“Nuestra civilización es la del tiempo, y no la del espacio”

Artes y Humanidades

TEA, Tenerife Espacio de las Artes  celebró ayer la conferencia La poética de la contención elaborada por Ramón Salas, comisario de exposiciones y profesor de la Facultad de Bellas Artes de la ULL. El ponente comentó las características más destacables del arte en Canarias y su desarrollo a lo largo de los últimos años del pasado siglo. De esta manera, recalcó dentro del panorama artístico la vinculación de la abstracción dentro de la pintura, que pretende representar lo más cercano al autor. “Dentro del cuadro abstracto se realiza un lienzo dentro de él. Se fractura un juego entre dos o incluso tres dimensiones”, afirmó Salas.

También aseguró que se genera vida mediante el artista insular, el cual vive presidiario por voluntad propia, “su cabeza está aquí aunque su mente esté fuera de Canarias”. Se produce, por tanto, un cambio radical en la idea de geografía, un elemento determinante para la elaboración de las obras del momento. “Nuestra civilización es la del tiempo y no la del espacio. Antes vivían acorde a la anacronía. Los nómadas son los que niegan a moverse puesto que los que permanecen en un sitio son lo que realmente evolucionan”.

Así pues, los autores de las piezas más destacadas juegan con el pliegue y despliegue, donde se usa la insularidad como metáfora vital a la hora de elaborar cada cuadro. Debido a estas características “los canarios llegan demasiado tarde a la modernidad, se reiteran en el error y dejan rastro de ellos en sus obras”, comentó el experto. Como consecuencia de ello el arte del Archipiélago pertenece a la corriente del postminimalismo. En los años 60, se quitan a los santos, dioses y vírgenes y se deja un pedestal vacío que se convierte en auto-monumento. La segunda parte de esta etapa busca subir a nuevas figuras a ese podio: “Ahora necesitamos volver a tener valores civiles y no premodernos”, aseveró.

Salas quiso además, hacer referencia a creadores como José Bedia o Juan Carlos Batista cuyas piezas tratan de retratar la naturaleza “que se convierte en poder y en escenario de lucha por la representación”. Batista, construye sus imágenes conforme a la verosimilitud en donde se produce una mezcla entre la tradición local que se persigue volver a las raíces de las Islas: “No se trata de que haya una idea entre imagen y referente como hace la ideología, sino que es más bien una convicción personal y una forma de recepción que tiene que ver con la coherencia, aspecto que no está muy de moda”, finalizó Ramón Salas.

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