La iniciativa contribuye a proteger a las más de 242 especies endémicas amenazadas. Foto: Selene G.

«El noventa por ciento del material vegetal que genera la ULL se reutiliza»

Medioambiente

«La primera representación del jardín canario se puede ver en el patio del Edificio Central»

Francisco Oramas es el jefe del Servicio de Parques y Jardines de la Universidad de La Laguna, el organismo responsable de gestionar y mantener todas las zonas verdes. Es el máximo guardián del Jardín Canario del Campus Central y uno de los padres de la iniciativa que lo complementa: el proyecto institucional de cartelería didáctica. Por el desarrollo de esta y otras ideas ha trazado una misión: la de proteger la riqueza natural del Archipiélago a través de la conservación del entorno y la divulgación del conocimiento.

El Jardín Canario es una amplia muestra representativa de flora autóctona que da a quien lo visita la oportunidad de redescubrir más de doscientas especies endémicas de los distintos pisos de vegetación isleños. Las plantas están acompañadas de cartelería didáctica, paneles explicativos con códigos QR que al ser escaneados ofrecen información al detalle. Así, las tabaibas, guaydiles o bejeques conforman un catálogo herbáceo que, según Oramas, está en constante crecimiento. «La idea es ir ampliando cada vez más cada ficha para que el público general y la propia comunidad universitaria tengan conocimientos sobre lo que están viendo», asegura.

El proyecto se puso en marcha en 2023 tras la aprobación de los presupuestos participativos de la ULL, pero lo hizo de manera continuista. Prosiguió con la iniciativa divulgativa impulsada en el Campus de Guajara, por la que se instalaron carteles identificativos de la flora del entorno. Oramas destaca que no sería posible llevar a cabo la idea sin el esfuerzo de su equipo, conformado por tres jardineros. Tampoco sin la colaboración de profesionales del ámbito de la biología y de la ornitología, viveros e instituciones públicas. «Lo que empezó como un proyecto de cuatro locos no para de crecer», comenta.

Cada ejemplar natural cuenta con su web explicativa. Foto: S. Gila

Las primeras especies llegaron a la ULL en el siglo pasado desde Tafira, Gran Canaria. «En este jardín hay dragos y palmeras canarias que están aquí desde los años cincuenta. Es una cosa espectacular, pero la gente no se fija», señala Oramas. Además, añadió que «lo que hemos logrado con este proyecto es fomentar el uso de plantas canarias en la jardinería cuando la mentalidad era la de introducir plantas exóticas». Por la crisis hídrica española, también explica que «los jardineros deben buscar plantas que se adapten al medio, que tengan el menor consumo posible de agua y que sean de bajo mantenimiento».

El proyecto contribuye en gran medida a proteger una extensa gama de especies autóctonas, algunas, incluso, en peligro de extinción. «La mayoría de las plantas que tenemos han sido cedidas por el Cabildo. Ya hay especies que no se consiguen e intentamos recuperar plantas que están en peligro», comenta.

Para garantizar la supervivencia de las variedades endémicas, los jardineros cuidan de un vivero reproductivo. Por otra parte, para lograr el bienestar de la fauna, han instalado fuentes, comederos y nidos para aves, que son vigiladas por profesionales de la ornitología y personas en edad de jubilación. También hogares para insectos, utilizados por el alumnado universitario como herramienta de trabajo.

«Este parque está dando vida a muchísimas cosas»


Oramas defiende un modelo de jardinería diferente, en el que todo se regenera: «Del material vegetal que genera la universidad, el 90 % se reutiliza». Frente al Colegio Mayor San Fernando, el equipo ha instalado composteras para aprovechar los residuos orgánicos de las cocinas mediante un sistema de lombricultura. «Es una manera de eliminar un poco la huella de carbono», explica.

La jardinería sostenible, en la que todo es aprovechado, también repercute positivamente en la fauna. «Los troncos cumplen funciones, delimitan el camino. Los insectos destruyen la madera y generan vida. Todo tiene una doble función», afirma. La llegada de polinizadores al jardín ha llegado incluso a llamar la atención de proyectos europeos. «Este parque está dando vida a muchísimas cosas», destaca el jardinero.

«Esto lo haces por ellos y no lo respetan»


El matorral de cumbre, las sabinas o los acebuches sufren, no obstante, algún que otro inconveniente junto al resto de especies. La falta de más papeleras y personal de limpieza repercute negativamente en el entorno. «La gente es poco consciente del tema de la basura», clama Oramas ante la presencia de latas, botellas y residuos plásticos en el suelo del jardín. «Es mala conciencia», lamenta antes de referirse a otro problema: el abandono de la obra civil.

La lucha de años y años del equipo por una mayor inversión busca lograr que el jardín «luzca de otra forma», y que deje de tener barreras contra la accesibilidad universal, ya que recibe a todo tipo de público: «Hay alumnado muy interesado, al igual que el público general al que le gusta la botánica. También ves aquí todo el día a amantes de la fotografía y de la fauna y flora canaria».

El Servicio de Parques y Jardines inauguró este curso un aula cultural abierta en el marco de las Jornadas de Biodiversidad y Sostenibilidad Canaria de la ULL. Tras una formación por parte de los jardineros, el alumnado de Magisterio ha impartido charlas en este aula al aire libre a más de dos mil estudiantes de colegios de La Laguna y Santa Cruz. Todo con el objetivo de concienciarles sobre la importancia de cuidar la flora autóctona. «La Universidad es el foco principal donde hacer esto, porque en principio es donde viene la gente a formarse. Es la base para que puedan exportar la idea que ven aquí», subraya Oramas.

  

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