El Aula Magna de la Facultad de Física acogió ayer jueves, 25 de abril, el último episodio de la octava temporada de Un fisquito de Matemáticas, una serie de charlas de diez minutos que pretenden dar valor a esta ciencia. En esta ocasión, la profesora de Matemáticas en el Grado de Educación de la Universidad de La Laguna, Alicia Bruno, fue la encargada de la clausura con su ponencia Equidad y educación matemática, en la que destacó la importancia de esta como elemento instructor en cualquier ámbito.
La charla comenzó con una introducción de la promotora de esta iniciativa Edith Padrón. «Han sido 80 fisquiteros diferentes y 71 fisquitos los que se han llevado a cabo durante estas ocho temporadas», destacó. Además, confirmó que el proyecto continuará dos temporadas más, las cuales se desarrollarán el próximo curso 2019 /2020. Asimismo, finalizó su intervención agradeciendo a todos los participantes de esta temporada su implicación durante estos meses.
Alicia Bruno inició su ponencia afirmando que «aprender matemáticas es un derecho, sin exclusión, y no está siendo así». Para ello se apoyó en investigaciones como la de Maccoby y Jacklin de 1974, quienes sostienen que los varones obtienen mejores resultados en las ciencias exactas, mientras que las mujeres tienen un mejor desempeño en lectura y escritura. Del mismo modo, expuso los datos de la ONU recogidos en su objetivo 4 del programa Agenda 2030 para el desarrollo sostenible, los cuales reflejan la inequidad existente en la enseñanza.
Diferencias educativas
Por otra parte, la fisquitera definió la palabra equidad como la forma de educar de acuerdo a las diferencias y necesidades individuales, sin que las condiciones económicas, demográficas, geográficas, éticas o de género supongan un impedimento al aprendizaje. Prosiguió diciendo que «a veces hay que darle más al que no tiene para que consiga lo mismo», ya que supone un trato diferenciado para suprimir la injusticia. Mientras que en igualdad educativa se decía que había que darle a todos lo mismo.
Continuó con la exposición de los resultados de un estudio realizado a estudiantes de Inglaterra sobre el rendimiento académico en 2007. El 77 % de los encuestados logró las expectativas, mientras que el 33 % estuvo por debajo. Posteriormente, se concluyó que los integrantes de este último porcentaje recibían ayuda económica en alimentación (clase social baja), tenían alguna discapacidad o pertenecían a minorías étnicas, lo que reflejaba la inequidad de la educación matemática.
Factores distintivos y soluciones
Acerca de las diferencias de género y la resolución de problemas, mencionó los factores biológicos que intervienen como: las niñas son innatas en la capacidad espacial, en el pensamiento de orden superior y en el desarrollo del cerebro; y sociales, las féminas creen que las matemáticas no son importantes o que incluso no forman parte de la identidad de una joven.
Para finalizar la ponencia, Alicia Bruno presentó una serie de medidas para afrontar este problema actual. Entre las soluciones que planteó, destaca exigir políticas equitativas en educación, reflexionar para modificar nuestra mirada sobre la normalidad y lo equitativo y apoyar a organizaciones que trabajan por la formación de alumnado con discapacidad o de zonas desfavorecidas. Por último, se dirigió a los futuros profesores de secundaria diciendo que «trabajen por adaptar contenidos matemáticos y crear recursos necesarios».