El escrache a Pablo Iglesias tuvo lugar en la Universidad Complutense. Foto: PULL

No son las formas y no es el lugar

Opinión

El escrache que ha sufrido el vicepresidente del Gobierno en la tarde de este pasado miércoles evidencia, una vez más, la atmósfera turbia e intolerante que se puede vislumbrar al introducirse en las entrañas del ámbito universitario. Ese lugar que debería concebirse como la máxima expresión del conocimiento, la investigación y la confrontación enriquecedora de las ideas —de hecho esas han sido algunas de sus premisas fundamentales desde la creación de estas instituciones hace ya bastantes siglos— se está convirtiendo en la antítesis de lo que tendría que ser.

Este ambiente crispado y estos hechos totalmente reprobables no se podrían catalogar de generalizados, pero sí reflejarían que algunos de los peligrosos síntomas de la polarización social que se perciben en las calles, en los medios de comunicación y, sobre todo, en las redes sociales se han trasladado también a la Universidad: la simpleza de los argumentos con las que esas personas se dirigían a Pablo Iglesias distan de las que previsiblemente debieran ser realizados por estudiantes que han alcanzado esa exclusiva categoría académica.

No es una situación de extrema preocupación, pero debería invitar a la reflexión a todos los estamentos: alumnado, profesorado y equipos de gobierno, y por lo que se recomendaría trabajar de forma conjunta para tratar de preservar la salud en la convivencia. Resulta llamativo entonces que la víctima del último escrache en la Complutense haya sido el promotor durante el año 2010 (siendo profesor en ese momento, lo que agrava la situación) de otro acto similar, pero en este caso a Rosa Díez, la cofundadora del partido Unión, Progreso y Democracia.

En este tema de la intolerancia dentro del ámbito universitario podemos llegar a la conclusión de que tampoco resulta beneficioso para el bienestar general que, como sucede de una forma habitual y no se comete ninguna insensatez al comentarlo, muchos de los consejos estudiantiles (órganos de representación de todo el estudiantado) se comuniquen hacia el exterior y actúen con directrices a una ideología y un posicionamiento político manifiesto. Quizás no es lo mejor.

No viene mal en estos momentos recordar el porqué de la existencia de un organismo como la Universidad y la riqueza intelectual, cultural, social y económica que aporta allá donde asiste a la ciudadanía. El lema de la Complutense es Libertas Perfundet Omnia Luce (La Libertad ilumina todas las cosas). Hagámosle caso y aprendamos que una de las muchas libertades que ha alcanzado el ser humano es la de poder expresarse conforme a sus ideas sin miedo a las represalias que esta le pueda ocasionar. Y por nuestro bien no la perdamos.

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