Estudiante de 4º curso en la EAC representando 'Ricardo III'. Foto: V. Reyes

La Escuela de Actores de Canarias vuelve el arte dramático en una profesión

Cultura / Ocio

La Escuela de Actores de Canarias (EAC) fundada en 1975 es un espacio educativo que enseña dramaturgia y actividades complementarias como danza, canto o escenografía. Del mismo modo, se considera como el Centro Superior de Arte Dramático en el Archipiélago desde 1996. «El arte dramático nos muestra una realidad que nos invita a reflexionar y analizar las cosas desde otra perspectiva», explica María Luján, directora de la academia. Recalca que «el teatro es una herramienta para formar a todas las personas, con esto aprenden a desarrollar y gestionar sus emociones».

Luján comenta que esta carrera consta de dos partes complementarias: práctica y teórica. El alumnado se instruye durante cuatro años y recibe clases focalizadas en la actividad actoral tanto de teatro como de cine. Además, expresa que el objetivo es «llegar a la excelencia en cualquiera de las materias que se imparten». Dentro de cada asignatura el estudiantado crea proyectos impulsados por la parte docente, como cortos, guiones o piezas teatrales. 

El alumnado de la EAC ensayando antes del estreno de la muestra de Teatro Clásico. Foto: V. Reyes

La EAC cuenta con treinta plazas y para entrar hay pruebas de acceso, y «en torno a ochenta solicitantes lo intentan cada año». Para tener la posibilidad de presentarte «hay tres vías». La primera es con el título de bachillerato; la segunda se aplica en caso de no tenerlo y ser mayores de edad, hay que aprobar un test de madurez; por último con la prueba de acceso a la universidad para mayores de 25 años.

La directora aclara que «el examen consta de una parte teórica y una práctica». La teórica consiste en un comentario de texto de una obra de teatro. El ejercicio práctico es más extenso, ya que la escuela ofrece cinco jornadas donde reciben formación de movimiento, voz e interpretación. «Según la nota obtenida entran los que mejor media tengan», puntualiza la dirigente y especifica que «suelen presentarse en torno a sesenta y ochenta aspirantes cada año». El alumno de último curso, Jorge Dorta, detalla que «las actividades más que duras son largas,  porque tienes que prepararte durante varios días para que el profesorado te vea».

«El estudiantado aprende a adaptarse a una dirección desconocida»


Luján describe la formación de dos talleres «en tercer curso uno sobre teatro contemporáneo y en cuarto otro de teatro clásico» y comenta que en ambos «se muestra una pieza teatral en su totalidad». Este bloque formativo es impartido por Luis O’malley, profesor de dramaturgia y director escénico. El docente declara que «ha sido muy cómodo trabajar con esta promoción». Manifiesta que «al no conocerse, el estudiantado aprende a adaptarse a una dirección desconocida como les va a pasar en su carrera».

El estudiante Jorge Dorta con su compañera interpretando su última obra en la EAC. Foto: V. R.

«La competitividad es buena cuando la tienes contigo, sino creo que es nociva. Quienes son así se suelen quedar por el camino», opina O’malley. De la misma manera, Dorta afirma que «hay mucho compañerismo» y que el alumnado quiere hacer «un montón de cosas, pero en caso de no poder conseguirlo se conforman y colaboran por el bien colectivo».

El joven artista habla de la importancia de la Escuela, ya que «exige interpretar mediante las emociones» y desarrolla que «es imprescindible expresar sentimientos sin sentirlos realmente para que después la persona no se quede mal». Aclara que «se tocan muchas ramas como la danza y el canto, pero en menor medida puesto que la carrera es actuación».

«La Escuela trata de invitar a personalidades importantes»


Luján argumenta que la EAC no produce nada, porque es centro de formación. Aún así, aclara que dentro de las asignaturas como interpretación cinematográfica o actuación ante la cámara «el profesorado impulsa a desarrollar cortos partiendo de un concepto o idea determinada» y puntualiza que «hay mucho trabajo de clase».

Asimismo, «la Escuela trata de recibir o invitar a personalidades importantes de la docencia y actuación», dice Luján. Añade que «de esta manera el alumnado tiene feedback con las personas que han salido de Escuelas de Arte Dramático de distintas partes de España». Afirma que el estudiantado «está en una burbuja hasta que acaba cuarto» y así «conocen el éxito, ya sea como escritor, interprete o dirección de sus iguales y ven posibilidades de cómo seguir su camino».

La directora comenta que «el problema es que lo que no sale en televisión parece que no existe, pero no es verdad». El mundo de las artes artes escénicas «suele quedar apartada». Asimismo, concreta que «todo arte que se crea tiene un trasfondo», puesto que «ayuda a la sociedad a seguir como seres humanos». Concluye que con esto «se tiene una mente más abierta y hace a los individuos más receptivos, porque hay mucha carencia de tolerar».

Lo último sobre Cultura / Ocio

Ir a Top