La empresa sueca funciona de un modo parecido a los casinos y salones de juego. Foto: PULL

La cara b de Ikea

Opinión

Una vez dentro de cualquier tienda de Ikea la experiencia está claramente dirigida. El recorrido tipo laberinto no es casual: ha sido preparado para que la clientela pase por todos los espacios, desde cocinas perfectamente cuadradas hasta dormitorios enanos que, sorprendentemente, parecen cómodos y habitables. En cada sección, las personas no solo observan productos, sino que imaginan su vida teniéndolos. Esta teatralización del hogar genera una identificación emocional que convierte al simple objeto en necesidad.

Los objetos no están simplemente en estanterías, sino que forman parte de escenas domésticas que hacen referencia a la cotidianeidad y a la imaginación. Un sofá no es solo un asiento, sino el epicentro de un anochecer de domingo. Una estantería no es solo un mueble, sino la representación de orden, control y estética. Libros por aquí, cotufas por allá, peluches achuchables… Todo está más que pensado.

El comportamiento del personal también contribuye a dicha atmósfera. Su presencia es amable pero no pesada, siempre al tanto para ayudar. Además, los servicios complementarios como el de restauración, con platos típicos suecos como las albóndigas y la zona infantil permiten que el bagaje se prolongue y se viva en familia, con comodidad y sin prisas.

«Libros por aquí, cotufas por allá, peluches achuchables… Todo está más que pensado»

En La Palma, mi isla de origen, hay una de estas tiendas pero no tiene restaurante. Es la excepción. En cambio, hace muy poco estuve en el de La Laguna y es de ahí de donde saco esta vivencia tan diferente. Los pasillos infinitos sin vistas al exterior y llenos de acolchados sillones consiguieron que perdiera la noción del tiempo. Piensas que te sientas un instante a descansar y de repente ha pasado un cuarto de hora o más.

Puedes entrar a las seis de la tarde y de pronto te invitan a salir porque es la hora de cerrar. No hay momento en el que te puedas percatar de que se ha hecho de noche.

La empresa sueca funciona de un modo parecido a los casinos y salones de juego. Sabes la hora a la que entras pero no a la que sales. Y cuando lo haces, habrás gastado dinero y horas.