Barranco de Calabozo, Gran Canaria. Foto: Wikiloc

La revista ‘Sedimentology’ aborda un estudio en el barranco de Calabozo

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La revista internacional Sedimentology  dedica su última portada a una investigación en el barranco de Calabozo, en Gran Canaria. El artículo está firmado por Álvaro Rodríguez Berriguete, Ana María Alonso Zarza y Rebeca Martín García, los tres de la Universidad Complutense de Madrid, y por María del Carmen Cabrera, de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria. La revista Sedimentology es el órgano de comunicación de la International Association of Sedimentologists (Asociación Internacional de Investigadores en Sedimentología). El trabajo firmado por los españoles describe un fenómeno sorprendente para lo que es habitual en términos geológicos: la formación en unos veinte años de un paisaje similar al de las piscinas y cascadas turcas de Pamukkale en miniatura.

Los cuatro geólogos españoles han descubierto y descrito ese paisaje canario y han investigado su formación. Según explican en el artículo, el origen de la curiosa formación canaria está en el método de riego utilizado en algunas plataneras de la Isla. Para ese riego se utilizan aguas procedentes de pozos y galerías que son muy ricas en carbonato, calcio, magnesio, sodio y sílice junto con un alto contenido en CO2. La composición química de ese agua provoca que dentro de las tuberías que se usan para su transporte hasta los campos se produzca una gran precipitación de minerales que obstruyen habitualmente las tuberías. Una de las formas que tenían los agricultores canarios de evitar ese problema era dejar que el agua cayera desde las zonas altas por las laderas fuera de las tuberías hasta llegar a las zonas bajas. Y eso es lo que ocurrió en Calabozo y provocó la formación de este paisaje de piscinas y cascadas.

El depósito carbonático de Calabozo descrito en el artículo de Sedimentology se formó de esa manera en un espacio de tiempo que los investigadores calculan de no más de treinta años. Está situado en una ladera y ocupa unos veinte metros de altura por diez de anchura. Los científicos explican que se formó a partir del agua que salía por una tubería situada a media ladera, a unos 215 metros sobre el nivel del mar.

La vegetación de la ladera unida a la temperatura del agua, unos 31 grados centígrados, provocó la formación de estructuras rígidas al precipitar, como calcita, el carbonato cálcico contenido en el agua sobre las plantas. Estas barreras semicirculares generaron piscinas o estanques de entre uno y dos metros de diámetro que en la actualidad están secos.