Ignorar la magia del directo

Opinión

En la actualidad los conciertos parecen competiciones por ver quién saca la mejor fotografía o la mejor secuencia de vídeo. Para muchas personas esto es una falta de respeto ya que muchos sí que estamos dispuestos a cantar a pleno pulmón o a llorar de la emoción al escuchar el primer verso de nuestra canción favorita. Tal es la realidad, que un gran número de artistas también se han manifestado ante esta situación. Un ejemplo de ello es Rihanna. La barbadense, en medio de su gira ANTI World Tour en 2016, decidió dejar de cantar para decir «No quiero ver a nadie enviando mensajes a sus novios o novias. No quiero ver a nadie atrapando Pokémon mientras estoy actuando».

Lana del Rey, cantante y compositora estadounidense, ha sido otra de las intérpretes que ha compartido su opinión respecto a este tema. En su caso, ha hecho pública su queja a través de una canción titulada Coachella – Woodstock in My Mind. Podemos ver reflejada la opinión de la artista en los primeros versos del tema: «Estaba en Coachella , apoyada en tu hombro / Viendo a tu esposo balanceándose en el tiempo. / Creo que estaba en eso, porque el bebé, por un minuto. / Era Woodstock en mi mente».

«La idea de que estamos perdiendo la capacidad de disfrutar de los momentos importantes es uno de los grandes debates del siglo»

¿Nos sentimos como Lana del Rey? Parece muy triste admitirlo, pero sí. La artista afirmó que mientras estaba en el festival de Coachella hace unos años, su mente estaba en Woodstock. Es como si  hubiese viajado en el tiempo, imaginando cómo eran las fiestas en los sesenta y cómo el público bailaba hasta tal punto de parecer enloquecidos sin necesidad de tener una pantalla delante. ¿Han hecho las nuevas tecnologías que ya no disfrutemos de momentos únicos como los conciertos? ¿Es normal que muchos intérpretes como Rihanna se hayan molestado por sentir que un iPhone le ha robado el protagonismo?

La idea de que estamos perdiendo la capacidad de disfrutar de los momentos importantes es uno de los grandes debates del siglo. Pero, ¿es cierto? ¿Estamos perdiendo la capacidad de disfrutar de las cosas importantes?

Los teléfonos móviles se han asentado hasta tal punto en nuestra sociedad que para muchas personas es muy difícil imaginarse un mundo en el que no existan. El escritor Hernán Casciari escribía que mientras le contaba a su hija el cuento de Hansel y Gretel  y le explicaba el momento en que se encuentran perdidos en el bosque, su hija le respondió quitándole dramatismo: «No importa. Que llamen al papá por el móvil».

Vivir el momento. Carpe Diem. No hay más. Cantar a pleno pulmón mientras vemos a nuestro artista favorito. Ser un poco más hippies. Apostar por la complicidad entre las personas, hablar más y enviar menos mensajes. Los mejores momentos de nuestra vida deberían de quedar grabados en nuestra mente, no en ninguna pantalla.

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