Salvador Pardo, en la Facultad de Humanidades. Foto: A. Domínguez

El viaje de Salvador Pardo por la arqueología y los nuevos horizontes

Artes y Humanidades

«El periodo que suelo trabajar es el de las primeras sociedades que trajeron la agricultura»

Salvador Pardo es un destacado arqueólogo y docente de la Universidad de La Laguna (ULL). Sus investigaciones se centran en las sociedades prehistóricas desde los aborígenes de Canarias hasta las últimas sociedades recolectoras de Europa. Analiza los aspectos fundamentales de la transición hacia la civilización desde una perspectiva reflexiva sobre la arqueología. Su dedicación a la búsqueda y la enseñanza reflejan un compromiso con la historia y todo lo que abarca.

Desde joven sintió algo especial por la historia, esto lo llevó a decantarse a la hora de elegir estudios universitarios y pronto descubrió su pasión por la prehistoria. Mientras continuaba con sus estudios se iniciaba en el mundo de la arqueología como voluntario en excavaciones. Su primera experiencia fue en un poblado medieval en el sur de Alicante, esto marcó el comienzo de su trayectoria en la investigación arqueológica.

Entre los recuerdos más memorables del historiador se encuentran las primeras excavaciones que realizó: «En ellas convivía el alumnado y el equipo docentes durante tres o cuatro semanas y tuvimos experiencias muy interesantes». Durante su trayectoria profesional se ha visto obligado a viajar mucho por trabajo. «Son vivencias que aportan aspectos positivos a mis conocimientos pero que también implican sacrificios significativos como pasar largos intervalos de tiempo alejado de mis personas allegadas», afirma.

«Somos personas privilegiadas por poder contar con la tecnología de hoy en día»


El proceso de excavación arqueológica necesita de una planificación detallada. Primero se hace una prospección del terreno, donde se identifican posibles yacimientos en función del material encontrado. «Esta fase es crucial para ver dónde concentramos los esfuerzos para obtener resultados significativos», subraya. Con respecto a la percepción que tiene la gente, Pardo aclara que «no es como en las películas que excavas y tras muchas horas encuentras oro, siempre se van encontrando restos por el camino, salvo que llegues a algo diferente o excepcional».

Su proyecto favorito es el que desempeña en estos momentos, está ubicado a poca distancia de su vivienda, tiene un valor especial para él por el vínculo desarrollado. «En esta cueva es necesario trabajar con casco ya que los techos son muy bajos, de ahí su nombre, La Cueva de los Cabezazos«, afirma. Se trata de un yacimiento que data entre los años 600 y 1400 aproximadamente. Por otro lado, asegura que «me encanta estudiar este mundo pero que no me habría gustado vivir en esa época, somos personas privilegiadas por poder contar con la tecnología de hoy en día».

Salvador Pardo y su equipo de investigación en ‘La Cueva de los Cabezazos’. Foto: A. Gutiérrez

De manera personal, admira dos investigaciones arqueológicas en las que le habría encantado participar: la excavación de Lucy, el primer Australopithecus africano que se encontró, que fue nombrado así por la canción de los Beatles que escuchaba el excavador, y el yacimiento de Çatalhöyük en Turquía, considerada la primera ciudad conocida con templos y urbanismo detallado.  Ambas representan hitos valiosos para comprender la evolución y la historia de la civilización.

«Si tuviera que elegir entre investigar y escribir o enseñar, me inclinaría por la docencia»


Pardo ha contribuido al campo de la arqueología con unas ochenta publicaciones que incluyen libros o artículos. Aunque reconoce el desafío de escribir, sobre todo en inglés, ya que es la lengua en la que más le exigen hacerlo, valora enormemente esta labor y demuestra su agrado por el proceso de investigación. Sin embargo, confiesa que «si tuviera que elegir entre investigar y escribir o enseñar,me inclinaría por la docencia»

De todas sus publicaciones, tiene un cariño especial por una que realizó justo después de terminar su tesis doctoral. Este trabajo, titulado Sistemas complejos adaptativos y simulación computacional en Arqueología, recoge cinco años de esfuerzo y dedicación. Cabe destacar el reconocimiento que ha obtenido en revistas de renombre internacional, como el Journal of Archaeological Sciences y, a nivel nacional, en Trabajos de Prehistoria, lo que demuestra el impacto de su investigación en la comunidad académica.

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