El Puertito de Armeñime, un lugar único

Cultura / Ocio

Lejos de la tradición turística de bares y tiendas de souvenirs, paseos artificiales junto al mar y el estridente ruido de lo urbano, se encuentra El Puertito de Armeñime: una diminuta marca en el mapa de Adeje que guarda vistas inigualables, la calma de sus habitantes y el sonido constante de las olas rompiendo en la orilla.

Un camino, construido entre las casas dispuestas sobre las rocas más cercanas al océano, resulta ser la única avenida de la población. Esta recorre la playa del lugar, una cala de 130 metros de arena negra bañada por el agua cristalina que permite visualizar con claridad la exuberancia de la vegetación marina y la abundancia de tortugas verdes. El tubo y las gafas de buceo son dos elementos indispensables para disfrutar al completo de la zona.

Son pocos los forasteros que se aventuran a visitar este área perdida al lado de la costa tinerfeña, lo cual posibilita que siga siendo uno de los sitios más auténticos de la Isla. Algún turista perdido o quienes conocen el pueblo por costumbre familiar, son los únicos que andan entre las pintorescas casas aromatizadas con el olor de la salitre.

Katja Sandweg, universitaria alemana


Al mirar la línea del horizonte la vista se pierde en la quietud del mar moteada por las pequeñas embarcaciones pesqueras. El paisaje cautiva a residentes y extranjeros por igual. Katja Sandweg, universitaria alemana de intercambio asegura: «El Puertito representa lo verdaderamente típico canario».

Los cielos despejados, casi siempre soleados, dan cabida a un atardecer con vistas a La Gomera. Un ocaso mágico a tan solo 20 minutos a pie desde la estación de guaguas de Adeje.

El suelo marino se encuentra bajo un proyecto de investigación y conservación desde el año 2005. Los estragos causados en el área por el erizo de lima intentan solventarse a través de este plan dado que se trata de un lugar único para la observación de la flora y fauna de las aguas canarias.

Vivo a través de la fotografía empapada en filosofía y arte. La cámara es mi mano derecha. A veces busco ser la indómita niña del periodismo.