“Las sensaciones que tuve al salir del examen fueron horribles”

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Diego García Silvera, natural de Los Realejos, consolidó su carrera de Medicina en la Universidad de La Laguna con su inclusión en el top 20 del Médico Interno Residente (MIR) 2018. Una vez finalizados los seis cursos correspondientes al grado, realizó el examen MIR para optar a una de las miles de plazas que oferta el Ministerio de Sanidad. Para su sorpresa, además de lograr acceder a la especialidad que más le gusta, consiguió formar parte de este ranking en el que se incluyen las mejores calificaciones.

¿En qué consiste el examen del MIR? “Es una prueba que te permite acceder a una plaza de residente para conseguir ser especialista. El ejercicio consta de 225 preguntas tipo test y diez de reserva, por si se anula alguna pregunta. De hecho, algunas de ellas son imágenes sobre casos clínicos en las que hay cuatro posibles respuestas. Este año en concreto, se ofertaron aproximadamente 6500 plazas y se presentaron más de 13 000 personas. Sin embargo, todas las especialidades no tienen la misma oferta”.

¿Y cómo se evalúa? “El sistema utilizado trata de una ponderación que te multiplica por tres los aciertos y te resta por uno los fallos. Luego, a la hora de ordenar, se utiliza el 90 % de la nota del examen y el 10 % de tu nota media a lo largo de tus años de carrera”.

“De las 225 preguntas acerté 195” 


¿Qué especialidad quieres escoger? “Tengo que elegirla en abril, y lo más probable es que haga Medicina Interna aquí, en Tenerife. En esta ocupación se suelen agotar las plazas en el número 4000, porque hay algunas que ofertan más vacantes que otras».

¿Qué nota sacaste? “Es un poco complejo, pero en líneas generales, de las 225 preguntas acerté 195, es decir fallé 30. Es a lo que llamamos aquí 185 netas, aunque ponderado sobre 100 con los porcentajes saqué un 95,4489. Creo que está bastante bien”.

¿Cuál fue tu rutina diaria de estudio? “Fueron 17 meses de preparación, pero también acudí a un intensivo en Oviedo que duró casi ocho. Durante el curso, por lo menos en mi clase, cada uno se adaptaba y hacía lo que creía oportuno. Yo, personalmente, empezaba a estudiar a las 8.00 de la mañana y a las 12.00 del medio día salía a dar un paseo y a comer. Posteriormente, sobre las 14.30 de la tarde retomaba hasta las 17.00 horas, y volvía a descansar otro poco. Y ya después del segundo reposo, me incorporaba de 19.00 a 22.00 horas. Era bastante pesado”.

“Hice 30 000 preguntas tipo test durante los meses de preparación”


¿Cómo es la preparación dentro de la academia? “Las otras no sé, pero en la mía en concreto comenzaban entregándote el material de estudio y después elaboraban muchísimos exámenes tipo test. Yo hice más de 30 000 preguntas durante los 17 meses que me estuve preparando, tanto en la academia como por mi cuenta. Los sábados realizábamos pruebas exactamente iguales a las del MIR. En el examen real dispones de cinco horas, pero en los del intensivo se establecía una hora menos, para que así no nos cogiera el toro. Una vez ejecutado, lo corregíamos durante otras cuatro horas. Los domingos era el día de descanso”.

¿Consideras que haber participado en un curso intensivo, como el de MIR Asturias, ha ayudado a que lograras tus objetivos? “Sí, ya casi todos los opositores acuden a estas corporaciones. Hay tres que concentran a casi todos los alumnos, que son AMIR, CTO y MIR Asturias, y la verdad es que todo el mundo va a alguna de ellas, se lo toman muy en serio y emplean muchísimas horas para presentarse”.

Cuando recurriste al intensivo, ¿llegaste a observar un nivel de estudios superior en aquellas personas que pertenecían a otras universidades españolas? “Como se trata de un temario tan extenso, nunca sabes si el otro sabe más que tú, ya que es muy difícil de valorar. La Universidad de La Laguna sí que es verdad que el año pasado no obtuvo muy buenos resultados, pero yo al principio me vi bien preparado y no noté la diferencia con los demás. Tengo compañeros a los que les salió bien y a otros no tanto, pero así de primeras no me pareció que unos supieran más que otros que estudiaban en La Laguna”.

Entonces era más o menos equitativo… “Sí, porque el puesto en el que quedas en el MIR depende de tus conocimientos en la carrera, pero también depende mucho de lo que trabajes una vez que estás allí y el día del examen. Son muchos factores, no solo la universidad que te ha formado”.

“Yo solo quería hacerlo bien y quedar entre las plazas”


¿Alguna vez creíste que ibas a llegar a estar dentro del top 20 o lo veías como un sueño imposible? “Al principio cuando empecé a estudiar mi objetivo era quedar entre los 3000 primeros, que eran los que me aseguraban la vacante en la especialidad que quiero. Una vez que estuve haciendo el curso, como tenía exámenes, sí es cierto que sacaba muy buenas notas, pero nunca imaginé llegar a estar entre los 20 con mejor calificación. Yo solo quería hacerlo bien, es decir, que me saliera correctamente y quedar entre las plazas”.

¿Qué sensaciones tuviste al salir del examen? “La verdad es que fueron horribles, salí muy asustado, me pareció un examen atípico. Supongo que son esas impresiones que uno tiene continuamente. Siempre tu examen te parece el más difícil y el más raro. Por esta razón, no pensé que fuera a sacar la calificación que obtuve”.

¿Desde cuándo decidiste que tu camino era el mundo de la medicina? “En mi caso desde muy pequeño porque, aunque ninguno de mis familiares es médico, si es verdad que casi todos en mi entorno se dedican a la rama sanitaria: mi padre y mi hermano son enfermeros, mi madre auxiliar, mi otro hermano es fisioterapeuta… Por ello, este campo estuvo siempre muy presente en mí. Aunque también me gustaba el derecho, a los 14 o 15 años ya tenía muy claro que quería ser médico”.

“Los pacientes merecen que te guste y que hagas todo por ellos”


¿Crees que es necesario tener vocación para estudiar esta carrera? “Sí, y para ejercerla, sobre todo porque los pacientes merecen que lo que hagas sea con gusto. También hay que tener vocación para estudiarla, porque es una carrera muy larga, demasiado dura y que se hace bastante pesada si no te atrae”.

¿Cuál ha sido tu etapa más difícil para afrontar el grado en Medicina? “La etapa más difícil la tuve las primeras 4 o 5 semanas del primer curso, no me gustaba nada y la verdad es que lo pasé mal en ese mes. Es un cambio bastante grande de segundo de bachillerato a primero de Medicina, porque cuando empiezas se dan asignaturas básicas que no tienen relación con la práctica asistencial, que es lo que me gusta a mí. Eso sí, después les encontré el gusto y me acabaron gustando, pero la primera toma de contacto se me hizo muy dura”.

¿Y cómo afrontaste el MIR? “Lo más duro fue cuando me fui a Oviedo, lejos de mi familia. Los primeros meses de adaptación lo pasé fatal porque cambié de tener a mis padres aquí al lado o poder verlos los fines de semana a estar alejado de ellos. Se agradece estar rodeado de buenos compañeros porque te hacen la estancia más llevadera, pero las horas de estudio las tienes que hacer tú solo y se hace duro”.

“Luchar por conseguir mis objetivos fue lo que hizo que siguiera adelante”


¿Y en qué pensabas cuando te sentías agobiado? “En Oviedo pensaba en que acabaría y tendría mi plaza, además tenía gente que me apoyaba bastante. Llamaba mucho a mis padres, a mi novia, y poquito a poco el pensar que se acabaría y que estaba luchando por conseguir mis objetivos fue lo que hizo que siguiera adelante”.

¿Alguna vez te planteaste dejar la carrera o el MIR? “En la carrera sí que llegó a rondar esa idea en mi cabeza durante los primeros meses, pero al final no. En el MIR no, porque aparte de haberle dedicado mucho tiempo, la estancia allí es dinero que le ha costado a mis padres. Igualmente, los seis años de carrera también han sido un sacrificio como para abandonar, por lo que creo que eso nunca te lo llegas a plantear”.

¿Qué le dirías a aquellos que van a finalizar la carrera de Medicina y ya tienen la mente enfocada en la ejecución del MIR? “Les diría que muchísimo ánimo, que es una carrera de fondo, y que no hay que agotarse al principio, sino que hay que mantener, sobre todo, la estabilidad emocional. Esto es muy difícil, yo de hecho no lo conseguí al principio y estaba desquiciado, pero lo intenté todo lo más sereno posible. Tienes que pensar en por qué estás ahí y por qué los estás haciendo. Yo, en definitiva, es lo que siempre he querido desde los 7 u 8 años”.

Risueña, atrevida y siempre a la última: "La clave del éxito consiste en salir de tu zona de confort". Estudiante de Periodismo en la Universidad de La Laguna. Palmera de sangre y de corazón.

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