'Antígona dando sepultura a Polinices' (1825) es una pintura de Sébastien Norblin. Foto: prodavinci.com

‘Antígona’, en el Paraninfo

Cultura / Ocio

Tras el éxito cosechado con La casa de Bernarda Malva, la compañía teatral Magua Producciones vuelve a la carga con una propuesta escénica aún más arriesgada si cabe. Se trata de una versión actualizada de Antígona, el clásico de Sófocles. Las tablas del Paraninfo serán las encargadas de acoger su primera representación, que tendrá lugar mañana sábado, 29 de diciembre, a las 20.30 horas. Las entradas, que tienen un precio de 10 euros, podrán adquirirse en taquilla o en la página web de TomaTicket.

Bajo la dirección de la tinerfeña Ariadna Simó, graduada en Filosofía por la Universidad de La Laguna y doctarada en Dirección Escénica de Teatro Musical por el Trinity College, la Antígona que conoceremos dista mucho de la muchacha risueña con ínfulas de rebeldía que nos presentaba el maestro griego. En su lugar, la apuesta de Simó dibuja una protagonista atemporal en busca del hueco que se merece entre el imaginario mítico feminista.

Son precisamente la innovación y la vuelta de tuerca los que conducirán una obra que circulará por derroteros lejanos del tradicional coro griego y sus máscaras inexpresivas. En su lugar, la música y el baile actuarán como el hilo conductor de una Antígona rebelde y desatada. Su actitud, entre desenfadada y luchadora, se subleva ante las represiones impuestas por el sistema patriarcal de la Antigua Grecia. Pero más allá de una red opresora agazapada tras la masa, el personaje principal de la obra tendrá que enfrentarse al rey Creonte, su tío y suegro, que representa el férreo sistema de valores religiosos y éticos que prevalece en la sociedad helénica.

La tragedia de tragedias


En la mitología griega, Antígona es el nombre que recibe la hija ilegítima que resulta de la consumación de un matrimonio perverso:  el que contrae Edipo con su madre, Yocasta. Por culpa de una maldición que les había proferido su padre, los hermanos varones de Antígona comenzaron una pugna por el trono de Tebas que concluiría años más tarde con un acuerdo que los obligaba a turnarse el mandato de la ciudad. Sin embargo, cuando uno de ellos incumple su parte del pacto, se reanuda la disputa hasta que ambos terminan muriendo.

Cuando Creonte, que les sucede como monarca, decide que el hermano que había tratado de restaurar la legitimidad del trato no es merecedor de recibir los ritos funerarios que le aseguraban el camino de su alma al Hades, Antígona trata por todos los medios de darle una digna sepultura. Pero antes de conseguirlo, tendrá que enfrentarse, entre otros muchos, a Ismene, su propia hermana. Una vez Creonte se entera del crimen que ha perpetrado su nuera, la condena a morir en una caverna sin recibir las exequias que también le había negado a su hermano. La protagonista, dueña de su destino, conviene en suicidarse. Le sigue Hemón, hijo de Creonte y prometido de Antígona y, finalmente, su madre. De este modo, Creonte e Ismene son los únicos personajes que quedan con vida, condenados a vivir para siempre con la culpa y el peso de la muerte ajena.

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