La constancia, un secreto a voces

Fitness

El estilo de vida saludable gana cada vez más adeptos en la sociedad de hoy en día y eso no es un secreto para nadie. La conciencia fitness está muy extendida y no hay más que fijarse en los parques repletos de gente practicando ejercicio al aire libre o, en cambio, en los gimnasios. En los comienzos de semana muchas personas deciden tomar las riendas de su salud e iniciar el camino hacia un cuerpo de ensueño comiendo sano y sudando la gota gorda. Sin embargo, cuando los resultados no son visibles, dicha motivación va decayendo y da paso a la frustración que, junto con el cansancio y la rutina, pueden llevar al abandono de nuestras metas.

Más allá de los clásicos 21 días


Hay que entender desde el principio que el deporte es una carrera de fondo. Desde los deportistas de élite, hasta aquellos que simplemente quieren mantenerse saludables, deben llevar un proceso de adaptación al principio, además de ser conscientes de que los resultados visibles llegarán tarde o temprano con paciencia. La motivación es un arma de doble filo que viene impulsada por la dopamina del primer momento, pero tiene fecha de caducidad y si no se convierte en un hábito, no sirve de nada.

La constancia y la disciplina es lo que realmente se pone a prueba durante los primeros meses de trabajo físico porque las excusas siempre están a la orden del día. Si no es porque está lloviendo para salir a correr, es porque llegamos a casa cansados directos al sofá sin haber comido de manera correcta o porque el trabajo o los estudios no dejan tiempo para nada más. Todo ella crea un hábito que tarda mucho más que los famosos 21 días.

Por ello, es que no hay que dejarse llevar solo por la euforia del momento, sino tomar esas ganas como el impulso de salida para idear un plan. En primer lugar, hay que fijarse metas reales, aunque sean pequeñas, para ir cumpliéndolas poco a poco y que el efecto de la motivación dure un poco más mientras se construye el hábito del deporte. El poder del papel es mayor de lo que se piensa, por lo que muchas veces poner el plan por escrito ayuda a tener las ideas claras y cumplirlo. De esta manera, cuando la desmotivación llegue, hay un recordatorio constante de la meta.

El hábito es la clave del éxito


La organización es fundamental en esta etapa. Si no hay tiempo de cocinar todos los días, siempre se puede reservar uno o dos días a la semana para hacer una compra saludable y dejar los alimentos lavados, cortados, cocinados e incluso empaquetados para cogerlos de la nevera y llevarlos siempre encima. Levantarse un poco antes es muy buena idea para aprovechar las mañanas y no ir tan a contrarreloj. La prisa es mala consejera.

Además, hay que escoger la modalidad que le llene a cada quien, no lo que esté de moda, porque lo importante durante el comienzo es disfrutar de los entrenamientos, dejarse llevar por las sensaciones del cuerpo y descubrir qué deporte hace que se eleven los suficiente nuestras endorfinas como para querer seguir. Cada cuerpo es diferente y cada cual tiene sus gustos, la comparación no tiene cabida. Así que no hay problema en probar diferentes tipos de ejercicios hasta dar con el indicado, ya que si te quedas con algo que no te llena, crear un hábito será imposible. Posiblemente los resultados tardarán en llegar, pero si el cuerpo se trabaja de la forma correcta tendremos resultados a largo plazo muy duraderos.

Pasado cierto tiempo, el deporte será algo natural para cada individuo porque estará interiorizado y no concebirá su vida sin él. Esa es la verdadera esencia del deporte, la idea de un estilo de vida y no de un golpe de motivación. Una idea sin una acción detrás es solo un sueño. Además, no hay atajos o fórmulas milagrosas, es solo un trabajo de perseverancia que por muy complicado que parezca al principio, no es imposible.

Nada me gusta más que una buena mente traviesa y ágil para conversar. Curiosa por naturaleza, con ansias de comerme el mundo. Ando siempre en busca de la perfecta combinación de palabras.

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