Sergio Bimbo es un muralista y artista urbano dedicado al dibujo para jóvenes que está desarrollando su carrera en Tenerife. En la actualidad, su labor no solo pasa por crear historias con dibujos, sino también pretende concebir imágenes para que la gente más mayor se pare a pensar y redescubran su niño o niña interior. Uno de sus últimos trabajos fue la exposición Vivencia Vacacional, expuesta en El Sauzal hasta el pasado 2 de marzo.
¿Quién es Sergio Bimbo y qué valores definen su identidad? «Para quien no me conozca, soy un ilustrador profesional especializado en el dibujo infantil. Empecé pintando grafitis en Sevilla, en plena década de los 90, justo cuando yo tenía 14 años, y desde entonces sigo activo. A lo largo de mi carrera siempre me decanté por el discurso visual, lo que me llevó a trabajar con marcas como Stabilo, Dockers o Edebe».
¿Cómo definiría su estilo artístico? «Divertido e irónico. Hay dos partes en mi trabajo, en la primera trato de exponer mis obras de forma que un infante pueda verla cómodamente y la otra parte aflora cuando hago algún trabajo para alguien más mayor. Ya que trato de meter una doble lectura que refleje una visión cruda de lo que yo entiendo como mi realidad».
¿Cuáles son los mayores obstáculos a los que tiene que hacer frente? «Considero que la mayor dificultad es la difusión. Todo aquello que tenga que ver con mostrar tu trabajo a un público para que te compre es muy complejo. Para mí, si te dedicas a la ilustración no existen barreras geográficas, pero todo reside en la calidad de tu producto y si lo distribuyes de forma local o por Internet».
«Quienes se vayan a dedicar a esta profesión no deben tener miedo ni una mirada hacia el exterior»
¿Qué hace realmente que una obra trascienda? «Siéndote sincero, no lo sé. Los artistas y las artistas no deben tener miedo ni una mirada hacia el exterior, a no ser que sus trabajos sean puramente sociales y partan de un enfoque personal. Tienes que tener personas que te vean y que lo que estás ofreciendo a la sociedad realmente resuene. Mi referente es Sergio Lira, sus trazados son fabulosos pero pocos le conocen. La cuestión es: ¿Es verdaderamente importante trascender?».
¿Qué medida propondría para mejorar la condición de quienes se dedican al arte en las Islas? «Las instituciones pueden ayudarnos en un momento determinado, pero es tu obra y la manera en que te enfrentas a ella la que te dará beneficios. Una muy buena idea sería la creación de residencias artísticas en las que quienes se dediquen a crear puedan interactuar entre sí. Si a eso le sumamos becas ligadas a la producción generamos un espacio en el que artistas de diversos niveles trabajan juntos. Sin embargo, es una pena que esta clase de iniciativas solo las fomenten agentes privados».
¿El arte urbano puede ser una herramienta de transformación social? «Considero que sí, debido a que el dibujo no solo es diversión sino un tipo de lenguaje también. Cualquier cosa que se pinte va a generar una reacción por parte de la persona que lo ve. Por ejemplo, yo tengo una obra en la que exhibo una paloma blanca que en vez de sujetar una rama de olivo tiene en su pico una espina de una trinchera. Los artistas y las artistas viven las mismas injusticias y logran canalizar muchas de ellas en sus trabajos».