pieza cargada de significado y dedicada a las víctimas de violencia de género.

Tras una breve pausa, intervino Michele Duque. Al subir al estrado, se presentó de una forma muy sencilla y acto seguido leyó «El norte o el sur», con fotografías de Adasat Delgado: «¿Qué ves en blanco y negro? No me impongas tu color». Luego, leyó un poema sobre la esperanza y la fe.

El cierre llegó con Poetas en Rebeldía, presentado por Manuel Quintana, su director, quien definió al grupo como «un conjunto de dementes que quieren dar voz a las causas sociales». Miriam Cruz abrió con varios poemas de un carácter muy directo. Habló de su experiencia como payasa en un hospital con niños con cáncer. Miriam contó a través de varios escritos, una historia personal con una muchachita que fue ingresada en aquel hospital en el que trabajó y con quien conectó enormemente. Al terminar, se despidió en lo que ella definió como un «brindis poético».

A Miriam Cruz le siguió Nerea Saboya, que leyó un poema de carácter animalista sobre los perros de caza y las situaciones a las que se ven expuestos una vez dejan de ser útiles en sus hogares.

    

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