En 1980 el Carnaval de Santa Cruz de Tenerife fue declarado Fiesta de Interés Turístico Internacional. Foto: PULL

La mejor fiesta del Mundo

Opinión

Feliz martes de Carnaval. Sí, hoy es martes de Carnaval, pero sin Carnaval. Este año no hay baile, ni fiesta, ni jolgorio. No hay murgas, ni comparsas, ni disfraces. Pero no es un día triste, hoy es un día para recordar de dónde viene esta fiesta que tanto se celebra en Canarias y que el turismo festeja de igual forma. Para llegar al principio de la historia hay que remontarse al siglo XVI cuando el rastro carnavalero llegó a las Islas gracias a las escalas de barcos en sus viajes a América.

Dos siglos pasaron y en el XVIII la Fiesta había alcanzado tal grado de popularidad que no había un tinerfeño que se la perdiera. Ricos y pobres olvidaban por momentos sus distinciones sociales. A pesar de que se considera una celebración pagana previa al Cristianismo, podría tener relación con un derroche de diversión antes de entrar en el luto que impone la Cuaresma. En esta época, las clases altas generalizaron el uso de las mascaras para ocultar su identidad sin saber que se convertiría en la esencia de estas fechas.

El Carnaval empezó a hacerse eco en otros lugares y, durante el siglo pasado, creció el número de turistas que viajaban para verlo. Murgas, comparsas, concursos de disfraces… La fiesta ya iba adoptando la apariencia actual. Su celebración se volvió oficial y en 1925 se elaboró el primer Programa del Carnaval de Tenerife y el Ayuntamiento pasó a hacerse cargo de su organización. Los años de la Dictadura no fueron los mejores para esta celebración. Intentó censurarse, aunque al final se aceptó bajo el nombre de Fiestas de Invierno. Desde 1980 el Carnaval de Santa Cruz de Tenerife tiene la distinción de Fiesta de Interés Turístico Internacional.

«En el carnaval de 2020, por un motivo ajeno a la Covid-19, se empezaron a ver las primeras mascarillas»

Y en 2021 se suspendió. Ya desde el año pasado se vieron los primeros indicios, como si el mundo supiera que no eran recomendable las aglomeraciones bajo la amenaza todavía silenciosa de una pandemia mundial. Además, en 2020, la calima también suspendió el Carnaval, aunque solo alguna noche. Resulta curioso que fuera en esa época y por un motivo ajeno a la Covid-19, cuando se empezaron a ver las primeras mascarillas.

Hace ya un año de eso y lo único que se puede hacer ahora es unirse responsablemente al #Yomemandolapeluca y quedarse en casa cargando el cuerpo de ganas para que en 2022 sí haya baile, fiesta y jolgorio. También comparsas y disfraces. Para que las reinas puedan entregar sus cetros y las murgas critiquen de nuevo. El Carnaval de 2022 será el mejor de la historia.

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