La muestra pretende reflexionar sobre la migración y acercar la realidad a otros entornos. Foto: Luz Sosa

‘Las Raíces’, una exposición para visibilizar las historias de las personas migrantes

Solidaridad

La Plaza de la Catedral de La Laguna acoge hoy sábado, 10 de diciembre, la exposición fotográfica y narrativa Las Raíces, desde las 12.00 a las 20.00 horas. La muestra, realizada por la fotógrafa Luz Sosa con textos escritos por Paula Fernández, se compondrá de veinte retratos con historias de vida y experiencias de las personas migrantes en el macrocampamento de Las Raíces, a principios del año 2021, para «llevar el campamento a la calle y tratar la migración desde la empatía y desde los derechos humanos».

Paula Fernández, escritora de los textos del proyecto e investigadora en la Universidad de La Laguna, explica que la iniciativa pretende «visibilizar elementos que se ocultan bajo el enfoque numérico de la migración y jugar con el significado de la palabra raíz para subrayar la paradójica situación de las personas migrantes que ven sus vidas suspendidas en un lugar que se denomina Las Raíces porque… ¿cómo echar raíces en un contexto de vulneración de derechos humanos?».

Los textos, como indica Fernández, son muestras resumidas de las conversaciones mantenidas con cada uno de sus protagonistas, sentados a las afueras del macrocampamento, a la sombra de los eucaliptos, en las que les preguntaban sobre sus sueños, sobre sus aspiraciones y en las que trabajaron la escucha y la empatía.

«Cada uno nos trasladaban cuestiones que eran casi compartidas: todos buscaban tener una vida tranquila, crear una familia, ayudar a familiares en sus países de origen, trabajar en lo que les gusta, etc. Nos resonaron como objetivos que podríamos tener nosotras o cualquiera en nuestro entorno. Ahora bien, la atroz diferencia es que ellos para migrar habían tenido que hacer una travesía de extremo peligro y se encontraban en un lugar que no los cuidaba como seres humanos», expresa.

Personas con nombres y rostros


Tras acercar la exposición a distintos centros educativos y acompañarla con charlas con objeto de «recordar que la migración es algo inherente al ser humano, un derecho fundamental y que hay que abogar por la seguridad en los flujos migratorios», para Fernández esta nueva oportunidad supone una herramienta más para «poner encima de la mesa temas que nos interpelan».

La exposición en el Instituto Daute del municipio tinerfeño de Los Silos. Foto: Luz Sosa

En esta línea señala la problemática que producen los medios de comunicación al abordar la migración desde un punto de vista numérico, puesto que, como agrega, este «acercamiento aislado» puede contribuir a la «deshumanización» de las personas migrantes. «Por eso, nos resulta importante apelar a la empatía porque no solo ayuda a entenderla y no verla como un problema, sino a darnos cuenta de que el verdadero problema es el racismo y la xenofobia», resalta.

«Las cicatrices siguen ahí como símbolo de las continuas heridas y agresiones»


Como comenta Fernández, actualmente, las fotografías se encuentran dañadas a la altura de los cuellos por una agresión racista que sufrió la exposición en octubre de 2021, en el marco del Festival de Literatura de Viajes Periplo en el Puerto de la Cruz.

«Aquella acción deleznable, suscitó el nacimiento de un movimiento vecinal que comenzó por repararlos y dejar mensajes de apoyo a las personas migrantes y de rechazo al racismo. Con dichos mensajes, el compositor Fernando Ortiz y el escritor Javier Rodríguez crearon la letra de una canción titulada Personas Arcoíris que la Asociación Cultural Reyes Barlet ha estado trabajando en los colegios del municipio», indica.

La escritora destaca la decisión de dejar las marcas como símbolo de las continuas heridas y agresiones que sufren las personas migrantes por «querer perseguir un sueño o tener un proyecto de vida digno» y, además, defiende que «como sociedad nos podamos posicionar y rechazarlas con una respuesta creativa, que defienda la igualdad y la convivencia».

Fernández anima al público de todas las edades a que se detenga a observar, aunque sea, alguno de los retratos porque «las historias reales contribuyen a cultivar dicha empatía, a percatarnos de las cuestiones que nos unen y a reflexionar sobre el origen de las diferencias en el trato recibido».

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