Mucho jazz con T. L. Mazumdar y Deborah J. Carter – Periodismo ULL
Los músicos Y Deborah J. Carter despidiéndose al final del concierto. Foto: C. Sosa

Mucho jazz con T. L. Mazumdar y Deborah J. Carter

Música

El Auditorio de Tenerife Adán Martín celebró el pasado miércoles, 30 de abril, el Día Internacional del Jazz con un concierto que contó con la presencia de T. L Mazumdar, intérprete y pianista, y de Deborah J. Carter, cantante. A las 19.30 horas, Kike Perdomo, organizador del evento, presentó al primer artista en salir a escena, Mazumdar. Las luces se atenuaron ante un expectante público y comenzaron a sonar las teclas del piano con la primera canción, perteneciente a su nuevo álbum. En un instante, la melodía del piano se fusionó con su cálida voz. Tocó su obra más conocida, Come and go. «Esta canción trata sobre la vida que viene y va, también hace referencia a que yo crecí en cuatro países y a través de esta música quise expresarlo», explicó.

Seguidamente, interpretó Still We Shiver. Su capacidad vocal y agudos sorprendió a quienes asistieron. En una canción titulada en hindú, su idioma natal, Puramu, invitó a acompañarlo al escenario a Perdomo, quien también toca el saxofón soprano. El piano, la voz y el saxofón resultaron en un agraciado amalgama musical lleno de vida.

Para despedir su paso por el Auditorio, Mazumdar, tocó un último tema que cautivó a quienes acudieron. Consistió en una melodía lenta y emotiva. Concluyó diciendo que «celebrar esta jornada en Tenerife es una oportunidad única y fabulosa».

«Vamos a interpretar canciones del programa de Ella Fitzgerald como tributo a su talento»


Tras finalizar la actuación del compositor de jazz alternativo, llegó a su puesto la siguiente agrupación. Empezó a tocar y de pronto entró Deborah J. Carter que comenzó a cantar al compás. La sala recibió a la estadounidense con una acalorada ovación. Cuando la melodía cesó, Carter dio a conocer al elenco musical: al piano, José Alberto Medina; en el chelo bajo, Mark Zandveld; en la batería, Manuel Castellano,y en el saxofón soprano y tenor, Kike Perdomo.

La vocalista, expuso que «sólo se lleva conmemorado este día internacional desde hace siete años y el jazz es una música muy importante». Expresó que «a veces me meto en Facebook y veo, por ejemplo, que es el día de la tarta y me preguntaba por qué no había uno dedicado a este género». Añadió que «volver a Canarias después de diez años es muy ilusionante».

«Vamos a interpretar canciones del programa de Ella Fitzgerald como tributo a su talento», comentó. Empezaron interpretando Crazy rhythm, el ritmo de la batería ostentaba de gran rapidez, al igual que el piano. Cada uno tenía un solo, lo parecía que cada músico se estaba presentando con su instrumento.

El segundo tema en ser representado fue Paper Doll. «Es una canción que se la dedicó una expareja a Fitzgerald, ya que ella tenía muchos amantes en varios países que conoció por sus giras», señaló. La velocidad de los dedos del pianista impresionó. En ocasiones, aparentaba que Medina iba a saltar de su asiento tocando el piano. Por otro lado, el sonido saxofón retumbaba con gran fuerza en las paredes de la sala. En esta canción Carter animó al público a chasquear los dedos y a seguir el ritmo.

«You’re driving me crazy era una manera de expresar su incomprensión sobre la justicia y el racismo»


La siguiente canción fue How high the moon. En ella, cabe mencionar el saxofón y el sonido del piano. Por otro lado, resalto el gran sonido de la batería. Se trata de una melodía y ritmo perteneciente a un tipo de jazz clásico. A continuación sonó La primera vez que escuché a Ella. Subrayó que «se trata de un tributo a Fitzgerald, dado que Hal Shaeffer quería rendirle un homenaje». Los tonos utilizados en la canción, la voz de Carter y el significado de la letra la convirtió en la canción más emotiva de la noche.

Por consiguiente, tocaron You’re driving me crazy. «Fitzgerald compuso esta canción porque una noche en un concierto la policía la detuvo en el descanso, sin embargo, le permitieron terminar la actuación», apuntó. Afirmó que era una manera de expresar su incomprensión sobre la justicia y el racismo. La voz de Carter resonó y conmovió a toda la sala. El ritmo sumado con la voz dio lugar a un impresionante tributo hacia la obra de Ella Fitzgerald.

Por otro lado, interpretaron Summertime. Fue la canción más lenta que encarnaron de Fitzgerald. Fue bastante emotiva, tanto la forma de cantar de Carter, como el sonido de las teclas del piano. La batería tenía un tono muy piano y suave.

Deborah J. Carter y los músicos acompañantes despidiéndose al final del concierto. Foto: C. Sosa

La penúltima canción fue A-Tisked, A-Tasked. Sostuvo que «es la más conocida de Ella» y sin duda, la interpretación resultó todo un éxito. La cantante y todos los instrumentos se fusionaron. 

La banda volvió a salir al escenario para interpretar una última canción, It don’t mean a thing, if it ain’t got that swing. En esta última interpretación, destaco la rapidez de la voz, del saxofón y del piano. Al terminar, todo el público se levantó. La cantante volvió a nombrar a cada uno de los instrumentistas y declaró que su marido era Mark Zandveld y que llevaban tocando juntos alrededor de treinta años.

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