«Cuando salgo al escenario dejo todas mis preocupaciones atrás»

Cultura / Ocio

Clare Murphy fue una de las narradoras invitadas al Festival Internacional del Cuento en Los Silos celebrado la pasada semana. La renombrada artista se dedica a trasladar su magia a lugares de Europa, América, Inglaterra…pero su lugar de origen es Irlanda. No solo se dedica al storytelling o al arte de contar cuentos, sino que también es profesora y escritora. El pasado 7 de diciembre terminó con éxito su actuación de cuentos en familias bajo el título El mundo es un pañuelo.

Usted misma ha dicho que no creía que ser narradora de cuentos pudiera ser un trabajo. Le llegó la oportunidad de casualidad. Cuéntenos, ¿cuándo se dio cuenta de que podía vivir de ello? «La gente siempre busca ese momento y con cada año creo que cambia con mi memoria. Escribí cuentos durante toda mi vida, cuando era niña tenía siempre el boli en la mano escribiendo historias de todo tipo. Viajaba por el mundo cuando tenía 17 años, trabajaba como camarera en los bares, vendiendo tickets en el cine, siempre trabajos pequeños y era un poco infeliz. Volví a Irlanda en 2001 y encontré el storytelling. Creé un libro para niños y una escritora amiga de mi madre me escuchó recitarlo, me dijo que tenía voz de narradora. Busqué festivales, a otros profesionales de este ámbito y poco a poco con más información y experiencias, me di cuenta de que sí, es un trabajo, es una vida. En 2006 empecé a ir con mis amigos a una pequeña sala en la que había cuentos y canciones, era un momento en el que me sentía cómoda».

Gracias a las plataformas como YouTube o cualquier vía online se facilita la escucha de cuentos y todo tipo de narraciones, ¿la difusión de las nuevas tecnologías favorece entonces a  su trabajo o,  por el contrario, se ve camuflada su profesión? «A veces ayuda y a veces destruye un poco. Creo que YouTube y los podcast son importantes porque compartimos cuentos en todas partes del mundo. Pero no es lo mismo estar en un lugar de cuerpo presente. Creas un momento diferente y no es posible tener esa experiencia de la otra manera. Porque estamos juntos. Sin la energía y sin la imaginación que me da la gente no podemos crear ese mundo. Entonces es un contrato entre nosotros y el cuento.  YouTube con una pantalla excluye la experiencia, es importante pero no lo es todo».

«El pensamiento final que tengo cuando me subo a un escenario es: ¡ojalá haya ido bien!»


 Te veíamos antes de la actuación caminando de un lado a otro… ¿Cuál  es el primer y el último pensamiento cuando te subes a un escenario? «Siempre, antes preparo mi mente, mi cuerpo y mi voz. El lugar de actuación es un espacio sagrado porque estamos en una comunidad, en un momento, cuando estoy allí, quiero estar allí y no con la cabeza en otros lugares. Cuando salgo al escenario dejo todas mis preocupaciones atrás aunque no sepa si va a ir bien o mal. El pensamiento final que tengo es: ¡Ojalá haya ido bien!».

Otorga a sus historias toques de humor y existe un dicho que dice que: “hacer reír es más difícil que hacer llorar”. ¿Cree entonces que esta capacidad de hacer reír a la gente se tiene de manera natural? «Yo no me considero una persona divertida, en mis shows sí, pero luego no cuento chistes. Lo que me da risa es la vida, la gente y yo misma porque cometo un montón de fallos en el día a día. Si vas a contar un cuento que pesa mucho y es profundo tienes que hacer algunas bromas dentro porque no podemos sufrir un cuento de media hora sin reír, me cuesta demasiado. No sé si es una cosa natural o solamente que yo lo necesito  para caminar por la vida».

«Necesitamos compartir la vida y la experiencia del ser humano»


¿Por qué cree que la gente sigue demandando este servicio y se sigue conmoviendo con las storytellers como usted? «La gente necesita escuchar los cuentos desde siempre. La verdad es que escribimos desde hace 5.000 años, dibujamos desde hace 10 000 años, pero contamos cuentos desde hace 100 000 años. Necesitamos compartir la vida y la experiencia del ser humano, porque cada persona tiene sus problemas, su manera de ser y sus sueños».

¿Cuál ha sido la evolución en este sentido? «Antes contábamos cuentos sobre protegernos para dar sabiduría y aconsejar a los jóvenes para sobrevivir. Ahora vivimos en un mundo muy moderno y tenemos todo lo que necesitamos, o quizás no es verdad, todavía nos hace falta la conexión entre nosotros. Si narro un cuento sobre algo terrible, hay alguien en el público que quizás ha tenido la misma experiencia, entonces es un reflejo y necesitamos ese momento de conexión. A veces estamos tan solos en nuestras vidas, en nuestros cuerpos… Para escuchar estas historias se necesita crear una comunidad y un momento, para así no sentirnos tan solos»

En numerosas entrevistas deja claro que adora actuar y es una gran amante de su trabajo. ¿Qué le dirías a aquellos que tienen ese mismo sentimiento, pero que no se atreven a dar el paso y convertirse en storytellers? «Es un camino raro, pero muy bueno. El consejo es: busca profesores buenos. Es posible aprender de cualquier cuenta cuentos, porque hay gente que no narra bien y otras personas que lo hacen increíblemente bien. De las dos puedes aprender. Hay que dedicar tiempo para mejorar, pero si quieres empezar, empiezas. A lo que me refiero es que no tienes que esperar al momento perfecto, tienes que aprovechar cada oportunidad que tengas. ¡Hay que leer muchos libros! Es un trabajo increíble si lo eliges, pero cuesta mucho tiempo y requiere esfuerzo. Sin embargo, merece la pena».

 

Extracto de una entrevista más amplia realizada para la asignatura de Literatura

¿A quién lees? Pues yo diría que a una persona activa, inquieta o más bien nerviosa y que le gusta controlar la situación. Intento aprender rápido y espero que a partir de ahora lo hagamos juntos.

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