el público cumplió con un sold out en TomaTicket.es. Foto: C. Martín

Abubukaka llena de risas el Paraninfo

Cultura / Ocio

La esperada representación de la obra El nombre de la Rosa por parte del cuarteto Abubukaka llenó de risas el Paraninfo de la Universidad de La Laguna este pasado viernes 1 de marzo. Las expectativas respecto a la parodia eran muy buenas. Así, el público cumplió con un sold out en TomaTicket.es. Amanhuy Calayanes dio vida a Guillermo de Baskerville y Carlos Pedrós a su pupilo Adso. Los dos se encauzaron en resolver los misteriosos asesinatos en el monasterio.

Entre falsos malentendidos e interrupciones buscando ocurrentes minutos de fama, la obra fue encauzando con los minutos la historia principal. Los espectadores entre risas y observaciones se embarcaron casi sin darse cuenta en la resolución de los misterios. Mientras, Víctor Hubara tomó el mando de la escena, sacando nuevamente de la historia a los presentes. El Abad, Diego Lupiáñez, esperaba la llegada de la Inquisición ya que el temor por los múltiples asesinatos acontecidos iba arraigando en la Iglesia.

La aparición de esta Institución fue clave, no solo para el desarrollo de la interpretación, sino también para acercarse más al público mientras se transformaba la escena, modernizando los debates filosóficos y religiosos de la obra. Con gritos, risas, alabanzas y silbidos, daba por finalizado un cónclave religioso de los más moderno y peculiar en forma de batalla de gallos.

Hubara volvió  a escena como uno de los sospechosos de los causantes de las múltiples muertes. Mientras sonaban las trompetas y los focos deslumbraban, la Inquisición se hacía cargo de la investigación, utilizando los métodos más extremos para conseguir una confesión.

«En la lucha contra las fuerzas tenebrosas ganó la sonrisa»


Al tiempo que Baskerville se acercaba a la verdad, su joven discípulo escondía secretos que le podrían hacer arder en la hoguera. Entre risas, humo y la luz de los focos se multiplicaban los asesinatos. Cada vez que daban un paso más para resolverlo, más muertes sucedían. Un fallo en la tortura hizo que la abadía ardiera. Víctor Hubara, mostrándose como un viejo monje inspirado en cierto mentor de Harry Potter, fue descubierto. Sin embargo, no pudieron escapar de las llamas.

Una obra llena de trabas humorísticas, cortes divertidos, misterio y carcajadas dejaba a un público entregado a ovacionar a cuatro magníficos actores que llenaron de sonrisas el Paraninfo. En la lucha contra las fuerzas tenebrosas ganó la sonrisa, porque como dice Guillermo de Baskerville: «La risa mata al miedo».

 

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