El Betis tiene una gran afición en el las islas canarias. Foto: B. Torres.

Lava verdiblanca en Canarias

Sociedad

Ser del Betis no siempre tiene una razón lógica detrás, es mucho más complicado que eso, su afición lo define como un sentimiento, incluso en algunos casos lo asemejan a una religión. Eso es precisamente lo que hace que el club no solo pase de generación en generación, sino que también rompa fronteras. El Real Betis Balompié es el cuarto equipo español con más seguidores, pero lo más llamativo es que gran parte de su afición se encuentra fuera de Andalucía, en lugares donde no existe un vínculo directo con el club.

Canarias es un buen ejemplo de esa extensión sentimental. En las islas, hay quienes descubren al Betis por casualidad, por herencia familiar o por admiración a su historia y grandeza. Pero una vez se traspasa esa línea emocional, ya no hay vuelta atrás. El beticismo se convierte en el motor de todos aquellos que anhelan la llegada de cada fin de semana para poder vibrar con las alegrías de su ilusión vestida de verdiblanco. El club se caracteriza por alegría, lucha, humildad, resistencia y comunidad. No se trata de ganar o perder. Se trata de llevar al Betis en el corazón. Manquepierda.

El Betis presente en las playas canarias. Foto: p.beticagrancanaria.

«El comienzo de una unión sentimental»


Para encontrar el primer lazo de unión entre el Real Betis Balompié y el archipiélago canario, tenemos que remontarnos más de un siglo atrás, concretamente a noviembre de 1919. El Betis, en dicha fecha, se convirtió en el primer equipo peninsular en disputar un partido en tierras canarias, este hecho tuvo lugar, gracias a una gira que realizó el conjunto bético por nuestras islas. Aquella visita de los verdiblancos, fue el comienzo de una unión sentimental, que ni la distancia ha podido evitar su crecimiento generación tras generación.

Primera visita del Betis a las Islas Canarias. Foto: BNE.

A día de hoy, ese vinculo permanece intacto gracias a la pasión de cientos de aficionados que, desde tierras canarias viven el beticismo y hacen rugir sus gargantas con la misma intensidad que si estuvieran en Heliópolis. Las Palmas de Gran Canaria y Candelaria, dos lugares muy diferentes, pero unidos por una misma pasión llamada Betis y por unos colores, el verde y el blanco. Las peñas béticas han conseguido levantar un pequeño pedazo del Villamartín en tierras volcánicas.

La pasión por el equipo verdiblanco no entiende de distancias. Foto: p.beticatenerife.

Centrándonos en lo deportivo y en el terreno de juego, Canarias también ha estado presente en la historia bética desde sus inicios. Uno de los hitos más significativos de la historia del conjunto de la avenida de la palmera, tuvo lugar en la temporada 1934-1935, cuando el Betis conquistó el único título de liga de su historia. En aquella plantilla figuraba un jugador canario, Pedro González “Timimi”.

Pedro González «Timimi» jugador canario del Real Betis. Foto: Real Betis Balompié

El vínculo atlántico con Heliópolis se seguiría alimentando décadas más tarde con otros nombres propios. Alexis Trujillo, se convirtió en una figura muy importante dentro del club de las trece barras. Y, por supuesto, Rubén Castro, el delantero Gran Canario dejó grabado su nombre en la historia del club y en el corazón de la afición convirtiéndose en el máximo goleador histórico del Real Betis. Un caso más reciente fue el del internacional por España, Ayoze Pérez, natural de Santa Cruz de Tenerife, tuvo un paso breve pero destacado por el club y formó parte de la selección española que conquistó la Eurocopa en 2024 mientras vestía la camiseta verdiblanca.

«La afición anima desde tierras volcánicas»


Los miles de kilómetros que separan la capital de Andalucía con el Archipiélago Canario, no es un impedimento para que el sentimiento verdiblanco se mantenga vivo en las islas. No se trata de simpatizantes ocasionales, sino de auténticos béticos que se reúnen cada fin de semana para seguir al equipo, organizar actividades y compartir su amor por un club que aunque se encuentre muy lejos, siente el calor de los suyos que animan desde tierras volcánicas.

Expedición de las dos Peñas Béticas de Canarias. Foto: p.betistenerife.

En Candelaria (Tenerife) y en Las Palmas (Gran Canaria), dos peñas béticas mantienen con vida esta llama. Su función y objetivo no se basa solo en animar. También representan un punto de encuentro, de comunidad y de identidad compartida.

La Peña de Gran Canaria fue la primera en fundarse en el archipiélago, con su fecha oficial de creación en mayo de 2019, aunque el trabajo comenzó mucho antes. Todo arrancó a través de las redes sociales, impulsado por Alfonso, presidente fundador de la Peña. “La idea era reunir al mayor número de béticos y béticas que hubiera en la isla, ver los partidos juntos, hacer piña y construir una familia”, explica Juan Manuel Martínez, actual presidente de la Peña Bética de Gran Canaria. Actualmente la peña cuenta con un número aproximado de ciento ochenta socios.

«Vayas donde vayas encuentras gente con la camiseta del Betis»


Norberto Sanchís, presidente de la Peña Bética de Tenerife: “Hay mucho beticismo en la isla, nunca nos imaginamos que hubiera tantos béticos aquí en Tenerife”. Al ser preguntado por los motivos del fuerte respaldo al Real Betis en Canarias, Norberto explicó que la conexión cultural entre canarios y andaluces desempeña un papel fundamental: “La idiosincrasia del canario se asemeja mucho a la del andaluz”, afirmó. Además destacó la influencia que han tenido figuras canarias en la historia del club verdiblanco, como Alexis Trujillo o Rubén Castro, quienes han dejado una huella imborrable en el beticismo.

Por su parte desde la Peña Bética de Gran Canaria declaran que ellos tan solo son un uno por ciento de todos los béticos que se encuentran en la isla. “Vayas donde vayas a cualquier supermercado o campo de fútbol siempre hay alguien con la camiseta del Betis”, Afirmaron.

La Peña Bética de Tenerife fue fundada en 2020. Foto: B. Torres.

Las peñas no se limitan únicamente a reunirse para ver los partido; también organizan otro tipo de actividades. Antonio Rodríguez, secretario de la Peña Bética de Gran Canaria, las describe como “variopintas”. Entre ellas destaca algunas experiencias singulares, como una salida en canoa por la playa de Las Canteras, donde llegaron a plantar la bandera de la Peña en pleno océano atlántico. Sin embargo, Antonio guarda un recuero especial de una actividad celebrada durante el Año Jacobeo. Una caminata de diez kilómetros desde el Saucillo hasta la ciudad de Gáldar, donde fueron recibidos por el arzobispo.

La Peña Bética llegó hasta La Barra en la playa de Las Canteras. Foto: p.beticagrancanaria.

No obstante también se realizan actividades conjunta entre peñas. Las dos del archipiélago canario tienen pendiente realizar algo en conjunto para celebrar el quinto aniversario de la Peña Bética de Tenerife.

A pesar de la imagen que se pueda tener, el club, como institución, está muy pendiente de sus peñas. Aunque pueda parecer lo contrario, la distancia no representa un impedimento y el compromiso del club con estas agrupaciones es firme. Un ejemplo destacable es la dedicación de partidos concretos a distintas peñas. En la penúltima visita del equipo andaluz a Gran Canaria para enfrentarse a la UD Las Palmas, el club organizó un acto simbólico con la peña local, en el que se realizó un intercambio de obsequios y se compartió un momento especial con algunos miembros de la directiva.

Representante de la Peña Bética Gran Canaria con Alexis Trujillo. Foto: P.beticagrancanaria.

«No hay obstáculos para la pasión verdiblanca»


La distancia geográfica entre Andalucía y Canarias, de más de mil trescientos kilómetros, no es un obstáculo para la pasión verdiblanca. Los béticos en las islas superan los retos que implica seguir un equipo tan lejos, adaptándose a los horarios de los partidos, a la falta de acceso físico al Benito Villamarín y a las limitaciones para acudir a los encuentros en Sevilla.

Sin embargo, el compromiso permanece intacto gracias al trabajo de las peñas, que organizan actividades, encuentros y la posibilidad de ver los partidos del equipo de manera conjunta. Esto permite que la emoción del fútbol se viva con intensidad y en comunidad. Este amor a distancia demuestra que el beticismo no es solo un mero interés deportivo, sino un vínculo emocional, profundo y constante, un auténtico estilo de vida.

La Peña Bética de Tenerife reunidos viendo un partido. Foto: p.beticatenerife.

El Real Betis Balompié es mucho más que un club de fútbol para esa afición bética que reside en Canarias y que sienten los colores dentro del alma. Es un símbolo de identidad, un refugio de alegría y lucha, un vínculo que une a personas que por muy lejos que estén llevan al Betis en la sangre. Desde las orillas del Atlántico, la afición verdiblanca mantiene viva una llama que ni la distancia, ni el tiempo han logrado apagar. Porque el beticismo real, no entiende de fronteras. Es pasión pura y firme. Manquepierda, siempre.

Lo último sobre Sociedad

Ir a Top