Eduardo Gómez nunca recibió ayuda psicológica. Foto: Alexandra S.

«Me preguntaba: ¿Por qué yo?»

Sociedad

«Las personas acosadas empiezan a acosar porque es la única manera de sacar y exteriorizar el odio que sienten y tienen dentro»

El Día Internacional contra el Acoso Escolar se celebra hoy, 2 de mayo, y es una realidad que azota de manera notable y directa a los diferentes centros educativos, cuyo objetivo es prevenir, concienciar y sensibilizar a la población acerca de los riesgos de este tipo agresiones. 

Eduardo Gómez tiene veinte años y reside en la ciudad de Las Palmas de Gran Canaria. En la actualidad, trabaja en la legión, es militar. Con tan solo doce años comenzó la que recuerda como «una de las peores etapas y una situación horrible que no volvería a pasar», confirma. Fue víctima de acoso escolar, algo que dejaría huella en su vida. Sin embargo, pese al dolor que conlleva para menores convivir con la presencia del bullying, afirma que se ha convertido en quien es gracias a ese período que le tocó sufrir y que le enseñó mucho más de lo que él imaginó. 

«Me di cuenta al segundo día de llegar al centro. Pensé: esto no va a ir bien»


Todo empezó de manera paralela al comienzo de la etapa secundaria. Eduardo estaba en primero de la E.S.O. y a los pocos días de llegar al nuevo centro sufría agresiones por parte del alumnado. «Al salir de clase y emprender el camino de vuelta a casa me tiraban piedras, una tras otra, y así todos los días, en ese momento pensé: esto no va a ir bien», declara. 

Sin embargo,  menciona que, tuvo la suerte de contar con el apoyo de algunas personas cercanas. Las personas acosadoras se situaban en torno a los cursos superiores, era el alumnado mayor del instituto. «Mi clase me apoyaba de manera indirecta, aunque en ese momento yo no era consciente de la ayuda que estaba recibiendo», manifiesta después de reflexionar acerca de la importancia del apoyo de los centros educativos en estos casos, algo con lo que Gómez no contó.

La cruda realidad es que la soledad tiende a ser la única compañera de las víctimas de acoso. «Me sentía vacío, pensaba: ¿Por qué yo?», y de manera instantánea añade «porque soy pequeño, delgado y siempre voy con la misma ropa a clase».

Eduardo nunca contó nada a su familia, explica que no consideró que fuese lo suficientemente importante como para preocupar a su madre. «Me daba miedo contarlo, mi madre siempre ha sido una mujer muy fuerte e independiente, sacó a toda la familia adelante sin ayuda externa, yo no quería defraudarla ni que pensase que yo era débil», reflexionó.

No obstante, su madre descubrió el bullying que sufría su hijo, y además , no solo durante el período lectivo. «Recibí acoso fuera del centro. En el parque en el que entrenaba siempre estaba solo y cuando llegaban los mayores me echaban de la cancha, todo el mundo se reía». Un día, una vecina fue testigo de este tipo de agresiones y se lo contó a la madre de Eduardo, de esta forma, ella se enteró de todo lo que le ocultaba su hijo.

«Cuando estaba en cuarto de la ESO todo acabó»


Después de un año, cuando Gómez empezó segundo de la ESO decidió iniciar en el Proyecto de Mediación con el que contaba su centro escolar. Recuerda su experiencia en este plan de ayudas y prevención como algo increíble, «quería ayudar a las personas que estaban pasando por la misma situación que yo, no quería que sufrieran y eso me ha hecho ser quien soy hoy», apunta de manera segura. 

Asimismo, establece que se convirtió en algo que lo ayudó a desarrollar su inteligencia interpersonal, a tomar conciencia de todo lo que pasa a su alrededor y a nunca dejar de luchar por sus objetivos, entre otras cosas. Tras dos años se convirtió en el jefe del proyecto. «El alumnado que me acosaba ya no estaba en el centro, todo cambió y di por finalizada mi situación de acoso», afirma. 

De la misma manera, refuerza que a través de mediación «pude demostrarle al mundo que podía convertirme en un faro de luz para las personas que estaban en medio de la oscuridad».

Eduardo Gómez afirma de manera contundente que no existe una solución que vaya a erradicar el acoso escolar. Piensa que la educación es algo importante para evitar situaciones de esta índole, sin embargo “hay cierto tipo de personas que por alguna razón van a querer ser lo que yo llamo lobos y van a querer atacar a otras personas”, manifiesta.

En cambio, apoya que “las víctimas tienen que luchar, no deben sentir miedo a contar, si lo cuentan no van a perder nada por ser lo que se considera débil, porque no es verdad, no lo son, al contrario”. Confía de manera plena en la idea de que siempre habrá alguien que defienda y proteja a quienes son víctimas del tristemente conocido bullying o acoso escolar. 

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