Educación, compromiso y servicios a la comunidad. En eso consiste el aprendizaje-servicio. Foto: PULL

Enseñar a aprender

Opinión

Educación, compromiso y servicios a la comunidad. En eso consiste el aprendizaje-servicio (APS), y no parece ser una mala propuesta si lo miramos así. Me atrevería a decir que a nuestro sistema educativo no le vendría mal plantearse iniciativas de este tipo. En un mundo como en el que vivimos, colaborar ya empieza a ser una tarea más que necesaria, que podría verse facilitada por este gran descubrimiento. Pero para que sea posible debe producirse un cambio, y no pinta nada fácil.

La enseñanza debe evolucionar para que el estudiantado, testigo de sus numerosas carencias, deje de memorizar contenidos que en cuestión de días ya habrá olvidado. Podríamos decir que el APS es la respuesta a un modelo educativo que no trata de hacer frente a las necesidades sociales y hoy más que nunca, estas deficiencias deben empezar a tratarse. Como alumna de Periodismo, observo de lunes a viernes cómo mi generación está dispuesta a involucrarse con el mundo que nos rodea, y que al igual que en el caso de PULL, no dudamos en aprovechar las oportunidades que se nos brindan.

¿Hasta qué punto estaríamos dispuestos a mejorar la sociedad si nos lo permitiesen?¿Y acaso alguien no considera rentable matar dos pájaros de un tiro? De hecho, llevar a cabo todo aquello que aprendemos nos permitiría interiorizarlo de verdad, como en una dimensión paralela en la que pudiesemos cambiar el reseteo por la comprensión.

La metodología comienza a estar presente

Son varios ya los centros educativos de España que cuentan con proyectos de este tipo, y no hay mejor ocasión para llevarlos a cabo que en plena crisis humanitaria. Es por ello, que en la Universidad de Almería han querido aplicar el aprendizaje-servicio para ayudar a las víctimas del COVID-19, con la iniciativa de mi aula a tu ventana.  Su finalidad es la de tratar de enviar un mensaje de ánimo a los colectivos más afectados por las consecuencias del virus (profesionales sanitarios, personas mayores o niños hospitalizados).

Depende de nosotros la posibilidad de ejercer un uso de la educación mucho más efectivo, pero por muy conscientes de ello que seamos, no podremos hacer nada sin el apoyo de quienes tienen la potestad para regularlo.

Por el momento, solo me queda lanzar mi alegato al aire y esperar a que sea atendido, será entonces cuando comiencen a formar ciudadanos competentes y capaces de alterar una realidad que merece ser salvada, la nuestra.

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