Ariana Fumero es integradora social y técnica en atención a personas en situación de dependencia, quien desde joven ha participado en labores sociales tanto en su municipio, Arafo, como fuera de él. Hoy en día colabora con la asociación sin ánimo de lucro El Carmen Se Mueve, asociación de su barrio que la vio crecer donde primero fue participante, luego voluntaria y actualmente la única integradora social con la que cuenta la asociación. «Circunstancias personales bastante duras como bullying y acoso escolar me hicieron apasionarme por prestar mi ayuda y querer cambiar el mundo», comenta Fumero.
¿Cómo surge El Carmen Se Mueve? «Surge como una reunión del vecindario, hará unos 15 años, en las que se organizaban actividades infantiles, con el fin de cubrir algunas necesidades de aquellas familias con bajos recursos y fomentar entre la juventud actividades que les integrara de manera positiva, además de gratuita. Las actividades eran sencillas, manualidades con materiales reciclados o incluso yincanas. Cuando la asociación obtuvo el local optó por realizar más actividades, entre ellas, proyectos, para aumentar la cantidad de personas que acudían a la asociación y esa ha sido la manera en la que ha seguido funcionando».
¿Cuándo empezaste a colaborar con la asociación? «Empecé participando cuando era una niña y se empezaron a hacer actividades para el barrio. Más tarde decidí seguir estudiando esta rama y tras terminar mis estudios hace 3 años empecé a involucrarme con esta iniciativa y a traer nuevas ideas, primero como voluntaria y luego como trabajadora».
¿Te ves trabajando con otra asociación? «A ver, yo siempre he sido una persona abierta a todo y al igual que en otras ocasiones he trabajado en otras empresas o entidades, no me importaría cambiar u optar por algo mayor, al final siempre se busca lo mejor para cada momento, aunque es verdad que me siento muy arraigada a El Carmen Se Mueve porque es algo que hemos construido en equipo y prácticamente desde cero. Por ello me gustaría que funcionara durante mucho tiempo y que creciera y yo junto a ella con mi trabajo».
¿Cómo es realmente ser integradora social desde dentro? «Es verdad que cuando terminé los estudios, empecé con muchas ganas, con una idea un poco idílica de que todo era perfecto, pero a medida que pasa el tiempo y continúas trabajando te das cuenta de que la realidad es muy complicada. En mi caso yo comencé trabajando con el colectivo de inmigración y tras trabajar en centros de acogida me di cuenta de que me gustaba el colectivo, pero el funcionamiento y la realidad que había detrás era muy dura y diferente a lo que te plantean cuando estás estudiando, por ello debes tener claro que te gusta y saber a las realidades a las que te vas a enfrentar».
«Realmente pienso que no hay otro trabajo que a mi me llene tanto»
¿A qué edad se puede comenzar a hacer voluntariado? «A partir de los 16, la certificación oficial de voluntariado se puede obtener a partir de esa edad, además es algo que incentivamos ya que durante el verano tenemos un voluntariado que es específico para ayudar con los baños adaptados y que cuando hay actividades en el mar haya acompañamiento tanto dentro como fuera del agua, ya que a este proyecto se une mucha gente del resto de la isla y de centros por lo que necesitamos bastante colaboración».
¿Recomendarías hacer voluntariado? «Yo lo recomendaría porque es verdad que depende mucho de la entidad y un poco pues de qué tipo de voluntariado hablemos, pero siempre que sea un voluntariado donde se respete el valor del voluntario, yo creo que es bastante recomendable por el hecho de que te sirve como experiencia para un trabajo. Yo al principio pensaba, «tanto voluntariado que tengo y no me va a servir de nada» pero es verdad que he encontrado muchas empresas que miran si tienes, aparte te proporciona seguridad a la hora de trabajar y también práctica para aumentar capacidades que te dan los estudios, pero de manera real».
¿Animas a los jóvenes que tienen dudas sobre que estudiar a estudiar integración social? «Yo siempre digo que sí lo recomendaría pero siempre y cuando sea por vocación y porque realmente te llene este trabajo porque es un trabajo que no a todo el mundo se le da bien ni le sale rentable porque hay que saber tratar a cada persona según sus características y hay muchas situaciones complicadas o difíciles de gestionar y pues también hay que tener mucha paciencia y cabeza fría en muchos momentos y además al tratarse de personas vulnerables tiene que ser que te guste de corazón porque siempre se nota en el trato y en la forma de intervenir. Pero definitivamente yo sí lo recomendaría».