El mundo del cine ha perdido a una de las estrellas más emblemáticas y polifacéticas de la industria, Robert Redford, quien falleció el 16 de septiembre a la edad de 89 años. Entre los grandes trabajos que ha realizado, hay una película en concreto que es considerada para muchos la mejor película de su carrera, Todos los hombres del presidente. Esta película trata el caso Watergate, un gran incidente político que tuvo lugar a principios de los años setenta durante el mandato del ex presidente de Estados Unidos, Richard Nixon.
El caso comenzó a raíz del robo de documentos en el complejo de oficinas Watergate de Washington D.C, la sede del Comité Nacional del Partido Demócrata. Posteriormente la administración del ex presidente intentó encubrir a los responsables, dado que la mayoría se trataban de personalidades que tenían altos cargos en el gobierno durante su mandato. Nixon y las personas que colaboraron con el ex mandatario ordenaron hacer acoso a grupos de activistas y figuras políticas, utilizando para ello organizaciones policiales o servicios de inteligencia, como el FBI, la CIA o el IRS (Servicio de Impuestos Internos).
El FBI encontró una conexión entre los ladrones y el dinero negro utilizado por el Comité para la reelección del ex presidente, la organización de la campaña electoral de Nixon y el Parido Republicano. Gracias a los testimonios de antiguos funcionarios y personal de Nixon, se pudo revelar unas cintas de grabación que implicaron directamente al ex presidente en el caso. Debido a las acusaciones que se le imputaron, encubrimiento y abuso de poder, Nixon renunció a la presidencia en agosto de 1974.
La película, dirigida por Alan J. Pakula y estrenada en 1976, trata el caso desde el punto de vista de dos periodistas reales del periódico The Washington Post, Bob Woodward (Robert Redford) y Carl Bernstein (Dustin Hoffman), quienes investigan el caso en profundidad. La primera vez que vi esta película tuve claro que había elegido la profesión correcta y me hizo encariñarme más de ella, el trabajo de los periodistas que se refleja en el filme es fascinante.
Los redactores realizan entrevistas insistiendo para obtener los datos y los hechos verídicos, corroboran la información y no se conforman con cualquier fuente, consultando las más importantes. Se aseguran de encajar todas las piezas del rompecabezas para montar bien el puzle, la historia final. Por todo ello, considero que es una película que debe visualizar toda persona que se dedique a la labor periodística.
En un principio los periodistas pensaron que se trataba de un caso político de aparente poca importancia. Al ver que volvían a nombrar a un equipo que se dedicaba a la abogacía que trabajaron en el caso, se dieron cuenta de que detrás podía haber algo mucho más importante. Intensifican su investigación siguiendo todas las pistas que van consiguiendo, hasta que dan con «Garganta Profunda», un colaborador anónimo que los va a guiar para averiguar los hechos del asunto.
La mayoría de personas a las que acuden para adquirir información no suelen desear contar nada acerca del caso, aspecto que provoca que incremente la idea de que algo grave estaba pasando. La labor de ambos periodistas entrevistando a las fuentes es de admirar, el ingenio y la perseverancia son las claves para lograr captar la información, incluso cuando los entrevistados no quieren hablar o mantenerse en el anonimato. La jefatura del Washington Post discute sobre la forma en que deben tratar las noticias, las consecuencias de revelar graves actos ilegales del equipo asesor presidencial, y garantizar el correcto procedimiento que habían llevado a cabo Woodward y Bernstein, aspectos que me parecen muy acertados.
«Es de vital importancia que la ciudadanía aprenda a contrastar información»
Considero que hoy en día el periodismo está en decadencia, los clickbaits, las fakes news y la consulta de información en redes sociales es lo que predomina. Sin embargo, es más necesario que nunca porque puede combatir toda la información falsa que encontramos. Hay que fomentar la buena labor periodística entre los profesionales y no caer en el sensacionalismo ni en el clickbait, y sobre todo, no mentir. Por otro lado, es de vital importancia que la ciudadanía aprenda a contrastar información y a buscarla en lugares fidedignos porque si no, se crea una sociedad manipulada y desinformada.
En cuanto al ámbito político, me llama la atención que sigan pasando casos como el que aborda la película y la población no se sorprenda de ello. Cabe destacar que la sociedad es más polarizada en cuanto a ideología política se refiere. Esta película da pie a tener más conocimiento sobre la política estadounidense y la política en general, además no se trata de una historia densa con tecnicismos, por lo que quienes presenten menor interés por la política no les va a resultar tan tedioso.
Merece la pena mencionar una cita de Giulio Zoppello, redactor de la revista Esquire, que me parece muy acertada, en la publicación titulada Todos los hombres del presidente: por qué es la mejor película sobre periodismo de la historia, en la que afirma que esta cinta nos recuerda que la información neutral, basada en la investigación de los hechos y la información, es lo que más nos protege de que la política se convierta en un arma para las ambiciones personales tóxicas.
Todos los hombres del presidente la calificaría como la mejor película que representa el periodismo, en la que se exhibe la cara más realista, no siempre se consigue a la primera y es inevitable cometer errores. Por otra parte, el filme contiene aspectos como el suspense y el misterio, por lo que la convierte en una película interesante y entretenida de visualizar. Por este motivo, sitúo a esta película como un referente en la que te permite aprender y reflexionar al mismo tiempo, incluso los temas que trata siguen vigentes 49 años después. Sin duda, una obra maestra que nos deja el gran legado de Robert Redford.
