Federico Mayor Zaragoza, director general de la UNESCO entre 1987 y 1999, fue el ponente principal del acto institucional de la Universidad de La Laguna con motivo del 225 aniversario de su fundación, celebrado hoy 13 de marzo en el Paraninfo de la institución académica. Su locución fue una llamada de esperanza en el futuro a pesar de las adversidades y de que el panorama político, económico y medioambiental no parece muy halagüeño. En su opinión, «aún es posible enfrentarse a esa tendencia destructiva del presente». Para ello, reclamó que los intelectuales, los científicos y los artistas se pusieran al frente de este proceso de cambio, «porque son ellos quienes mejor saben que cada ser humano es capaz de crear».
El ponente fue el encargado de dictar la conferencia con la que la Universidad de La Laguna celebró hoy su Día Institucional, en un Paraninfo lleno de gente y con la presencia de todos los rectores vivos de esta institución, así como con los expresidentes del Gobierno de Canarias, además de los rectores de las universidades de Las Palmas de Gran Canaria y Madeira, entre otras autoridades.
Mayor Zaragoza dijo tener confianza en el futuro porque en él la mujer adoptará un mayor protagonismo en la esfera pública. En ese sentido, recordó una conversación que tuvo con Nelson Mandela acerca de, precisamente, los retos del futuro.
«Lo que parece imposible es posible»
El que fuera director general de la UNESCO ahondó en la figura de Mandela, reconociéndole su protagonismo en la transición pacífica e integradora de Sudáfrica; y también en la Mijaíl Gorbachov, que logró «abrir el gigante soviético al Mundo convirtiéndolo en una federación de estados. Estos ejemplos los puso para evidenciar que, a veces, «lo que parece imposible es posible».
Aún así, pese a esa esperanza en la capacidad humana para generar un cambio positivo, fue crítico con la situación actual, en la que el poder económico ha tratado de suplantar, y lo ha logrado de facto, a instituciones de consenso como la propia Organización de las Naciones Unidas. Criticó, en ese sentido, que una asociación de estados ricos como el G20 haya suplantado a la ONU, que representa a los 197 estados del Planeta.
También criticó la injerencia de ese poder monetario en ámbitos como la educación. Así, manifestó su desagrado por que una organización de índole eminentemente económica como la OCDE sea la que esté fijando los criterios de lo que es educación a través de instrumentos como el informe PISA.
Educación, no capacitación
Para Mayor Zaragoza es un grave error confundir «educación» con «capacitación», tal y como se pretende imponer ahora, y recordó que la UNESCO concibe la educación como un medio para dirigir la propia vida, para aprender a ser y a utilizar plenamente las capacidades humanas y la creatividad para que cada persona pueda labrarse su propio destino.
Por ello, lamentó que aún hoy la guerra siga protagonizando los presupuestos de las naciones, lo cual le llevó a criticar la reciente posición expuesta por la Unión Europea, que aboga por reforzar su gasto militar. «Con solamente un 10% de esos fondos, se podrían cubrir las cinco prioridades globales fijadas por la ONU: alimentos, agua potable, servicios sanitarios, defensa del medio ambiente y la educación».
«La paz no se pude basar en la guerra», clamó. «¡Si lo que necesitamos es justo lo contrario! Darnos cuenta de que muchos conflictos pueden resolverse con diálogo, como ha demostrado el último premio Nobel de la Paz, el presidente de Colombia Juan Manuel Santos, que apostó por el diálogo para finalizar un conflicto de décadas».
Por ello, el conferenciante reivindicó que ha llegado el momento de hacer valer los principios de la Declaración Universal de los Derechos Humanos para evitar que las generaciones venideras vivan en un mundo de desastres políticos y medioambientales. «Que no nos digan nuestros descendientes aquello tan terrible que escribió Albert Camus en una de sus obras: los desprecio porque pudiendo hacer tanto, hicieron tan poco».
De ese modo, concluyó que las universidades e instituciones consagradas al conocimiento tienen un papel relevante en mejorar el futuro porque «el porvenir está todavía por hacer».
Medalla de Oro
Tras la conferencia, el rector hizo entrega de la Medalla de Oro de la Universidad de La Laguna a la ciudad que la acoge, que fue recogida por su alcalde, José Alberto Díaz, quien agradeció profundamente la distinción, subrayando que «la ciudad no pertenece a una isla ni a un municipio, sino a todos los que la habitan». Además, añadió que “La Laguna es una ciudad educadora, gracias a la universidad; es la ciudad de la convivencia, por la universidad; es la capital sentimental de Canarias, por la universidad”.
La Canarias contemporánea no puede entenderse sin la Universidad de La Laguna, prosiguió el alcalde, para quien el centro académico ha sido una de las instituciones básicas de construcción de la canariedad: “La ULL ha sido una escuela de convivencia, un antídoto contra el tinerfeñismo enclaustrado, egoísta y malsano. Esta universidad ha contribuido a la cohesión social y cultural de las islas”.
El primee edil subrayó que Canarias debe buscar nuevas perspectivas y estructuras económicas y abrir ventanas al futuro. Iniciativas como Campus África y Campus América ayudan a abrir nuevas fronteras, explicó, así como la próxima apertura del Parque Científico y Tecnológico de Tenerife, ubicado en el Hogar Gomero.
Finalmente, dijo que se sentía particularmente honrado de recibir en nombre de la ciudadanía de la Laguna la distinción.
Martinón: «Somos una institución antigua, pero en modo alguno somos una universidad vieja»
El rector Antonio Martinón destacó en su intervención que “nacimos porque la sociedad lo quiso. Somos una institución antigua, pero en modo alguno somos una universidad vieja, porque las mejores páginas de nuestro futuro están aún por venir”. En este sentido, dijo que “en la universidad integramos visiones distintas en una idea común. Aunque la aportación de la universidad no se agota en la investigación y en la docencia, hemos contribuido a una cultura democrática en las Islas, así como a la configuración de Canarias como unidad política, económica y cultural”.
Martinón apuntó también que «La Laguna no es una ciudad petrificada en su historia, ni una ciudad infantil sin pasado, sino que es una moderna ciudad histórica con una única alma que se ha ido haciendo más grande cada día. Ciudad y universidad queremos caminar juntas, en beneficio de ambas y sobre todo de sus ciudadanos”.
Además, consideró que la Universidad de La Laguna ha sido una institución fundamental para el progreso de Canarias: “Tenemos el compromiso de alcanzar una enseñanza de calidad, desarrollar una investigación de vanguardia y mantener una estrecha relación con la sociedad”.
El rector recalcó la idea de la necesidad de una economía más sustentada en el conocimiento y que Canarias y sus dos universidades públicas tienen que ser «palanca del crecimiento”. Sobre esta cuestión destacó que «las ciudades y las universidades están llamadas a redefinir su papel y su misión, y no encerrarse en modelos que no tienen futuro».
El también catedrático de Matemáticas hizo referencia al amplio programa de actividades para celebrar el 225 aniversario, elaborado por una comisión presidida por la ex rectora Marisa Tejedor. Entre los actos conmemorativos destacó los referidos al centenario del nacimiento de Antonio González, rector honorario de la Universidad de La Laguna.
Prestigio ganado a pulso
El presidente del Gobierno de Canarias, Fernando Clavijo, intervino recordando que le himno universitario, Gaudemas Igitur, invita la regocijo por la juventud. Pero él, en esta ocasión, prefiere celebrar el hecho de ser centenario, como es el caso de una Universidad de La Laguna que «llega a sus 225 años con plenas facultades, prestigio, respeto de la sociedad canaria y todo el futuro por delante».
Clavijo aludió al arraigo y prestigio que toda Canarias reconoce a la Universidad de La Laguna, a pesar de que en algunos momentos su historia ha estado vinculada a un pleito insular que ya ha sido superado. Por eso, en la actualidad es un centro «que une a todas las islas a través del conocimiento y la educación» que se ha ganado su prestigio a pulso, tal y como lo demuestra el hecho, recordado por el presidente, de que se tata de la décimo sexta institución de investigación nacional.
El presidente reconoció que uno de los retos que tiene Canarias es cambiar su sistema productivo por uno en el que la innovación y la investigación cobren más protagonismo. Recordó que se están adoptando varias medidas para lograrlo, una de las cuales es la reciente convocatoria Agustín de Betancourt, auspiciada en colaboración con el Cabildo de Tenerife y la propia ULL, gracias a la cual 40 doctores tecnólogos de la universidad tinerfeña y el Instituto de Astrofísica de Canarias han sido contratados.