“La ULL me hace sentir en desventaja por tener una discapacidad”

ULL

17 años en silla de ruedas, desde que sufrió un accidente que le causó una lesión medular, campeón y récord de España en varias ocasiones de la modalidad deportiva de Parapowerlifting (halterofilia adaptada) o primer estudiante de Medicina de la Universidad de La Laguna con esta discapacidad, son algunos de los aspectos que llenan el currículum de Airán Fernández Rodríguez. Una vida llena de obstáculos, como los que tiene que superar a diario en la Facultad de Ciencias de La Salud, donde «se siente en desventaja por tener una movilidad reducida».

Hace unas semanas este joven estudiante de tercero de Medicina publicaba en su perfil de Facebook varias imágenes denunciando una situación que «le malgasta energía, le produce ansiedad, malestar y le hace perder tiempo de estudio». El motivo desencadenante, no poder acceder al aula donde se impartía una clase práctica. Al aula de Habilidades de Enfermería solo se puede llegar a través de escaleras…

A raíz de este problema, sus compañeros de curso se negaron a dar la lección, por lo que se trasladó la misma a un espacio más accesible. «Todo el problema viene por la falta de organización y concienciación que hay en nuestra universidad. Que no son tanto las deficiencias físicas, que las hay, sino la falta de  planificación a principio de curso», asevera.

«Le pondría un cero a la Universidad en términos de accesibilidad, sobre todo en concienciación»


La Ley de Discapacidad Nacional se remonta al año 1995, con un Decreto que la aprueba desde el 97. Dicha normativa debía ser cumplida en un plazo máximo de diez años, es decir en 2007, por lo que desde entonces la ULL tendría que ser accesible al completo. Ante esto, Airán Fernández no oculta la crítica: «Le pongo un cero a la Universidad. Demuestra empatía cero con las personas con movilidad reducida».

Es verdad que se han producido ciertas reformas, como nuevas plazas de aparcamiento en la Facultad de Ciencias de la Salud, se han asfaltado accesos, nuevos baños adaptados o los recientes ascensores (aún queda instalarlos) para acceder al Decanato y al laboratorio de Farmacología, pero aún así para Airán estas medidas no son suficientes: «Tengo que agradecerle a Rubí Rodríguez su labor como vicedecana de calidad, ya que está bastante pendiente de mí, pero ella no puede abarcar todo y siguen habiendo muchas deficiencias. Han hecho cosas, eso está claro, pero todo porque yo lo he solicitado. Estoy haciendo de trabajador social gratuitamente y perdiendo mi tiempo».

A estos problemas se le suman otros de diversa índole, como es el caso de las plazas de aparcamiento de Medicina, las cuales, en muchas ocasiones, están ocupadas por vehículos que no tienen el permiso correspondiente. «He visto furgones propios de la ULL aparcados en esos lugares, y el problema es que los encargados de seguridad no pueden estar para todo», afirma.

«Solo pido estudiar en las mismas condiciones que mis compañeros»


Asimismo, se encuentra con diversas barreras arquitectónicas en su vida académica como es el caso de la rampa que da acceso a la cafetería, consejería y bibliotecas de Medicina. «Es la única vía que tengo de acceso a estos lugares y en varias ocasiones que ha habido obras, la bloquean. Cuando hay una obra esta tiene que adaptarse a la accesibilidad no yo a ella. Hay mucho desconocimiento en este sentido».

Otra de sus quejas se centra en la Escuela de Ingeniería Agraria: «Es el colmo de la no accesibilidad y, encima, es de las pocas que cuenta con una sala de estudio que abre todo el día. Cuando voy tengo que avisar al vigilante, ya que dependo de  él  para que me abra la puerta. Además, a la entrada principal se accede a través de quince escalones, por lo que siempre tengo que ir con alguien para que me ayude. ¿Y si quiero ir solo qué hago?».

Y las dificultades siguen: «A la hora de hacer prácticas en el Hospital Universitario Nuestra Señora de Candelaria tengo que ser yo el que avisa que voy, pues la Universidad no lo hace. Tengo el mismo derecho que mis compañeros. Es un derecho fundamental de la Constitución. Mi derecho a la movilidad. Me da rabia que no tengan en cuenta a las personas con movilidad reducida. Solo pido estudiar en las mismas condiciones que mis compañeros».

Airán Fernández subraya que las personas con discapacidad suelen ser conformistas, sobre todo si nacen con ella. Pero no es su caso: «Yo no he sido discapacitado toda mi vida y por ello no soy conformista y lucho porque cambie esta situación. No quiero que se gasten grandes cantidades de dinero, pero sí me gustaría que tuvieran la predisposición y organización necesaria para tener previstos ciertos aspectos y tener una mayor capacidad de actuación en este sentido».

Lo último sobre ULL

Ir a Top