Valle Sur Fátima: promover valores más allá de competir al baloncesto

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La historia comenzó con varios amigos que querían jugar a baloncesto. Con el afán de enfrentarse a otros equipos, al mismo tiempo que trabajar en una nueva base de futuro para la cantera que les sucedería, decidieron crear el Valle Sur Fátima en 2008. Su intención fue, y sigue siendo, llevar el ejercicio a cada uno de los rincones del sur de Tenerife, fomentando la actividad física desde la infancia y promoviendo un código ético a través de ella.

El meollo de este trajín aronero estuvo antaño encabezado por la rivalidad con AD Ten Sur y AD Valle San Lorenzo. De su posterior fusión nació el Arona Basket Sur en 1991, cuyos cadetes llegaron a obtener la medalla de bronce en el Campeonato de España de 2007, bajo la dirección de Antonio de Torres.

Años más tarde, se terminaría convirtiendo en predecesor de este club con sede en el Valle San Lorenzo. Con el apoyo del Patronato de Deportes del Ayuntamiento de Arona y la colaboración de numerosas empresas locales, el club ha conseguido aumentar su plantilla año por año. A día de hoy, cuentan con más de 250 jóvenes y estrenan nuevas instalaciones para sus entrenamientos y partidos.

El Pabellón Municipal del Valle San Lorenzo acoge los entrenos y enfrentamientos del Valle Sur Fátima. Foto: PULL

«Hay ganas de hacer cosas»


A pesar de las dificultades que enfrentó en sus inicios, cada vez más gente ha logrado llegar al club con la coordinación de distintos proyectos. Entre ellas, iniciativas solidarias como recogidas de alimentos o jornadas de tecnificación. Incluso, torneos 3 x 3 con participantes que proceden de diferentes lugares de la Isla. Continuando con este ritmo, en el año 2019 lanzó el CampArona Basket, un campamento de verano en el que, además de entrenar, se realizaron excursiones y diversos actos lúdicos y dinámicos.

«Teníamos muchos asuntos en mente, pero hemos tenido que pararlo», comenta Hugo Rodríguez, uno de sus fundadores, miembro de la directiva y entrenador del club. Unos planes que se han visto truncados debido a la Covid-19, al igual que la competición, que se encuentra parada en estos momentos. No obstante, resalta con ímpetu: «Hay ganas de hacer cosas».

El CampArona Basket está dirigido a la infancia nacida entre 2002 y el 2012. Foto: PULL

«Queremos trasmitir un tipo de valores más allá del baloncesto»


«Nuestro objetivo es formar personas que aprendan a jugar a baloncesto, no a competir y ganar, y que esa formación algún día lleve a que puedan prosperar», expone el tinerfeño. A esto, añade el deseo de «trasmitir valores más allá de este deporte, como el respeto, la tolerancia o la igualdad». Esto último se puede relacionar con su voluntad de fomentar la participación en todos los niveles de las agrupaciones femeninas, cuyas acciones de juego demuestran un gran potencial que, según creen, merecen ser promocionadas.

El equipo femenino senior acabó la temporada en el tercer puesto en su clasificación. Foto: PULL

Tal y como lo cuenta uno de sus jugadores, Daniel Fernández, la llamada cultura del esfuerzo es uno de sus aprendizajes más valiosos. El joven, que es a su vez estudiante del Grado de Ingeniería Química de la ULL, la valora como una filosofía importante, tanto a nivel deportivo como a la hora de desarrollar sus estudios universitarios.

Pasión y perseverancia, claves para su crecimiento


Valle Sur Fátima es un club fraguado e impulsado por la implacable tenacidad de su dirección y el valioso trabajo de su cuerpo técnico, así como el apoyo del Ayuntamiento y las compañías patrocinadoras. Arrancó gracias a la amistad de algunos aficionados a esta práctica deportiva que, con sus constantes esfuerzos, han conseguido generar un entorno familiar desde su reducida plantilla inicial hasta la actualidad.

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