Tres adolescentes del condado inglés de Devon (Matt Bellamy, Chris Wolstenholme y Dominic Howard) se conocieron en 1994 en el instituto y fundaron una banda: Rocket Baby Dolls. Matt es hijo de George Bellamy, líder de The Tornados, un grupo que había tenido un éxito moderado en el Reino Unido de los años sesenta. Su progenitor le mostró a temprana edad un amplio abanico de géneros musicales, entre los que destaca el clásico romántico de Beethoven y Tchaivkovsky.
Matt conoció primero a Dominic, quien tocaba la batería. Al integrar a Chris, recién llegado a la cuidad, ya habían intentado iniciar un proyecto musical aunque sin ningún resultado. Chris también se desempeñaba como baterista, pero necesitaban a un bajista. Su anhelo de montar un grupo con ellos le lleva a aprender a tocar el bajo desde cero. Hoy, es considerado un virtuoso de este instrumento, elogiado incluso por el mismísimo Paul McCartney. Y tiene el honor de ser el creador de la línea de bajo de Hysteria. Para mí, la mejor de la historia.
Algunos entendidos sabrán ya que me refiero a la obra culmen del conjunto británico Muse. En 1994, ganaron un concurso musical, y allí optaron por escoger el nombre por el que han sido reconocidos durante toda su trayectoria. Su álbum debut, Showbiz (1999), no tuvo la reacción esperada, ya que la crítica los acusaba de querer copiar a Radiohead. Sea por la voz de Matt o por otros factores, lo cierto es que este primer tropiezo les da visibilidad y comienzan a ser invitados a festivales de música. Además, consiguen un pequeño círculo de fans.
«Muse también ha demostrado en tres décadas que no es una banda de rock corriente»
En 2001, se establecieron definitivamente con Origin of Symmetry, donde ya definen un sonido más personal y muy alejado de otras agrupaciones. Así, era lógico que el tercer disco de Muse, Absolution, se convirtiera en su cúspide. Todo lo que aprendieron desde 1994 quedó reunido nueve años después en el trabajo que marca su recorrido. Está muy influenciado por el Romanticismo, pero conserva ciertos rasgos de los años dos mil, como los del rock alternativo. Así, piezas como Stockholm Syndrome poseen guitarras crudas y un piano con ostentosos arreglos.
El bajo de Hysteria adquirió un rol protagónico, a pesar de que solía permanecer en un segundo plano. En Sunburn ya se augura esta tendencia de Chris por crear enrevesadas composiciones. Junto a la voz de Matt, que aprovecha la falta de aire para alcanzar mayores notas, el bajo crea esa atmósfera de locura necesaria para interpretar el sencillo. Dominic crea un contratiempo con la batería, un recurso bastante creativo de percusión. Pero Chris es quien guía la pieza hasta el final, quien la abre y la cierra, y nunca deja de tocar, aspecto que es inusual en la música.
Bajo en inglés es bass, que significa base. Es el corazón de cualquier canción, que no el protagonista. No obstante, Muse también ha demostrado en tres décadas que no es una banda de rock corriente. El vocalista siempre dejó claro que no estaba a favor de la ideología clásica del capitalismo, ni del comportamiento borreguil al que se somete la audiencia. Por ello, las normas de la industria musical tampoco fueron escritas a su medida. Es la rebeldía la clave de su popularidad. Y creo que la cultura actual necesita a más rebeldes como Muse.
