Son muchos los niños y niñas que, hoy en día, practican fútbol, el deporte rey en España. En la teoría, en estas edades el objetivo es divertirse y hacer ejercicio físico pero no siempre es así. Los clubes pueden interferir de forma clara en su formación. Las victorias o las derrotas marcan el éxito o el fracaso de un equipo y al final, en muy pocos casos no se mira el resultado. En la base las instituciones deportivas no deberían poner retos más allá de mejorar y divertirse.
Las familias, además, no ayudan nada para que este proceso de enseñanza avance de una forma prolongada. Es más, ponen trabas con su actitudes agresivas en los terrenos de juego, pagándolo, muchas veces, con el colectivo arbitral.
En muchas ocasiones hemos visto a familiares en un campo de fútbol transmitir gritos y meter presión. Los comentarios negativos que se escuchan en las gradas afectan mucho en la diversión de quiene juegan. No es lo mismo escuchar mensajes de ánimo a oír que lo estás haciendo mal.
Las familias también tienen el ojo en el equipo técnico. Pasan la mano por la espalda al acabar el partido mientras que en su trancurso critican. Gente que no ha jugado a fútbol en su vida y que no tiene conocimiento ni formación, piensa que lo sabe todo. Solo miran el resultado.
«La motivación, la psicología deportiva o el refuerzo positivo son las nuevas bases del fútbol»
A veces, en categorías bajas, los clubes no tienen la capacidad de pagar a profesionales que han obtenido el título. La precariedad de sueldos en los equipos de fútbol base hace que no haya técnicos de gran nivel, por lo que no se consigue un aprendizaje avanzado. Las sociedades deportivas tienen que darse cuenta de que esto es una carrera de fondo y que si trabajas bien con la cantera puedes tener beneficios en el futuro.
Desde la Real Federación Española de Fútbol (RFEF) se quiere implementar ideales formativos para quienes se dedican a entrenar. Bloques como la motivación, la psicología deportiva o el refuerzo positivo son las nuevas bases del fútbol.
