Esther Torrado, Francisco Almeida e Inmaculada Perdomo durante la inauguración. Foto: PULL

La ULL analiza la prostitución y la pornografía como elementos de violencia

ULL

El Instituto Universitario de Estudios de las Mujeres (IUEM) de la Universidad de La Laguna acoge desde hoy, lunes 26, y hasta mañana, martes 27 de noviembre, las jornadas Huellas de exterminio patriarcal. La Prostitución como instrumento normalizador de la violencia, que se celebran en el Aula Magna de la Facultad de Ciencias Sociales y de la Comunicación. El encuentro fue inaugurado por el vicerrector de Investigación, Francisco Almeida; la directora del instituto organizador, Inmaculada Perdomo; y la directora de las jornadas la profesora del Departamento de Sociología y Antropología Esther Torrado.

El vicerrector valoró la aportación que desde la universidad se puede realizar a los estudios de género y a la reflexión sobre la violencia machista. Explicó que la academia puede realizar transferencia de conocimientos no solo en materias relacionadas con la medicina o la tecnología, sino también desde los estudios sociales. Así, por ejemplo, muchas políticas que desarrollen las instituciones podrían estar basadas en estudios elaborados por el centro docente.

Ámbito de investigación


Almeida recalcó el compromiso del equipo de gobierno de la ULL con la investigación en el ámbito de las Ciencias Sociales y las Humanidades y, en este sentido, valoró que seminarios como el hoy inaugurado contribuyen a difundir el trabajo que se desarrolla en dichas áreas. Abogó por que dentro de esos campos se mejore en lo referente a la publicación en revistas de impacto y también se apueste por buscar fondos europeos de investigación en convocatorias como la H202o.

La directora del IUEM explicó el propósito de las jornadas, que no es otro que el debate y la presentación de resultados de investigación especialmente centrados en la prostitución, “una forma de violencia que afecta a mujeres en situación de pobreza y vulnerabilidad, cuando no directamente de esclavitud”, por lo que defendió una postura abolicionista al respecto.

Perdomo resaltó que las jornadas servirían como marco para presentar los resultados de dos estudios muy relevantes sobre esta materia: “Diagnósticos sobre la situación de la prostitución de mujeres en Canarias” y “Percepción social de la prostitución de mujeres en Canarias y análisis de la demanda prostitucional”. También se presentará el libro “Pornografía, prostitución y vientres de alquiler”, fruto del XXVII Taller de Política Feminista.

Por su parte, Torrado valoró la alta inscripción recibida para el seminario, que roza las doscientas personas, y resaltó que su extenso programa es resultado de un trabajo de investigación de más de dos años centrado en el sistema de la prostitución analizado desde todos los focos: las mujeres, los profesionales que participan en el fenómeno y las actitudes de la ciudadanía.

Progresismo y prostitución


Las dos primeras ponentes que participaron en el seminario fueron Carmen Delgado Álvarez, de la Universidad Pontificia de Salamanca, con la ponencia Disonancias entre realidad empírica y algunos discursos sobre la prostitución, y Mª Isabel Menéndez Menéndez, de la Universidad de Burgos, con la intervención Las industrias culturales y la modelización de universos patriarcales: de las fantasías pornográficas a la realidad prostitucional.

Delgado Álvarez trató de analizar analizó por qué hay bastante gente joven que se considera progresista en muchos Camps y, en lo referente a la prostitución, se posiciona a favor de políticas regulacionistas, pese a que los datos demuestran que se trata de una actividad que “extermina a las mujeres, ratifica un modelo de sexualidad que no es igualitario y defiende que el cuerpo femenino está al servicio del disfrute de los hombres”.

La experta señala que en países como Alemania, Holanda o Nueva Zelanda, donde se ha regulado la prostitución, los resultados han sido tan nefastos que incluso Holanda ya se está planteando modificar su legislación, porque “no se ha conseguido lo que decían que iba a conseguir: no ha mejorado la vida de las mujeres en prostitución, ninguna se quiere regular porque no les reporta ningún beneficio, ha aumentad la trata, se ha normalizado la cultura de la prostitución y las mafias operan con mucha más libertad”.

Recuerda que España es el primer país consumidor de prostitución de la Unión Europea y alerta de que se figurando una idea de que “la prostitución es progresista y se resignifica como liberación sexual lo que es la opresión de las mujeres que están en prostitución”.

Opina que los jóvenes se sienten seducidos por ese discurso de aparente libertad sin analizar que detrás lo que hay es explotación. Tampoco hay que olvidar que mueve muchísimo dinero, es la tercera economía criminal del mundo, lo cual dificulta su abolición porque hay grandes interese pecuniarios detrás.

El discurso pornográfico


Por su parte, Menéndez habló de la relación entre la pornografía y la prostitución y cómo la primera se refleja en las industrias culturales. En su opinión, “la pornografía es una especie escuela de, por una parte, de la sexualidad de los varones y, por otra, de legitimar la prostitución”.

Alerta de la omnipresencia de la pornografía, muy accesible a través de Internet, y que niños y niñas consultan cada vez a edades más tempranas. “Y sus consecuencias son peores si no se cuenta con una adecuada educación afectivo-sexual ni en la escuela ni, probablemente, en las familias, de tal modo que el único discurso que reciben los chicos que llegan a la adolescencia es el de la pornografía, que está recorrido por la violencia”.

A esto se une el fenómeno de la “pornificación de la cultura popular”, donde los códigos de la pornografía se convierten en modelos de referencia y se ha legitimado ese tipo de representación, de manera que muchas personas no se cuestionan la hipersexualización que se aprecia y la violencia que esconde.

En su opinión, no cree posible que exista una pornografía feminista “desde el momento que la pornografía es un instrumento del patriarcado y, por mucho que se cambien determinados códigos, sigue existiendo la misma estructura detrás”.

Asimismo, cree que se acusa de manera interesada a las feministas de ser “mojigatas” y de carecer de interés por la sensualidad y la sexualidad para defenestrar el discurso feminista. Por eso recalca que “si las mujeres tienen libertad sexual, es gracias a las feministas, que defienden esa libertad pero no su comercialización ni la violencia que ésta implica”.

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